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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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providencia divina. Debería notarse, sin embargo, que la culpa de tan inmundo ultraje no se atribuye a la población en<br />

general de Gabaa. 29. despedázala con sus huesos en doce partes—La falta de gobierno regular justificaba una<br />

medida extraordinaria; y seguramente, no se habría podido idear ningún otro método más seguro para despertar el<br />

horror y la indignación que este terrible acto del levita.<br />

CAPITULO 20<br />

Vers. 1–7. EL LEVITA EN ASAMBLEA GENERAL <strong>DE</strong>C<strong>LA</strong>RA SU CAUSA. 1. reunióse la congregación como un<br />

solo hombre—Como resultado de la inmensa sensación provocada por la tragedia de Gabaa, se reunió una asamblea<br />

nacional, en la cual “los principales de todo el pueblo”, aparecieron como delegados. en Mizpa—El lugar de la<br />

reunión (porque había otras Mizpas). era una ciudad en los confines de Judá y Benjamín (Josué 15:38; 18:26).<br />

Frecuentemente se tenían allí asambleas en años posteriores (1 Samuel 7:11; 10:17), y estaba a corta distancia de Silo.<br />

La frase “A Jehová” puede entenderse en sentido general como consulta al oráculo. Esta circunstancia, junto con la<br />

designación de la asamblea como “reunión del pueblo de Dios”, parece indicar que entre las pasiones excitadas de la<br />

nación, los presentes sentían la profunda gravedad de la ocasión, y que adoptaran los mejores medios para mantener<br />

una conducta conveniente. 3. los hijos de Benjamín oyeron que los hijos de Israel habían subido a Mizpa.—<br />

Algunos suponen que se habría pasado por alto a Benjamín, pues el crimen había sido perpetrado en el territorio de<br />

aquella tribu, y que el cadáver de la concubina había sido dividido en doce partes, y dos partes enviadas a Manasés, y<br />

una parte a cada una de las divisiones de la tribu. Pero lo más probable es que Benjamín hubiese recibido una llamada<br />

formal como las demás tribus, pero prefirió tratarla con indiferencia y desprecio altivo. 4–7. El varón levita, marido<br />

de la mujer muerta, respondió y dijo—El marido agraviado hizo un relato breve y claro del trágico ultraje, en el cual<br />

parecía que había sido usada la fuerza, lo cual él no podía resistir. Su testimonio, sin duda, fué corroborado por su<br />

sirviente y por el anciano efrateo. No hacía falta una descripción muy vívida para despertar los sentimientos de la<br />

asamblea. Los hechos hablaban por sí mismos, y produjeron un común sentimiento de execración y venganza.<br />

8–17. SU <strong>DE</strong>CRETO. 8. todo el pueblo, como un solo hombre—La unanimidad extraordinaria que prevalecía,<br />

demuestra que a pesar de los grandes desórdenes producidos en muchas partes, el pueblo era de corazón sano. Y<br />

recordando su pacto con Dios, ahora sentía la necesidad de borrar una mancha tan inmunda en su carácter como<br />

pueblo. Se resolvió que los habitantes de Gabaa fueran sometidos a un castigo merecido. Pero las resoluciones eran<br />

condicionales, porque la ley común de la naturaleza y de las naciones, exige que se haga una investigación, antes de<br />

cometer un acto de hostilidad o venganza, y fueron despachados mensajeros por todo el territorio de Benjamín, con el<br />

mandato de que los delincuentes fuesen inmediatamente entregados o ejecutados. La petición fué justa y razonable, y<br />

al rechazarla, los benjamitas virtualmente se hicieron partícipes de la querella. No hemos de suponer que los<br />

miembros de esta tribu fueran insensibles o indiferentes al atroz carácter del crimen cometido, en su tierra. Pero su<br />

patriotismo y su amor propio fueron ofendidos por la manifestación hostil de las otras tribus. Por ambos lados<br />

estaban inflamadas las pasiones; pero evidentemente los benjamitas incurrieron en una grave responsabilidad por la<br />

actitud de resistencia que asumieron. 14–17. los de Benjamín se juntaron de las ciudades a Gabaa—Por grande que<br />

fuese su valor, nada más que una pasión ciega y una obstinación inflexible, habrían podido llevarlos a salir al campo<br />

con sus hermanos con semejante disparidad de números. 16. ambidextros, todos los cuales tiraban una piedra con la<br />

honda a un cabello, y no erraban—La honda es una de las armas más antiguas usadas en la guerra. La honda hebrea<br />

probablemente era similar a la de Egipto, consistente en una correa de cuero, ancha en medio, con un ojal en un cabo,<br />

por el cual era firmemente tenida en la mano; el otro cabo se soltaba cuando se tiraba la piedra. Los diestros en el uso,<br />

como lo eran los benjamitas, podían dar en el blanco sin fallar. Una honda buena podía enviar con fuerza una piedra a<br />

200 metros.<br />

18–28. LOS HIJOS <strong>DE</strong> ISRAEL PIER<strong>DE</strong>N CUARENTA MIL. los hijos de Israel … [PAG. 218] subieron a la casa<br />

de Dios—Esta consulta en Silo estaba bien. Pero ellos deberían haber consultado a Dios en el principio de sus<br />

actividades. En vez de esto hicieron todos sus planes, como si la guerra fuera justa e inevitable, y el único tema de su<br />

consulta tenía que ver con la prioridad de las tribus, asunto que probablemente habían discutido en la asamblea. Si<br />

hubieran pedido consejo a Dios antes, su expedición se habría proyectado sobre un principio diferente, tal vez con la<br />

re ducción del número de guerreros, como en el caso de Gedeón. Como fué, el vasto número de voluntarios formó<br />

una fuerza excesiva y pesada, incapaz de una acción enérgica y unida contra un ejército pequeño, compacto y bien<br />

dirigido. Sobrevino el pánico, y las tribus confederadas en dos batallas sucesivas, tuvieron grandes pérdidas. Estos<br />

desastres (a pesar de que el ataque contra Benjamín fué divinamente autorizado) los abrumaron de dolor y vergüenza.<br />

Reflexionaron, y llegaron a reconocer su culpa por no suprimir la idolatría nacional, como también por confiar tan

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