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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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desierto”, alude al paso de Israel por dicho lugar a su salida de Egipto para Canaán (Salmo 68:7), cuyo guía era<br />

Jehová; otro tanto acaecerá en la futura restauración de Israel, de la cual la de Babilonia fué sólo un tipo (no la plena<br />

realización; pues el camino por donde regresaron de ésta no fué a través del “desierto”). En el lugar donde Juan<br />

predicaba (a saber, en el desierto, tipo de este mundo, que es un desierto moral), a los oyentes se les manda preparar<br />

el camino del Señor, porque éste estaba por llegar allí [Bengel]. Juan, aunque fué seguido inmediatamente por el<br />

Mesías que había de padecer, es más bien el heraldo del Mesías que ha de reinar, como Malaquías 4:5, 6 (“antes que<br />

venga el día de Jehová grande y temible”) lo prueba. Mateo 17:11 (cf. Hechos 3:21) insinúa que no se alude<br />

exclusivamente a Juan; que, aunque en cierto sentido Elías ha venido, en otro, tiene todavía que venir. Juan era el<br />

metafórico Elías, que venía “en el espíritu y poder de Elías” (Lucas 1:17); el pasaje de Juan 1:21, donde el Bautista niega<br />

que él sea el real Elías, concuerda con esta opinión. El pasaje de Malaquías 4:5, 6 no puede haber recibido su total<br />

cumplimiento en la persona de Juan el Bautista, pues los judíos siempre lo entendieron como el literal Elías. En efecto,<br />

así como ha de haber otro consumador advenimiento del Mesías, así también puede ser que haya otro de su precursor<br />

Elías, quien se hallaba asimismo presente en la transfiguración. Jehová—como esto se aplica a Jesús, él debe ser Jehová<br />

(Mateo 3:3). 4. Los monarcas de Oriente, cuando emprenden un viaje, envían heraldos delante de sí para que eliminen<br />

los obstáculos del camino, hagan levantar terraplenes en los valles y nivelen las calzadas. Asimismo el deber de Juan<br />

era llevar el pueblo a la obediencia de la Ley, eliminando toda confianza propia, todo orgullo en cuanto a privilegios<br />

nacionales, toda hipocresía e irreligión, de manera que estuviesen listos para su venida (Malaquías 4:6; Lucas 1:17). lo<br />

torcido—los declives. 5. la verá—La Versión de los Setenta dice: “verá la salvación de Dios”. Así Lucas 3:6 (cf. Lucas<br />

2:30, esto es, el Mesías); pero es probable que el evangelista tomase estas palabras del cap. 52:10. que—Más bien:<br />

“Toda carne verá que la boca de Jehová lo ha hablado” [Bengel]. 6. Voz—la del mismo heraldo divino, como en el v. 3.<br />

Y yo—uno de los ministros o profetas (Nota, v. 1), cuyo deber era, bajo la dirección de “la voz”, “consolar al afligido<br />

pueblo del Señor con las promesas de mejores días”. Toda carne es hierba—La conexión es: Todas las cosas humanas,<br />

por más piadosas que sean, son transitorias; sólo son firmes las promesas de Dios (v. 8, 15, 17, 23, 24); semejante<br />

contraste ya fué sugerido en el v. 5, “Toda carne … la boca de Jehová”. Este pasaje se aplica evidentemente, según 1<br />

Pedro 1:24, 25, al mensaje evangélico del Mesías. (Cf. Juan 12:24; Santiago 1:10). 7. Viento de Jehová—(Salmo 103:16).<br />

El ardiente viento oriental de aquellos países enviado por Jehová (Jonás 4:8). el pueblo—Más bien, este pueblo [Lowth],<br />

que puede referirse a los babilonios [Rosenmuller], pero es mejor entender el género humano en general, como en el cap.<br />

42:5; así el v. 6, “toda carne”; toda esta raza; esto es, el hombre. 9. Mejor: “¡Oh tú, la que traes cosas buenas a Sión; tú, la<br />

que traes buenas nuevas a Jerusalén”. Tú es, de consiguiente, la personificación colectiva de los mensajeros que<br />

anuncian los misericordiosos propósitos de Dios a Sión (Nota, v. 1); el cap. 52:7, lo confirma [Vulgata y Gesenius]. Si se<br />

retiene la Versión Inglesa, el sentido será: el feliz mensaje tenía que ser proclamado primero a Jerusalén y luego serlo<br />

desde esta ciudad, como su centro, a toda “Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra” (Lucas 24:47, 49; Hechos 1:8).<br />

[Vitringa y Hengstenberg]. monte—Era costumbre de los que se proponían anunciar algo importante subirse a lo alto<br />

de una colina para que todos pudiesen ver y oír fácilmente (Jueces 9:7; Mateo 5:1). no temas—de anunciar a los<br />

expatriados que su futuro regreso a la patria estará acompañado de peligros en medio de los babilonios. El ministro<br />

del evangelio “debe abrir la boca osadamente” (Proverbios 29:25; Efesios 6:19). Veis aquí—especialmente en su<br />

segunda venida (Zacarías 12:10; 14:5). 10. con fortaleza—Más bien, como un valiente [Maurer]. O: contra el fuerte, a<br />

saber, Satán (Mateo 12:29; Apocalipsis 20:2, 3, 10). [Vitringa]. brazo—poder (Salmo 89:13; 98:1). se enseñoreará—esto<br />

es, él no necesita buscar la ayuda de nadie; pues en virtud de su inherente poderío logra el poder para sí (así el v. 14).<br />

su salario—esto es, la recompensa que dará a sus obreros por su trabajo (cap. 62:11; Apocalipsis 22:12). 11.<br />

apacentará—en lo cual están comprendidos todos los cuidados pastorales (Ezequiel 34:23; Salmo 23:1; Hebreos 13:20; 1<br />

Pedro 2:25). los llevará—aplicable a la restauración de Israel por el Mesías, como ovejas dispersas por todos los países e<br />

incapaces de trasladarse ellos mismos a su propia tierra (Salmo 80:1; Jeremías 23:3). Así como Israel “fué llevado en el<br />

seno” (esto es, en sus primeros días) (cap. 63:9, 11, 12; Salmo 77:20), así lo será también “en la vejez” (en sus últimos<br />

días) (cap. 46:3, 4). pastoreará suavemente—como hace un pastor sensato, que [PAG. 614] hace que las paridas<br />

“amamanten” sus crías (Margen de la V. I.) (Génesis 33:13, 14). 12. Para que los judíos no fueran a suponer que el<br />

descrito como pastor era un mero hombre, se le describe ahora como Dios. ¿Quién …?—¿Cuál otro, si no Dios, podría<br />

hacer eso? De consiguiente, aunque la redención y la restauración de su pueblo, predichas en este lugar, fuese una<br />

obra superior a la fuerzas del hombre, no deberían dudar de que tendrían cumplimiento, en vista de que todas las<br />

cosas son posibles para aquel que puede regular exactamente la proporción de las aguas cual si las hubiese medido con su<br />

mano (cf. v. 15). Pero Maurer traduce: “¿Quién puede medir?”, etc.; es decir, ¡cuán inmensurables son las obras de<br />

Dios! La primera explicación es mejor (Job 28:25; Proverbios 30:4). su palmo—el espacio desde la punta del dedo<br />

pulgar hasta el extremo del meñique extendidos; Dios mide los vastos cielos como uno mediría un pequeño objeto con<br />

el palmo de la mano. el polvo de la tierra—la tierra en su totalidad. Para él toda la tierra no es sino como unos granos<br />

de polvo contenidos en una diminuta medida (liter., la tercia de una medida). montes con balanza—dispuestos según las

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