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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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sitio correcto, pero éste no puede ser el trabajo de Absalom, pues evidentemente es de un estilo de arquitectura más<br />

reciente. 19. Entonces Ahimaas hijo de Sadoc dijo: ¿Correré ahora, y daré las nuevas al rey?—Los motivos de Joab<br />

para rechazar la oferta de Ahimas de llevar la noticia de la victoria a David, y más tarde de dejarlo ir junto con otro,<br />

son diversamente expresados por los comentadores. Pero no son importantes, y, sin embargo, el celo de los<br />

mensajeros, así como la ardiente ansiedad de los que esperaban noticias, se relata gráficamente. 23. por el camino de<br />

la llanura—O “ciccar”, círculo. La palabra sólo se usa en otra parte refiriéndose al valle del Jordán. Es posible que<br />

haya habido un lugar o región llamado así en la mesa de Galaad, como parece indicarlo la Versión de los Setenta. O<br />

puede ser que Mahanaim haya estado situada así en relación con el campo de batalla, como para ser más accesible por<br />

un declive a la llanura del Jordán, que a través de las colinas mismas. O la palabra puede significar, como explica<br />

Ewald, una manera de correr rápidamente. 24. Estaba David sentado entre las dos puertas—es decir, en la casa torre<br />

sobre la muralla que sobresalía la puerta de la ciudad; cerca estaba la torre del atalaya, sobre la cual estaba un<br />

centinela, como en tiempo de guerra, para dar aviso de todo acontecimiento. La delicadeza de la comunicación de<br />

Ahimas fué completada por la evidente claridad de la de Cusi. La muerte de Absalom le causó una grande aflicción, y<br />

es imposible no simpatizar con la expresión de sentimiento por la cual David mostró que todo recuerdo de victoria<br />

que él como rey había obtenido, desapareció completamente por la pérdida dolorosa que había sufrido como padre. El<br />

ardor extraordinario y la fuerza de su cariño por este hijo indigno, se desatan en la redundancia y vehemencia de sus<br />

dolorosas expresiones.<br />

CAPITULO 19<br />

Vers. 1–8. JOAB HACE QUE EL REY <strong>DE</strong>JE <strong>DE</strong> <strong>LA</strong>MENTARSE. 3. Entróse el pueblo aquel día en la ciudad<br />

escondidamente—El rumor de la condición desconsolada del rey infundió una tristeza general e inoportuna. Sus<br />

tropas, en vez de ser acogidas como se recibía siempre a un ejército victorioso, con música y otras demostraciones de<br />

regocijo público, se escurría secreta y silenciosamente en la ciudad, como si estuviesen avergonzadas por haber<br />

cometido algún crimen. 4. el rey, cubierto el rostro—Una de las sénales usuales de luto (véase cap. 15:30). 5. Hoy has<br />

avergonzado el rostro de todos tus siervos—Retirándote para entregarte a tu dolor, como si fueran desagradables a ti<br />

sus servicios, y enojosa su devoción. En vez de saludar su regreso con gozo y gratitud, les has negado la pequeña<br />

recompensa de verte. La reconvención de Joab era justa y necesaria, aunque fué pronunciada con dureza. El era de<br />

aquellos que echan a perder sus servicios importantes por la insolencia de sus modales; y que siempre despiertan un<br />

sentimiento de obligación en aquellos a quienes rinden algunos servicios. El habló a David en un tono de arrogancia,<br />

que a un súbdito no correspondía mostrar a su rey. 7. Levántate pues ahora, y sal fuera, y halaga a tus siervos—El<br />

rey sintió la verdad de la reprensión de Joab; pero la amenaza por la cual fué esforzada, fundada en la gran<br />

popularidad del general en el ejército, lo señaló como persona peligrosa; y esta circunstancia, y la violación de la<br />

orden implícita de que tratara benignamente a Absalom por amor de él, produjo en David un odio firme, el cual fué<br />

manifestado en sus últimas órdenes dadas a Salomón. 8. se levantó el rey, y sentóse a la puerta—Aparecía<br />

diariamente en el lugar acostumbrado para oír causas. vino todo el pueblo delante del rey—es decir, los nativos<br />

leales que habían quedado fieles a su gobierno y que habían peleado por su causa. Israel había huído—es decir, los<br />

adherentes de Absalom, quienes, en la derrota de él se habían desparramado y salvado mediante la fuga.<br />

9–43. LOS ISRAELITAS VUELVEN AL REY A JERUSALEM. 9. todo el pueblo porfiaba en todas las tribus de<br />

Israel—El reino estaba completamente desorganizado. Los sentimientos de tres partidos diferentes son representados<br />

en los vers. 9 y 10: los realistas; los adherentes de Absalom, quienes habían sido muy numerosos; y aquellos que eran<br />

indiferentes a la dinastía davídica. En estas circunstancias el rey tenía razón para no volver en seguida, como<br />

vencedor, para ascender nuevamente al trono. Era necesaria una reelección en alguna forma. Se quedó por algún<br />

tiempo al otro lado del Jordán, esperando ser invitado a volver. La invitación fué hecha pero sin la concurrencia de<br />

Judá; y David, chasqueado e irritado por la aparente tibieza de su propia tribu, despachó a los dos sumos sacerdotes<br />

para instar a los judaítas a tomar un interés prominente en su causa. Fué el acto de un político hábil; como Hebrón<br />

había sido la sede de la rebelión, fué acto cortés de su parte el alentarlos a volver a su lealtad y deber; y fué una<br />

instancia a su honor el no ser la última de las tribus. Pero este mensaje especial, y la preferencia dada a ellos motivó<br />

una explosión de celos entre las otras tribus que casi fué seguida por consecuencias fatales. 13. Asimismo diréis a<br />

Amasa, etc.—Este fué un golpe político diestro. David entendía perfectamente la importancia, para extinguir la<br />

rebelión, de sacar de aquella causa al único que la podría tener viva; entonces secretamente intimó su intención de<br />

elevar a Amasa al comando de un ejército en lugar de Joab, cuya arrogancia había llegado a ser insoportable. El rey<br />

justamente calculó que por temple natural así como también por gratitud por el perdón real, él se mostraría un<br />

servidor más dócil. Seguramente, David pensó con toda sinceridad cumplir su promesa. Pero Joab procuró retener su

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