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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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su propio asesinato, halló la justa recompensa de sus obras. La semejanza a Jeroboam se extiende a su muerte como<br />

también a su vida, el reinado de sus hijos y la ruina de sus familias. 8. comenzó a reinar Ela hijo de Baasa—(cf. cap.<br />

15:33). De esto se infiere que Baasa murió en el año vigésimo tercero de su reinado (véase 15:2), y Ela, que era príncipe<br />

de costumbres disolutas, no reinó dos años completos.<br />

9–22. <strong>LA</strong> CONSPIRACION <strong>DE</strong> ZIMRI. 9. hizo conjuración contra él su siervo Zimri—Durante una francachela<br />

en casa de su mayordomo, Zimri mató a Ela, y apoderándose de la soberanía, trató de consolidar su trono mediante la<br />

matanza de toda la parentela real. 15. reinó siete días—Las noticías de la conspiración pronto se esparcieron, y como<br />

el ejército había proclamado rey a Omri, su general, este oficial inmediatamente levantó el sitio a Gibbethón, y marchó<br />

directamente contra la capital en donde el usurpador se había establecido. Zimri pronto se dió cuenta de que no<br />

estaba en condiciones de hacer frente a todas las fuerzas del reino; de modo que, encerrándose en el palacio, le<br />

prendió fuego, y, como Sardanápalo, prefirió perecer él mismo y reducirlo todo a ruinas a que el palacio y todos los<br />

tesoros reales cayesen en manos de su afortunado rival. Los siete días de reinado pueden referirse a la breve duración<br />

de su autoridad real, o al período en que gozó, sin ser molestado, en la tranquilidad del palacio. 19. Por sus pecados<br />

que él había cometido—Este fin violento fué una justa retribución por sus crímenes. “Andando en los caminos de<br />

Jeroboam” puede haberse manifestado en el curso anterior de su vida, o en sus decretos publicados al ascender al<br />

trono, cuando procuró ganarse la simpatía del pueblo anunciando que continuaba apoyando el culto al becerro. 21, 22.<br />

Entonces el pueblo de Israel fué dividido en dos partes—Las facciones que siguieron dieron origen a cuatro años de<br />

anarquía y guerra civil (cf. v. 15 con v. 23). Sea cual fuere la opinión pública en cuanto a los méritos de Omri, una<br />

buena parte del pueblo desaprobó su elección, y se declaró a favor de Tibni. El ejército, sin embargo, según su norma<br />

en tales circunstancias (y tenía la voluntad de la providencia a su favor), prevaleció sobre toda oposición, y Omri vino<br />

a ser poseedor indisputable del trono. Thibni murió—El hebreo no nos permite determinar si su muerte fué violenta<br />

o natural.<br />

23–28. OMRI EDIFICA SAMARIA. 23. En el año treinta y uno de Asa rey de Judá, comenzó a reinar Omri—Los<br />

doce años de su reinado se calculan desde el año veintisiete del reinado de Asa. Durante cuatro años su reinado<br />

estuvo en contienda con Tibni; en la fecha de este versículo, entró en su reinado único y pacífico de ocho años. 24.<br />

compró él de Semer el monte de Samaria—Estando en ruinas el palacio de Tirsa, al elegir Omri un sitio para su<br />

palacio, tuvo en consideración dos cosas: placer y ventaja. Cerca del centro de un amplio valle rodeado de montañas,<br />

como a nueve kilómetros y medio de Siquem, se levanta una colina oblonga, con costados pendientes pero accesibles,<br />

y cumbre larga y plana, que se extiende de este a oeste, elevada unos 500 o 600 pies sobre el valle; allí edificó Omri su<br />

palacio. Esta ciudad vino a ser la capital del reino en lugar de Siquem. Fué como si Versalles hubiera tomado el lugar<br />

de París, o Windsor el lugar de Londres. Fué admirable la elección de Omri, pues éste era un lugar que ofrecía<br />

protección, hermosura y fertilidad, y estas cualidades no las reunía ningún otro lugar de Palestina. (Stanley). dos<br />

talentos de plata—684 libras esterlinas. Semer probablemente había puesto como condición de venta que el nombre<br />

fuese retenido. Pero como la ciudad y el palacio fueron edificados por Omri, estaba de conformidad con la costumbre<br />

oriental llamarlo por el nombre del fundador. Así lo hacían los asirios, y en una lápida sacada de las ruinas de Nínive<br />

fué hallada una inscripción acerca de Samaria, en la cual se le llama Beth‐khumri, la casa de Omri. (Bayard). (Véase 2<br />

Reyes 17:5). 25–27. Omri hizo lo malo—El carácter del reinado de Omri y su muerte son descritos en la forma<br />

estereotipada, respecto a todos los sucesores de Jeroboam tanto en cuanto a la política como al tiempo. 30. Achab hijo<br />

de Omri hizo lo malo a los ojos de Jehová sobre todos los que fueron antes de él.—El culto a Dios por medio de<br />

símbolos hasta ahora había sido la forma ofensiva de la apostasía de Israel, pero ahora la idolatría es patronizada<br />

abiertamente por la corte. Esto fué hecho por la influencia de Jezabel, la reina esposa de Acab. Ella era “hija de Ethbaal<br />

rey de los sidonios”. El era sacerdote de Astarot, o Astarte, quien, habiendo asesinado a Filetes, rey de Tiro, ascendió<br />

al trono de aquel reino, siendo el octavo rey desde Hiram. Jezabel era la digna hija de ese regicida y sacerdote Idólatra,<br />

y al casarse con Acab, no descansó hasta conseguir que fuesen introducidas todas las formas de su culto tirio. 32. hizo<br />

altar a Baal—es decir, el sol, adorado bajo imágenes diversas. Acab levantó [PAG. 284] uno (2 Reyes 3:2)<br />

probablemente como el Hércules tirio, en el templo de Samaria. No se ofrecían sacrificios humanos; el fuego ardía<br />

continuamente; los sacerdotes oficiaban descalzos; las danzas y los besos a la imagen (cap. 19:18) eran los ritos<br />

principales.<br />

<strong>LA</strong> MALDICION <strong>DE</strong> JOSUE CUMPLIDA EN HIEL <strong>DE</strong> BETHEL. 34. En su tiempo Hiel de Beth‐el reedificó a<br />

Jericó—(véase Josué 6:26). La maldición tuvo efecto en la familia de este hombre atrevido; pero si su hijo mayor murió<br />

cuando se echaba el cimiento, y el menor a la terminación de la obra, o si perdió todos sus hijos en sucesión rápida<br />

hasta que al fin de la empresa se halló sin hijos, la forma poética de la maldición no lo da a entender. Algunos

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