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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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sagrada que, por Cristo, la gran ofrenda pacífica, gozan los creyentes. (Véase también caps. 19, 22) el sebo que cubre<br />

los intestinos—o sea, la tela sobre los riñones que se presenta a la vista cuando se abre el vientre de una vaca. el sebo<br />

que está sobre las entrañas—que se adhiere a los intestinos, pero que es fácil de quitar; o, según otros, el que está<br />

junto al ventrículo. 4–11. los dos riñones … de ovejas … la cola entera—Hay en los países orientales un especie de<br />

ovejas, cuyas colas son de no menos de cuatro pies y medio de largo. Estas colas son de una sustancia entre sebo y<br />

meollo. Una oveja de esta clase pesa 27 a 32 kilos, de lo cual la cola generalmente pesa de seis kilos para arriba. Esta<br />

especie es por mucho la más numerosa en Arabia, Siria y Palestina, y, formando probablemente una grande<br />

proporción en las manadas de los israelitas, parece haber sido la clase que generalmente sacrificaban sobre los altares<br />

judíos. El tamaño y la delicia extraordinarios de sus colas daban una importancia adicional a esta ley. Mandar por una<br />

ley expresa que la cola de una oveja británica fuese ofrecida en sacrificio a Dios, bien podría sorprendernos; pero<br />

dejamos de maravillarnos cuando se nos cuenta de aquellas ovejas de colas anchas, y de la extrema delicadeza de<br />

aquella parte que fué tan particularmente especificada en el estatuto. (Paxton.) 12. si fuere cabra su ofrenda—Sea ésta<br />

o cualquiera de las otras dos que fuera elegida, las mismas direcciones generales habían de ser seguidas en la<br />

ceremonia de ofrendar. 17. ningún sebo ni ninguna sangre comeréis—Los detalles dados arriba señalan<br />

distintamente la gordura de los animales que no había de ser comida, de modo que toda la demás, cualquiera<br />

adherida a otras partes, o entremezclada con ellas, podía usarse. La prohibición de la sangre se fundaba sobre una<br />

base distinta, siendo destinada a conservar una reverencia para el Mesías, quien había de derramar su sangre como un<br />

sacrificio expiatorio por los pecados del mundo. (Brown.)<br />

CAPITULO 4<br />

Vers. 1, 2. OFRENDA POR EL PECADO EN IGNORANCIA. 2. Cuando alguna persona pecare por yerro en<br />

alguno de los mandamientos de Jehová—Todos los pecados pueden considerarse, en cierto sentido, como cometidos<br />

por ignorancia, error o equivocación de los verdaderos intereses de un mismo. Los pecados, sin embargo, referidos en<br />

esta ley eran violaciones de las leyes ceremoniales sin intención, violaciones cometidas a causa de la prisa o<br />

inadvertencia de algún precepto negativo, las que, si eran hechas a sabiendas u obstinadamente, habrían denotado<br />

castigo capital. obrare contra alguno de ellos—Para entender el sentido, es necesario agregar: “traerá una ofrenda por<br />

el pecado.”<br />

3–35. OFRENDAS <strong>DE</strong> LOS SACERDOTES POR EL PECADO. 3. Si sacerdote ungido pecare—o sea, el sumo<br />

sacerdote, en quien, considerándose su carácter como mediador típico, y su exaltado puesto, tenía el pueblo el más<br />

profundo interés; y cuya transgresión de alguna parte de la ley divina, por lo tanto, aunque cometida inconsciente o<br />

descuidadamente, era una falta muy seria, tanto en cuanto a sí mismo como individuo, como por la influencia de su<br />

ejemplo. Esto se refiere principalmente a él, aunque el orden común del sacerdote estaba también incluído en la regla.<br />

según el pecado del pueblo—o sea, traer culpa sobre el pueblo. Había de tomar un becerro (siendo mencionados<br />

expresamente la edad y el sexo), y habiéndolo matado de acuerdo con la forma prescrita para los holocaustos, había<br />

de llevarlo al lugar santo, y rociar la sangre expiatoria siete veces ante el velo, y con el flúido carmesí marcar los<br />

cuernos del altar áureo del incienso, de paso al patio de los sacerdotes ‐solemne ceremonial establecido sólo para<br />

casos graves y nefandos, y que significaba que su pecado, aunque hecho en ignorancia, había invalidado todo sus<br />

servicios; ni podría beneficiar o a él mismo o al pueblo algún deber oficial en que se ocupara, si no había sido expiado<br />

por la sangre. 11. el cuero del becerro, y toda su carne—En circunstancias ordinarias, éstos eran los emolumentos de<br />

los sacerdotes. Pero en la expiación por un pecado del sumo sacerdote, después que la gordura había sido ofrecida<br />

sobre el altar, la res muerta era llevada fuera del campamento, a fin de que la total combustión de la misma, en el<br />

lugar de las cenizas, pudiera indicar más notablemente la enormidad de la transgresión, y el horror con el cual él la<br />

consideraba (comp. Hebreos 13:12, 13). 13. si toda la congregación de Israel hubiere errado—como efecto de alguna<br />

negligencia culpable o alguna equivocación de la ley, el pueblo podría contraer culpa nacional, y una expiación<br />

nacional sería necesaria. El mismo sacrificio había de ser ofrecido como en el caso anterior, pero con esta diferencia en<br />

el ceremonial: que los ancianos o jefes de las tribus, como representantes del pueblo, y siendo los provocadores [PAG.<br />

97] principales por descarriar a la congregación, pondrían sus manos sobre la cabeza de la víctima. Entonces el<br />

sacerdote llevaba la sangre al lugar santo, donde, después de mojar su dedo en ella siete veces, rociaba las gotas siete<br />

veces ante el velo; hecho esto, volvía al atrio de los sacerdotes, y ascendiendo al altar, ponía una parte de la sangre<br />

sobre los cuernos; entonces la vaciaba toda al pie del altar. La gordura era la única parte del animal que se ofrecía<br />

sobre el altar; porque el cuerpo muerto, con sus pertenencias y sus desperdicios, era llevado fuera del campamento, al<br />

lugar de las cenizas, y allí consumido a fuego. 22–26. cuando pecare el príncipe, e hiciere por yerro algo contra<br />

alguno de todos los mandamientos—Cualquiera que fuera la forma de gobierno, el rey, el juez o el subordinado, era

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