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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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420<br />

Israel desde los días de Samuel—Un detalle por el cual fué distinguida esta pascua, fué la liberalidad de Josías. Pero<br />

lo que la distinguió sobre todas las solemnidades anteriores fué, no la grandeza imponente de las ceremonias, ni la<br />

inmensidad de la asamblea de adoradores, porque éstos, con excepción de unos pocos del reino de Israel, se limitaban<br />

a dos tribus; sino la devoción ardiente del rey y del pueblo, la desatención a costumbres puramente tradicionales, y la<br />

adherencia inusitadamente estricta, aun en los detalles más pequeños, a las formas de observancia prescriptas en la<br />

ley, el descubrimiento de una copia original de la cual había producido tan grande sensación. En vez de “desde los<br />

días de Samuel”, el autor de Reyes dice: “desde los días de los jueces que juzgaban a Israel”. El sentido es el mismo en<br />

ambos pasajes, pues Samuel concluyó la era de los jueces. todo … Israel—La gran mayoría de pueblo del reino del<br />

norte estaba en el destierro, pero algunos de los demás hebitantes hicieron el viaje a Jerusalem en esta ocasión. 37.600<br />

corderos y cabritos pascuales fueron empleados, así que, contando diez personas por cada compañía, daría 376.000<br />

personas que asistían a la fiesta. 19. Esta pascua fué celebrada en el año dieciocho del rey Josías—“Se dice (2 Reyes<br />

22:3) que Josías envió a Safán a Hilcías en el octavo mes de aquel año”. Si este dicho descansa sobre base histórica,<br />

todos los acontecimientos relatados aquí (desde cap. 34:8 a cap. 35:19) tienen que haber acontecido como en el espacio<br />

de cinco meses y medio. Entonces tendriamos prueba de que el año octavo del reinado de Josías se contaba desde el<br />

otoño (cf. cap. 29:3). “El mes octavo” del año sagrado en el año décimo octavo de su reinado, sería el segundo mes de<br />

su año décimo octavo, y el primer mes del nuevo año sería el séptimo mes. (Bertheau.)<br />

20–27. SU MUERTE. 20. Después de todas estas cosas, luego de haber Josías preparado la casa—Más<br />

probablemente él calculaba que la restauración del culto divino, con el avivamiento de una religión vital, conduciría,<br />

según la promesa de Dios y la experiencia uniforme del pueblo hebreo, a un período de paz firme y prosperidad<br />

creciente. Sus esperanzas fueron defraudadas. Fué breve el intervalo hermoso de tranquilidad que siguió a su<br />

restablecimiento de la verdadera religión. Pero hay que notarse que esta interrupción no procedió de alguna<br />

infidelidad en la promesa divina, sino del estado al cual el reino de Judá había llegado por la apostasía, la cual estaba<br />

trayendo sobre él los juicios de Dios desde hacía tiempo amenazados pero por largo tiempo postergados. Nechao rey<br />

de Egipto subió a hacer guerra en Carchemis junto a Eufrates—Necao, hijo de Sammética, subió al trono de Egipto<br />

en el año vigésimo de Josías. Era rey audaz y emprendedor; entró de todo corazón en la lucha que los dos grandes<br />

poderes de Egipto y Asiria, desde hacía mucho tiempo, mantenían por la ascendencia política. Cada uno, celoso de los<br />

movimientos agresivos de su rival, estaba deseoso de tener a Palestina como barrera fronteriza. Después de la derrota<br />

de Israel, el reino de Judá vino a ser por este motivo doblemente importante, y aunque el rey y el pueblo tenían una<br />

fuerte inclinación hacia una alianza con Egipto, sin embargo desde el tiempo de Manasés, Judá había llegado a ser un<br />

vasallo de Asíria, y Josías, fiel a sus obligaciones políticas no menos que a sus religiosas, se sentía obligado a apoyar<br />

los intereses de su soberano asirio. Entonces, cuando “Necao rey de Egipto subió a hacer guerra en Carquemis, salió<br />

Josías contra él”. Carquemis, sobre la ribera este del Eufrates era la llave de Asiria al oeste, y al ir allá el rey de Egipto<br />

debe haber transportado sus tropas por más a lo largo de la costa de Palestina, hacia el norte. Josías, como vasallo fiel,<br />

resolvió oponerse a la marcha de Necao a través de la parte septentrional del país. Se encontraron en el valle de<br />

Megiddo, el valle o llanuras de Esraelón. El rey egipcio había venido por agua. o por las llanuras de Filistia,<br />

teniéndose constantemente a lo largo de la costa, doblando por el ángulo del Monte Carmelo, y así hasta las grandes<br />

llanuras de Megiddo. Este no era solamente su camino más directo al Eufrates, sino la única ruta apta para sus carros,<br />

mientras que por este camino también dejaba a Judá y Jerusalem muy a su derecha. En este valle, sin embargo, el<br />

ejército egipcio necesariamente tenía que dirigirse a través del país, y fué en esta ocasión cuando Josías podría más<br />

prácticamente cortarle el paso. Para evitar la dificultad de cruzar el rio Cisón, Necao quedó al sur de él, y por lo tanto<br />

tuvo que pasar por Megiddo. Josías, al seguir con sus carros y caballería desde Jerusalem, tuvo que marchar hacia el<br />

norte por el camino principal, por Samaria por la via Kefr‐Kud (la antigua Caper‐Cotia) hasta Megiddo. (Van de<br />

Velde). 21. Y él le envió embajadores, diciendo: ¿Qué tenemos yo y tú, rey de Judá?—No deseando gastar tiempo y<br />

fuerzas inútilmente, Necao informó al rey de Judá que no tenía intención de molestar a los judíos; que su expedición<br />

se dirigía únicamente contra su antiguo enemigo asirio; y que la había emprendido por una comisión expresa de Dios.<br />

Los comentadores no están de acuerdo acerca de si realmente le había sido dada una divina comisión por intermedio<br />

de Jeremías, o si sólo se usaba el nombre de Dios como una autoridad, para que Josías no se negara a obedecerle.<br />

Como no pudo él conocer la verdad de la declaración de Necao, no pecó Josías en hacerle frente, o, si pecó, fué pecado<br />

de ignorancia. Se trabó la batalla. Josias fué mortalmente herido. 24. Lo quitaron de aquel carro, y pusiéronle en otro<br />

segundo carro—el carro que él tenía para usos ordinarios, y que le sería más cómodo a la real víctima, que el carro de<br />

guerra. La muerte de este buen rey fué causa de general y prolongado pesar. 25. Y endechó Jeremías por Josías—La<br />

elegía de Jeremías no ha llegado hasta nosotros; pero parece que fué conservada por mucho tiempo entre sus<br />

conciudadanos, y cantada en ciertas ocasiones públicas por cantores profesionales, los cuales sacaban sus endechas de<br />

una colección de odas fúnebres compuestas en ocasión de la muerte be los grandes hombres de la nación. El lugar en

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