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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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cifra en piedra o una placa, mientras en Nínive abundan estas cosas; cumpliéndose así la profecía de Jeremías 51:37,<br />

“Será Babilonia para montones”. El pronombre “Yo” es enfático, por el cual él se pone en el lugar de Dios; así también<br />

“mi poder”, “mi grandeza”. El impíamente opone su poder al de Dios, como si la amenaza de Dios, pronunciada hacía<br />

un año, nunca hubiera de cumplirse. El quería hacerse más que hombre; Dios, pues, lo hace menos que humano. Se<br />

repite la “caída”; Adán, una vez el señor del mundo y de las mismas bestias (Génesis 1:28); así Nabucodonosor (cap.<br />

2:38), quisiera ser un dios (Génesis 3:5), por esto tiene que morir como las bestias (Salmo 82:6; 49:12). El segundo Adán<br />

restaura la herencia perdida (Salmo 8:4–8). 31. Aun estaba la palabra, etc.—En el mismo acto de hablar, para que no<br />

pudiera haber duda en cuanto a la conexión entre el crimen y el castigo. Así, Lucas 12:19, 20. A ti dicen, rey—A pesar<br />

de tu poder real, a ti ahora se pronuncia tu condena, no habrá más tregua. 33. fué echado de entre los hombres—<br />

como maniático que se creía animal salvaje. Es posible que una conspiración de sus nobles haya cooperado para que<br />

fuera “echado” como proscrito. su pelo … como de águila—sus pelos enredados, como el espeso plumaje del águila<br />

ossífraga. Las “uñas” dejadas sin cortar, serían como garras de aves. 34. alcé mis ojos al cielo—desde donde había<br />

salido la “voz” (v. 31), en el principio de su visitación. El repentino desarreglo mental frecuentemente tiene el efecto<br />

de borrar de la mente todo el intervalo, de modo que, cuando vuelve el juicio cabal, el enfermo se acuerda sólo del<br />

acontecimiento que antecedió inmediatamente a su locura. El que alzara Nabucodonosor sus ojos hacia arriba, al cielo,<br />

fué el primer síntoma de que su “sentido” le fué “vuelto”. Antes, como los animales, sus ojos se habían dirigido hacia<br />

la tierra. Ahora, como los de Jonás (Jonás 2:1, 4) una vez fuera del vientre del pez se alzan al cielo en oración. Se<br />

vuelve hacia el que le hería (Isaías 9:13), con un pálido vislumbre de razón dejado en sí, y reconoce la justicia de Dios<br />

en su castigo. alabé … al que vive para siempre—la alabanza es una señal segura del alma espiritualmente sanada<br />

(Salmo 116:12, 14; Marcos 5:15, 18, 19). glorifiqué—dando a entender que la causa de su castigo fué que había robado<br />

a Dios su honor. su señorío es sempiterno—no temporal o mutable como el dominio de los reyes humanos. 35. todos<br />

… por nada son—(Isaías 40:15, 17). según su voluntad—(Salmo 115:3; 135:6; Mateo 6:10; Efesios 1:11). ejército—las<br />

huestes celestiales, ángeles y orbes estelares (véase Isaías 24:21). ni hay quien estorbe su mano—lit., “hiera su mano”.<br />

La idea de pegar la mano de alguien, para impedir que haga alguna cosa (Isaías 43:13; 45:9). ¿Qué haces?—(Job 9:12;<br />

Romanos 9:20). 36. Una inscripción en el museo de la Compañía de la India Oriental, se lee como descriptiva del<br />

período de la locura de Nabucodonosor. [G. V. Smith.] En la inscripción llamada modelo, leída por Sir H. Rawlinson,<br />

Nabucodonosor relata que durante cuatro (?) años él dejó de planear edificios, o proveer víctimas para el altar de<br />

Merodac o de despejar los canales para la irrigación. Ningún otro caso ocurre en las inscripciones cuneiformes de que<br />

un rey relate su propia inactividad. mis gobernadores … me buscaron—deseaban tenerme, como antes, por cabeza<br />

suya, cansados de la anarquía que había durante mi ausencia (véase Nota, v. 33); la probabilidad de una conspiración<br />

de los nobles se confirma por este versículo. mayor grandeza me fué añadida—mi autoridad fué más grande que<br />

nunca antes (Job 42:12; Proverbios 22:4; Mateo 6:33, “añadida”). 37. alabo, engrandezco y glorifico—Amontona<br />

palabra sobre palabra, como si no pudiera decir bastante en alabanza a Dios. todas sus obras son verdad … juicio—es<br />

decir, son verdaderas y justas (Apocalipsis 15:3; 16:7). Dios no ha tratado conmigo injustamente ni ha sido demasiado<br />

severo; todo cuanto he sufrido, lo he merecido. Es señal de verdadera contrición la de condenarse a sí mismo y<br />

justificar a Dios (Salmo 51:4). humillar puede a los que andan con soberbia—verdad que se manifiesta en mí. El se<br />

condena a sí mismo ante todo el mundo, a fin de glorificar a Dios.<br />

CAPITULO 5<br />

Vv. 1–31. EL BANQUETE IMPIO <strong>DE</strong> BELSASAR; <strong>LA</strong> ESCRITURA EN <strong>LA</strong> PARED INTERPRETADA POR<br />

DANIEL, PREDICE <strong>LA</strong> RUINA <strong>DE</strong> BABILONIA. 1. Belsasar—Rawlinson, por medio de las inscripciones asirias, ha<br />

explicado la aparente discrepancia entre Daniel y los historiadores profanos de Babilonia, Beroso y Abideno, quienes<br />

dicen que el último rey (Nabonido) se rindió en Borsippa, después que fué tomada Babilonia, y que tenía concedida<br />

residencia honorable en Caramania. Belsasar fué rey junto con el padre (en las inscripciones llamado Minus), pero<br />

subordinado a él; por esto el relato babilónico suprime el dato que desacredita a Babilonia, de que Belsasar se encerró en<br />

aquella ciudad, y cayó cuando fué tomada; mientras que relata la rendición del rey principal en Borsippa (véase mi<br />

Introducción al libro de Daniel). La descripción por el historiador profano Jenofonte, de Belsasar, concuerda con la de<br />

Daniel; le llama “cruel”, e ilustra su crueldad mencionando que mató a uno de sus nobles, simplemente porque en la<br />

cacería, el noble mató la presa antes que él. Le hizo castrar a un cortesano, Gadates, en un banquete, porque una de las<br />

concubinas del rey lo alabó por lindo. Daniel no exhibe por él nada de la simpatía que tenía por Nabucodonosor.<br />

Jenofonte confirma a Daniel en cuanto al fin de Belsasar. Winer explica que el “sasar” en el nombre como queriendo<br />

decir “fuego”. hizo un gran banquete—encaprichamiento enviado por Dios cuando la ciudad en el mismo momento<br />

era sitiada por Ciro. Las fortalezas y abundantes provisiones en la ciudad, hicieron que el rey despreciara a los<br />

sitiadores. Fué día de solemne festividad entre los babilonios [Jenofonte.] en presencia de los mil bebía vino—El rey,

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