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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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46<br />

patriarcas que llegó a ser propietario en Canaán. 19. cien piezas de moneda—piezas, literalmente “corderos”;<br />

probablemente una moneda con la figura de un cordero. 20. erigió allí un altar—hermosa prueba de su piedad<br />

personal, y una terminación muy adecuada de su viaje, y un monumento perdurable de un favor distinguido en el<br />

nombre: “El Dios de Israel”. Dondequiera que tendamos nuestra tienda, Dios tendrá su altar.<br />

CAPITULO 34<br />

Ver. 1–31. EL <strong>DE</strong>SHONOR A DINA. Aunque librado de dificultades con los extranjeros, Jacob se encontró con<br />

una tragedia doméstica en la caída de su única hija. Según Josefo, ella había estado asistiendo a una fiesta; pero es<br />

muy probable que hubiera alternado a menudo y libremente en la sociedad del lugar, y siendo mujer sencilla, sin<br />

experiencia y vana, se hubiese sentido adulada por las atenciones del hijo del gobernador. Debe haber habido tiempo<br />

y oportunidades de trato, para que naciera el fuerte afecto que Siquem sentía por ella. 5. calló Jacob—Como padre y<br />

hombre bueno, Jacob ha de haber sido hondamente afligido. Pero podia hacer poco. En el caso de una familia de<br />

distintas esposas, no es el padre, sino los hermanos, a quienes toca la protección de las hijas; ellos son los protectores<br />

del bienestar de la hermana y los vengadores de sus males. Por esta razón Simeón y Leví, los dos hermanos de Dina<br />

por su madre Lea, aparecen como los principales actores en este episodio; y aunque los padres respectivos hubieran<br />

llegado a un arreglo amigable del asunto, la repentina llegada de estos hermanos enfurecidos introdujo un elemento<br />

nuevo en las negociaciones. 6. Hamor—o sea, asno. Esto es prueba notable de las ideas muy distintas que en Oriente<br />

están asociadas con este animal, que allí aparece vivaracho, bien proporcionado y de gran actividad. Este jefe se llama<br />

Hemor en Hechos 7:16. 7. se entristecieron los varones, y se ensañaron mucho—Hombres buenos en tal caso no<br />

podían menos de afligirse; pero todo habría ido bien si su ira hubiera sido menos, y si hubieran sabido el precepto:<br />

“no se ponga el sol sobre vuestro enojo”. Ninguna injuria puede justificar la venganza (Deuteronomio 32:35; Romanos<br />

12:9); pero los hijos de Jacob tramaron un plan de venganza de la manera más engañosa. 8. Hamor habló con ellos—<br />

El principe y su hijo, a primera vista parece que obraron honestamente, y nuestros sentimientos están en su favor.<br />

Ellos no manifestaron los traidores celos de los poderosos pastores; al contrario, muestran todo deseo de establecer<br />

trato amigable con ellos. Pero su conducta es injustificable porque no expresan ningún pesar por lo acontecido, ni<br />

restituyen a Dina a su familia; y este gran error fué la causa verdadera de que las negociaciones terminaran de una<br />

manera tan trágica. 11. Sichem también dijo [PAG. 46] a su padre y a sus hermanos—La consideración de la<br />

propuesta correspondía a Jacob, y él mostró seguramente gran debilidad en ceder tanto a la vehemencia fogosa de sus<br />

hijos. El resultado demuestra las consecuencias terribles de aquella cesión. 12. Aumentad a cargo mío mucho dote y<br />

dones—Los dones se refieren a los regalos hechos en el compromiso de matrimonio, tanto a la novia como a sus<br />

parientes (comp. cap. 24:53); el dote, a una suma conveniente dada a la esposa cuando se casa. 13. respondieron los<br />

hijos de Jacob—El honor de su familia consistía en tener la señal del pacto. La circuncisión era el rito por el cual una<br />

persona era admitida como miembro de la antigua iglesia (?). Pero aquel rito externo no podía hacer de los siquemitas<br />

verdaderos israelitas; y sin embargo, no parece que los hijos de Jacob pidieran algo más. Nada se dice de que<br />

enseñaran a aquella gente a aborar al verdadero Dios, sino sólo su insistencia en que fuesen circuncidados; es evidente<br />

que no trataron de convertir a siquem, mas sólo hicieron una exhibición de religiosidad, para cubrir su propósito<br />

diabólico. La hipocresía y el engaño, en todo caso reprochables, son infinitamente más, cuando van acompañados por<br />

una exhibición de religion; y aquí los hijos de Jacob, bajo el pretexto de escrúpulos de conciencia, esconden un pérfido<br />

plan tan cruel y diabólico como jamás fuera perpetrado. 20. Hamor y Sichem su hijo vinieron a la puerta de la<br />

ciudad—Aquel era el lugar donde se hacía toda declaración pública; y en la pronta sumisión obsequiosa del pueblo a<br />

esta medida vemos una evidencia o del afecto extraordinario para la familia gobernante o del despotismo abyecto de<br />

Oriente, donde la voluntad del jefe es un mandato adsoluto. 30. dijo Jacob … Habéis me turbado—Este ultraje atroz,<br />

perpetrado en los indefensos habitantes y sus familias hizo que rebosara la copa de aflicciones de Jacob. Nos<br />

asombramos de que, al hablar del ultraje a sus hijos, Jacob no lo presentara como un pecado atroz, una violación<br />

terrible a las leyes de Dios y de los hombres, mas hizo énfasis solamente en las consecuencias presentes.<br />

Probablemente fué así porque era el único aspecto capaz de inflamar la fría apatía y la conciencia endurecida de<br />

aquellos hijos brutales. Sólo el poder refrenador de Dios lo salvó a él y a su familia de la venganza colectiva del<br />

pueblo (comp. cap. 35:5). No todos sus hijos tomaron parte en la matanza. José era todavía un muchacho; Benjamín no<br />

había nacido, y los otros ocho no estuvieron complicados en ella. Sólo Simeón y Leví, con sus criados, habían sido los<br />

actores culpables en esta tragedia sangrienta. Pero los cananeos no habrían hecho excepciones en su venganza y si<br />

todos los siquemitas fueron condenados a muerte por la ofensa del hijo del jefe, no habría sido extraño que los nativos<br />

extendiesen su odio a toda la familia de Jacob.<br />

CAPITULO 35

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