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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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ciudad que había sido ocupada por sus antepasados, o, como las mayores partes de la Jedea estaban ya desoladas o<br />

poseídas por otros, a la ciudad que era reedificada y designada ahora para cada uno. 2. Los cuales vinieron con<br />

Zorobabel—El fué el jefe o conductor de la primera compañía de desterrados que regresaban Se mencionan también<br />

los nombres de otras personas influyentes, que estaban asociadas en la dirección de las caravanas, nombres sacados<br />

probablemente de los archivos persas, donde se conservaba el registro; notables en aquel número eran Jesuá, el sumo<br />

sascerdote, y Nehemías. 3. Los hijos—Esta palabra, usada en todo este catálogo, quiere decir la posteridad o los<br />

descendientes. 5. Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco—El número, según lo menciona Nehemaías, no fué<br />

sino 652. Es probable que todos los mencionados como pertenecientes a esta familia hubieran concurrido al lugar de<br />

concentración, o se hubiesen alistado en la primera instancia como dispuestos a ir; pero en el intervalo de preparación,<br />

algunos murieron, otros no fueron por enfermedad u obstáculos insuperables, de modo que al final no llegaron más<br />

de 652 a Jerusalem. 23. Los varones de Anatoth—Es grato ver que muchos regresaron a esta ciudad judía. Era ciudad<br />

de los levitas; peor los habitantes rechazaron desdeñosamente la advertencia profética, y trajeron sobre sí una de las<br />

predicciones más severas (Jeremías 32:27–35). Esta profecía fué cumplida en la conquista asiria. Anathoth fué<br />

derribada, y continuó siendo un montón de ruinas. Pero durante el cautiverio llegaron a un estado de mente más<br />

sensato, regresaron y reedificaron su ciudad. 36–39. Los sacerdotes—Cada una de sus familias se congregaba bajo su<br />

príncipe o cabeza, como las de las demás tribus Se recordará que todo el cuerpo de sacerdotes estaba dividido en<br />

veinticuatro clases, o turnos, uno de los cuales, en rotación, cumplía los deberes sacerdotales cada semana, y cada<br />

división se llamaba por el nombre de su príncipe o jefe. Por este relato nos damos cuenta de que solo cuatro de las<br />

divisiones de los sacerdotes regresaron del cautiverio babilónico; pero estos cuatro turnos más tarde, cuando<br />

aumentaron las familias, fueron divididos en veinticuatro, los que eran conocidos por los nombres de los turnos<br />

originales nombrados por David. De suerte que hallamos el turno o la división de Abías (1 Crónicas 24:10) existente<br />

en el comienzo de la era cristiana (Lucas 1:5). 55. Los hijos de los siervos de Salomón—O los extranjeros que el<br />

monarca contrató en la construcción del templo, o personas que vivían en su palacio, lo que era considerado un alto<br />

honor. 61, 62. los hijos de Barzillai—El prefirió aquel nombre al de su familia, creyendo distinción mayor ser unido<br />

con familia tan noble, que pertenecer a la casa de Leví. Pero por esta ambición mundana perdió título a la dignidad y<br />

ventajas del sacerdocio. 63. Tirsatha—título llevado por gobernadores persas de Judea (véase también Nehemías 7:65–<br />

70; 8:9; 10:1). Se deriva de la palabra persa torsh, severo, y es equivalente a “vuestra severidad”, “vuestra reverencia”.<br />

64. Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos y sesenta—Esta suma<br />

total es 12.000 más que la suma de los números particulares dados en el catálogo. Sumando los números particulares,<br />

veremos que llegan a 29.818 en este capítulo, y a 31.089 en el capítulo paralelo de Nehemías. También Esdras<br />

menciona 494 personas omitidas por Nehemías, y Nehemías menciona 1.765 no catalogadas por Esdras. Si el sobrante<br />

de Esdras fuera añadido a la suma total de Nehemías, y el sobrante de Nehemías fuese añadido a la suma total de<br />

Esdras, veremos que ambas sumas serán 31.583. Restando esta cantidad de 42.360, habrá una falta de 10.777 personas<br />

Estas fueron omitiada, por no pertenecer a Judá y Benjamíntrs, o a los sacerdotes, sino a las otras tribus. Los siervos y<br />

cantores, varones y mujeres, son contados aparte (v. 65), de modo que sumándose todos estos renglones, el número de<br />

todos los que fueron con zorobabel llegó a 50.000 con 8.000 animales de carga. (Alting, citado en Hermeneutics, de<br />

Davidson.) 68. algunos de los cabezas de los padres, cuando vinieron a la casa de Jehová … ofrecieron<br />

voluntariamente para la casa de Dios, etc.—La vista de quel lugar consagrado por los recuerdos más cariñosos y<br />

santos, pero que ahora yace en abandono y ruinas, hizo que las fuentas de su piedad y patriotismo brotasen de nuevo,<br />

y antes de tomar alguna medida para proporcionar para sí y sus familias alguna comodidad, los principales de entre<br />

ellos levantaron una grande colecta en contribuciones voluntarias, para la restauración del templo. 69. dracmas de<br />

oro,—más bien dáricos, moneda persa (véase 1 Crónicas 29:7). túnicas sacerdotales.—(cf. Nehemías 7:70). Esta, en las<br />

circunstancias aquéllas, fué una ofrenda muy aportuna. En general, puede notarse que obsequios de prendas de<br />

vestir, o de otros productos útiles, por extraño que nos parezca, están de acuerdo con ideas y costumbres establecidas<br />

en el Oriente.<br />

CAPITULO 3<br />

Vers. 1–13. SE LEVANTA EL ALTAR. 1. llegado el mes séptimo—La salida de los desterrados que regresaban de<br />

Babilonia fué en la primavera, y por algún timepo después de su llegada, ellos estuvieron ocupados en la tarea<br />

necesaria de levantar para sí habitaciones entre las ruinas de Jerusalem y en las cercanías. Terminado este trabajo<br />

preliminar, dirigieron su atención a la edificación del altar de sacrificios, y como llegaba el séptimo mes del año—<br />

correspondiendo a los fines de nuestro septiembre—cuando correspondía celebrar la fiesta de los tabernáculos<br />

(Levítico cap. 23), resolvieron celebrar esta festividad religiosa, como si el templo hubiese sido completamente<br />

restaurado. 2. Jesuá—Era el nieto de Seraías, el sumo sacerdote muerto por Nabucodonosor en Ribla [PAG. 364] (2

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