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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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el objeto preferente de la matanza; escapar de ella mediante la fuga no les será posible. 37. majadas—Los pastos<br />

donde, tranquilamente y sin la incursión de fieras, tenían los rebaños su alimento, las zonas donde hasta entonces<br />

había paz y seguridad (alusión al nombre de Salem, o Jerusalén, “la que tiene paz”). 38. su guarida—el templo, donde<br />

hasta entonces, a semejanza de un león, cual su defensor, por el mero terro que infunde su voz, la protegía del<br />

enemigo; pero ahora la deja por presa a los gentiles [Calvino]. ira del opresor—más bien, como el hebreo; pues<br />

“opresor” es un adjetivo femenino, sobrentendiéndose la palabra espada, la cual en el cap. 46:16; 50:16, está expresada<br />

(en efecto, algunos MSS. y la Versión de los Setenta dicen aquí espada en lugar de “ira”; es probable que sea una<br />

interpolación del cap. 46:16), “la opresiva espada”. La palabra hebrea para opresión también significa paloma; puede, por<br />

consiguiente, que haya en ello una velada alusión al estandarte caldeo, que tenía una paloma en él, en honor de<br />

Semiramis, la primera reina, la cual, según la superstición popular, había sido alimentada por palomas cuando la<br />

expusieron, a raíz de su nacimiento; y que, al morir, fué transformada en paloma. Su nombre puede que proceda de<br />

una raíz que se refiere al arrullo de una paloma. Dicha ave estaba consagrada a la diosa Venus. La Vulgata traduce “la<br />

ira de la paloma”. saña—si el furor de Nabucodonosor no podía evitarse, cuanto menos el de Dios (véase v. 37).<br />

CAPITULO 26<br />

Vers. 1–24. JEREMIAS ES <strong>DE</strong>C<strong>LA</strong>RADO DIGNO <strong>DE</strong> MUERTE, PERO <strong>DE</strong>BIDO A <strong>LA</strong> INTERPOSICION <strong>DE</strong><br />

AHICAM, SE SALVA. SE ADUCEN EN FAVOR <strong>DE</strong>L PROFETA LOS CASOS SIMI<strong>LA</strong>RES <strong>DE</strong> MIQUEAS Y URIAS.<br />

Las profecías reputadas ofensivas fueron las consignadas detalladamente en los caps. 7, 8 y 9 (véase el v. 6 de este cap.<br />

con los vv. 12 y 14 del cap. 7); y citadas aquí sumariamente [Maurer], proferidas probablemente en una de las grandes<br />

fiestas (la de los tabernáculos, según Usher; pues a los habitantes de “todas las ciudades de Judá” los representa como<br />

presentes, v. 2). Véase Nota, cap. 7:1. 2. en el atrio—el mayor, desde el cual podía ser oído por todo el pueblo. que<br />

vienen para adorar—el culto sin la obediencia es vano (1 Samuel 15:21, 22). todas las palabras—(Ezequiel 3:10). no<br />

retengas palabra—(Deuteronomio 4:2; 12:32; Proverbios 30:6; Hechos 20:27; 2 Corintios 2:17; 4:2; Apocalipsis 22:19).<br />

No tenía que suprimir ni suavizar nada por miedo de ofender; ni exponer fría e indirectamente aquello que, expuesto<br />

únicamente con energía, puede producir buenos resultados . 3. Quizá oirán—habla a lo humano, y no como si Dios no<br />

conociera de antemano todas las contigencias, sino para señalar la terquedad del pueblo y lo difícil de curarlo, así<br />

como para mostrar su bondad, haciéndoles un ofrecimiento que los dejase sin excusa [Calvino]. 5. los profetas—los<br />

intérpretes inspirados de la ley (v. 4), quienes la adaptaron al uso del pueblo. 6. como Silo—(Nota, cap. 7:12, 14; 1<br />

Samuel 4:10–12; Salmo 78:60). maldición—(cap. 24:9; [PAG. 696] Isaías 65:15). 8. los sacerdotes—El capitán o prefecto<br />

del templo tenía autoridad para prender a los que delinquían en él, el cual contaba con la ratificacíon de los<br />

sacerdotes. profetas—los falsos profetas La acusación contra Jeremías era que había dicho cosas falsas en nombre de<br />

Jehová, acto que se castigaba con la pena de muerte (Deuteronomio 18:20). Su profecía contra el templo y la ciudad (v.<br />

11) podía exponérsela espaciosamente como una contradicción de las mismas palabras de Dios (Salmo 132:14). cf.<br />

Hech. 6:13, 14. 10. príncipes—miembros del Consejo de Estado, o Gran Consejo, el cual conocía de tales delitos.<br />

oyeron—el clamor del tumulto popular. subieron—de la casa del rey al templo, el cual estaba en sitio más elevado<br />

que el palacio real. y sentáronse—como jueces, en la puerta el lugar ordinario para tratar estos asuntos de la puerta<br />

nueva—construída originalmente por Jotam (2 Reyes 15:35, “la puerta más alta”), la que había sido recientemente<br />

restaurada. 12. Jehová me envió—justificación válida contra cualesquiera leyes que se alegasen en contra suya. contra<br />

… contra—más bien, tocante a. Jeremías evita intencionalmente decir “contra”, lo cual los irritaría sin necesidad. La<br />

misma palabra hebrea (v. 11) que debiera traducirse tocante, la habían usado ellos, bien que dándole un sentido<br />

desfavorable, Jeremías emplea esa misma palabra en mejor sentido que ellos, lo que da a entender que aún había lugar<br />

para el arrepentimiento: de suerte que sus profecías tendían al bien real de la ciudad; en cuanto atañe o conviene a<br />

esta casa … ciudad [Grocio]. 13. (vv. 3, 19). 14. Aquí se pone de manifiesto la humildad de Jeremías y la sumisión a las<br />

potestades existentes (Romanos 13:1). 15. sobre vosotros—En lugar de escapar de los males predichos, si derramáis mi<br />

sangre, más bien incurriréis en más graves penalidades, a causa de semejante acto (Mateo 23:35). 16. los príncipes y<br />

todo el pueblo—ese voluble pueblo, influído poco antes por los sacerdotes, pedía que lo matasen (v. 8); ahora, bajo la<br />

influencia de los príncipes, exige que no se le condene a murete. Véase con respecto a Jesús, antitipo de Jeremías, los<br />

hosannas de la multitud proferidos unos días antes, ese mismo pueblo, persuadido por los sacerdotes, como en este<br />

caso, gritó: “Fuera con él, crucifícale” (Mateo 21, y 27:20–25). Los sacerdotes, envidiosos de su santo celo, eran más<br />

enemigos suyos que los príncipes, cuyas funciones eran más seculares que religiosas. A un profeta no se le podía<br />

condenar legalmente a muerte, a menos que profetizase en nombre de otros dioses (por consiguiente, decían: “en el<br />

nombre del Señor”), o después que su profecía dejase de cumplirse. Entre tanto, si predecía alguna calamidad, podría<br />

prendérsele. Véase con el caso de Miqueas (1 Reyes 22:1–28). 17. Véase la interposición de Gamaliel (Hechos 5:34, etc.).<br />

ancianos—algunos de los príncipes mencionados en el v. 16, cuya edad y dignidad darían peso a los precedentes de

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