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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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572<br />

enseñanzas y sus promesas. 115–117. Por tanto no teme a los malos ni se acongoja, refugiándose en Dios con la ley<br />

divina por regla de la vida. Apartaos de mí—pues nada me podréis hacer, porque guardaré … (6:8). 118–120. Pero los<br />

desobedientes y rebeldes serán visitados por la ira de Dios, la que inspira a los piadosos el sano temor y la reverencia.<br />

120. Los “juicios” son los que son hechos sobre los inicuos (v. 119). La esperanza gozosa va mano a mano con el temor<br />

(Habacuc 3:16–18).<br />

121–126. Sobre la base de su integridad, su deseo de la palabra de Dios, y de sus relaciones pactadas con él, el<br />

siervo de Dios puede pedir la divina protección contra los malos y la grata dirección hacia el conocimiento de la<br />

verdad, y a la vez, la eficiente vindicación por Dios de los justos y de la causa de ellos, la que es también la causa de<br />

Dios. Responde por, etc.—Defiende judicialmente la causa mía contra mis adversarios (Génesis 43:9; Isaías 38:14). 127,<br />

128. Por eso—Es decir, en vista de estos beneficios, o por causa de la gloria de tu ley, tan alabada en las partes<br />

anteriores de este salmo. he amado tus mandamientos … (y) por eso (repetido)—Todos los preceptos, sobre todos los<br />

asuntos, son estimables por su pureza, e inspiran a uno a aborrecer todo lo malo (19:10). La palabra de Dios no admite<br />

ningún eclecticismo: su más mínimo título es perfecto (12:6 Mateo 5:17–19).<br />

129. Maravillosos—lit., maravillas, de la excelencia moral. 130. El principio—la entrada, lit., la apertura; la palabra<br />

de Dios, como una puerta abierta, deja entrar la luz, o el conocimiento. Hengstenberg explica: “la elucidación,” o “la<br />

explicación de la palabra.” Al hombre natural las puertas de la palabra de Dios le están cerradas. Lucas 24:27, 31,<br />

Hechos 17:3; Efesios 1:18, confirman esta declaración: “Abriendo y proponiendo …” a los simples—a los que necesitan<br />

y desean entendimiento (cf. el Salmo 19:7). 131–135. Expresan un ardiente deseo (cf. el Salmo 56:1, 2) de iluminación<br />

espiritual, liberación de los impíos, y evidencia del favor de Dios. Mi boca abrí y suspiré—como el viajero por el<br />

árido desierto suspira por las brisas refrescantes (63:1; 84:2). Mírame—lo contrario de esconderse o volver el rostro (cf.<br />

el Salmo 25:15; el 86:6; el 102:17). como acostumbras—o solías (pretérito), o bien, “como es justo con respecto a los que<br />

aman tu nombre.” Los tales tienen el derecho a las manifestaciones de la gracia de Dios, basándose en la naturaleza de<br />

Dios como fiel a su promesa hecha a los mismos, no confiando en sus propios méritos. Ordena mis pasos—Afírmalos,<br />

de modo que no haya vacilación (40:2). ninguna iniquidad—El v. 134 apoya a Hengstenberg, “ningún inicuo,”<br />

“opresor.” Pero la frase paralela antecedente (v. 133) favorece nuestra versión (19:13). Su esperanza de liberación de la<br />

opresión externa del hombre (v. 134) se funda en su liberación del “dominio de la iniquidad” interno, en contestación a<br />

su oración (v. 133). 136. Celoso de guardar la ley de Dios él mismo, se aflige hondamente cuando otros la violan (cf. el<br />

Salmo v. 53). Lit., Mis ojos descienden (se disuelven) como arroyos de agua (Lamentaciones 3:48; Jeremías 9:1). porque,<br />

etc.—(cf. Ezequiel 9:4; Jeremías 13:17. 137–139. La justicia y la fidelidad de Dios en su gobierno agravan el descuido de<br />

los impíos, pero avivan más el celo de su pueblo. 139. (69:9). 140. acendrada—refinada; demostrada pura por la<br />

experiencia. 141. Los piadosos, si bien despreciados por los hombres, son distinguidos en los ojos de Dios por el<br />

respeto que tienen para la ley de Dios. 142–144. Los principios de la ley de Dios son permanentes y dignos de<br />

aceptación, y en el más hondo pesar, su pueblo los tiene por tema de grata meditación y por fuente de poder<br />

vivificante (vv. 17, 116). justicia es … eterna—aun cuando por la apariencia externa parezca muerta. tu ley (es) la<br />

verdad—no puede engañar pues, respecto a sus promesas.<br />

145–149. Una devoción inteligente es dirigida por las promesas divinas a un aumento de afabilidad, resultante de<br />

la contemplación de la verdad revelada. anticipéme—no sólo al alba, sino aun a las divisiones usuales de la noche; al<br />

llegar las vigilias de la noche cuando se me puede creer dormido, me hallan despierto (63:6; 77:4; Lamentaciones 2:19).<br />

Tal es la sinceridad del deseo y del amor de la verdad de Dios. vivifícame—el corazón conforme a los principios de<br />

justicia que se fundan en tu propia naturaleza, y revelados en tu ley, los que patentizan especialmente tu misericordia<br />

hacia los humildes y también tu justicia para con los impíos (cf. el v. 30). Aunque los inicuos están cerca para dañar,<br />

por cuanto están lejos de la ley de Dios, él está cerca para socorrer, y es fiel a su palabra, que permanece para siempre.<br />

153–155. Aunque el recordar la ley de Dios no es meritorio, sin embargo demuestra un temperamento filial, y da a<br />

los piadosos las promesas que animan a orar, mientras que los malos, con descuidar su ley, rechazan a Dios y<br />

desprecian sus promesas (cf. el Salmo 9:13; el 43:1; el 69:18). 154. aboga mi causa—Hengstenberg traduce: “Pelea mi<br />

pelea” (cf. el Salmo 35:1; el 43:1; Miqueas 7:9). 156. (cf. el v. 149). 157. (cf. los vv. 86, 87, 95.) 158. (cf. el v. 136).<br />

prevaricadores—lit., traidores, los que son infieles a un soberano justo, y [PAG. 489] que apoyan a sus enemigos (cf. el<br />

Salmo 25:3, 8). 159. (cf. los vv. 121–126; 153–155). vivifícame—(v. 88). Esta es la novena vez que ocurre esta petición, lo<br />

que demuestra un hondo sentido de flaqueza. 160. Dios ha sido siempre fiel, y los principios de su gobierno seguirán<br />

siendo dignos de absoluta confianza. El principio—eso es, “toda palabra, desde Génesis” (llamado por los judíos por<br />

sus primeras palabras, “En el principio”) hasta el fin de las escrituras, es verdadera.” Hengstenberg traduce más lit.,

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