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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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98<br />

congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés—No se hicieron arengas excitadoras, tampoco tenía el<br />

pueblo Biblias en casa en las cuales pudieran cotejar las demandas de su guía y ver si las cosas eran así. Pero no tenían<br />

duda de que les comunicaba la voluntad de Dios, y fueron impresionados con un sentido tan fuerte de que esto era su<br />

deber, que hicieron ofertas espontáneas de los tesoros mejores y más valiosos que poseían. vino todo varón a quien<br />

su corazón estimuló—Un elemento poderoso de esta liberalidad sincera y extraordinaria, sin duda, fué la memoria de<br />

su reciente transgresión, lo que los hizo “celosos de buenas obras” (comp. 2 Corintios 7:11). Pero junto con este<br />

motivo, había otros de una clase más elevada y noble: un principio de amor a Dios y devoción a su servicio, un deseo<br />

ansioso de asegurar los beneficios de su presencia, y gratitud por las señales de su favor divino: fué bajo la influencia<br />

combinada de estas consideraciones por lo que el pueblo estaba deseoso y pronto para depositar sus contribuciones<br />

en aquella tesorería [PAG. 91] del santuario. todo aquel a quien su espíritu dió voluntad—La naturaleza es siempre<br />

la misma, y se da a entender que mientras reinaba en el corazón del pueblo en general un espíritu extraordinario de<br />

liberalidad piadosa, había excepciones, pues algunos había que estaban demasiado apegados al mundo, algunos que<br />

amaban más a sus posesiones que a Dios, y que no podían separarse de aquéllas; no, no para el servicio del<br />

tabernáculo. 22. vinieron así hombres como mujeres, etc.—literalmente, “los hombres y sobre todo las mujeres”; una<br />

fraseología que indica que las mujeres tomaron parte prominente; presentaron sus ofrendas primero, y luego eran<br />

seguidas por tantos hombres como estuviesen igualmente dispuestos. trajeron cadenas, etc.—Dinero en la forma de<br />

moneda acuñada u oro en barras, no había en aquella época temprana. Todo el dinero que circulaba entre los<br />

comerciantes, consistía en anillos y adornos personales, que eran pesados siempre. El asombro por la abundancia de<br />

sus adornos, termina cuando llegamos a saber que los ornamentos costosos y elegantes abundaban en la proporción<br />

con que era sencilla y escasa la ropa entre los egipcios, y algunos, desprovistos de ropa, llevaban sin embargo collares<br />

de oro. (Hengstenberg.) Entre el pueblo con sentimientos y gustos orientales, difícilmente podría hallarse prueba más<br />

poderosa de la influencia de la religión, que su voluntad, no sólo para poner a un lado sus joyas valiosas sino para<br />

dedicarlas a la casa de Dios; y así todos, como los magos orientales, pusieron lo mejor que tenían, al servicio de Dios.<br />

30. Jehová ha nombrado a Bezaleel, hijo de Uri, etc.—Moisés había hecho esta comunicación antes. Pero ahora, que la<br />

colecta había sido hecha, los materiales reunidos, y las operaciones de edificación estaban por empezar, era muy<br />

oportuno que él recordara al pueblo que los individuos encargados de la aplicación de su oro y plata, habían sido<br />

nombrados para la obra por una autoridad a la cual todos se someterían. 35. los ha henchido de sabiduría de<br />

corazón—Un dicho que no sólo testifica que la aptitud en el arte y la ciencia es un don directo de Dios, sino que el<br />

tejido era especialmente el asunto de los varones en Egipto (véase caps. 38:22; 39:22, 27), y en armonía perfecta con el<br />

testimonio de los monumentos, es el encargo dado por Moisés a los artistas que fueron enseñados divinamente en las<br />

artes necesarias para el ornato del tabernáculo. Otros, cuyos recursos limitados no permitian estas contribuciones<br />

valiosas, ofrecían gratuitamente sus servicios en la fabricación de artículos como tapicerías, según se necesitasen, artes<br />

que las mujeres israelitas aprendieron siendo esclavas, en casa de príncipes egipcios.<br />

CAPITULO 36<br />

Vers. 1–38. OFRENDAS ENTREGADAS A LOS OBREROS. 1. Hizo, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre<br />

sabio de corazón, etc.—Aquí tenemos un ejemplo ilustre de celo y actividad en la obra del Señor. No se permitía<br />

ninguna demora innecesaria; y desde el momento cuando se colocó la primera estaca en el suelo hasta la terminación<br />

final del edificio sagrado, él y sus asociados trabajaban con todas las energías de cuerpo y de mente. Y ¿qué era la<br />

fuerza motriz de su diligencia ardua e infatigable? No podían estar animados por los motivos ordinarios que dan<br />

impulso a la industria humana, ni por el deseo de la adquisición de ganancias, ni ambición de honores, ni miras de<br />

satisfacer el mero amor de poder al dirigir los trabajos de un gran grupo de hombres. Sentían el estímulo, el impulso<br />

irresistible de motivos más elevados y más santos: la obediencia a la autoridad, celo por la gloria y amor al servicio de<br />

Dios. 3. ellos le traían aún ofrenda voluntaria cada mañana. etc.—Moisés, en común con otros magistrados<br />

orientales, tenía corte en la mañana para atender al pueblo (véase cap. 18:13), y era mientras cumplía sus deberes de<br />

magistrado cuando se le traían ofrendas voluntarias cada mañana. Algunos, que no tenían sino su trabajo que ofrecer,<br />

pasaban gran parte de la noche adelantando sus propias tareas antes de la aurora; otros hallarían constreñidos sus<br />

corazones en la meditación silenciosa sobre sus camas a abrir sus cofres y dar parte de su tesoro acumulado para este<br />

objeto piadoso. Todos aquellos cuyo corazón era tocado por la piedad, el arrepentimiento, o la gratitud, se<br />

encaminaban con ardiente prisa a la presencia de Moisés, no como antes para hacer que se arreglasen sus pleitos, sino<br />

para depositar sobre su tribunal sus contribuciones al santuario de Dios (2 Corintios 9:7). tomaron (los obreros) de<br />

delante de Moisés toda ofrenda que los hijos de Israel habían traído, etc.—Parece que la construcción fué empezada<br />

después que hubieron sido traídas las primeras pocas contribuciones; así era llevada adelante progresivamente, y no<br />

ocurrió ninguna falta que hiciera suspender las operaciones aun por el intervalo más corto, por falta de materiales

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