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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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182<br />

excluído del favor divino. 18. postréme delante de Jehová—Puede ser imaginada mejor que descrita, la reacción<br />

repentina y dolorosa que produjo esta escena ds una jarana pagana en la mente del piadoso dirigente patriótico. Los<br />

pecados grandes y públicos exigen actos de humillación extraordinaria, y en su profunda aflicción por aquella<br />

apostasía terrible, parece que Moisés había mantenido un ayuno milagroso tan largo como antes. 20. Contra Aarón<br />

también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo—Por dejarse vencer por la corriente del clamor popular, él<br />

se hizo partícipe de la culpa de idolatría, y habría sufrido la pena de su consentimiento pecaminoso si no hubiera<br />

prevalecido la ardiente intercesión de Moisés a su favor. 21. eché el polvo de él en el arroyo que descendía del<br />

monte—i. e., la roca herida (El Leja), que probablemente estaba junto a, o una parte de, Sinaí. Muy raras veces se<br />

recuerda de que a los israelitas se les suplía de agua de esta roca cuando estaban establecidos en Refidim (Wady<br />

Feirán), y que no hay nada en el relato bíblico que deba hacernos creer que la roca estuviera en la vecindad inmediata<br />

de aquel lugar (véase Exodo 17:5, 6). El agua de esta roca herida era probablemente el arroyo que descendía del<br />

monte. El agua habría podido correr la distancia de muchos kilómetros desde la roca, como sucede con los torrentes<br />

invernales ahora, por los wadys de Arabia Pétrea (Salmo 78:15, 16). Y la roca habría sido herida a tal altura y en un<br />

punto con tal relación a los valles sinaíticos, como para proveer de esta manera abundancia de agua a los israelitas en<br />

su viaje desde Horeb por vía del monte Seir y Cades‐barnea (cap. 1:1, 2). Por esta suposición, tal vez se arroja nueva<br />

luz sobre el lenguaje figurado del apóstol, cuando habla de “la roca que seguía” a los israelitas (1 Corintios 10:4).<br />

(Wilson’s Land of The Bible). 25. Postréme, pues, delante de Jehová cuarenta días y cuarenta noches—Después de la<br />

enumeración de varios actos de rebelión, él había mencionado la revuelta en Cades‐barnea, la cual, en una lectura<br />

superficial de este versículo, parecería haber inducido a Moisés a un tercero y prolongado período de humillación.<br />

Pero por una comparación de este pasaje con Números 14:5, el sujeto y el lenguaje de esta oración manifiestan que<br />

sólo el segundo acto de intercesión se describe ahora en el detalle más completo.<br />

CAPITULO 10<br />

Vers. 1–22. <strong>LA</strong> MISERICORDIA <strong>DE</strong> DIOS EN RESTAURAR <strong>LA</strong>S DOS TAB<strong>LA</strong>S. 1. En aquel tiempo Jehová me<br />

dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras—Fué cuando había sido pacificado, mediante la intercesión de<br />

Moisés, con el pueblo que le había ofendido grandemente por el culto del becerro de oro. El dirigente obediente<br />

ejecutó las órdenes que había recibido acerca de la preparación de las piedras labradas, y el arca o caja en la cual<br />

aquellos archivos sagrados habían de ser puestos. 3. hice un arca de madera de Sittim—Parece, sin embargo, por<br />

Exodo 37:1, que el arca no fué formada hasta su regreso del monte, o más probablemente, él dió instrucciones a<br />

Bezaleel, el artesano empleado en el trabajo, antes de subir al monte, para que, a su regreso, estuviese terminada y<br />

lista para recibir su depósito precioso. 4, 5. escribió en las tablas conforme a la primera escritura—i. e., no Moisés<br />

quien [PAG. 163] bajo la dirección divina actuara de amenuense, sino Dios mismo fué quien hizo esta inscripción la<br />

segunda vez con su propia mano, para dar testimonio de la importancia que él atribuía a los diez mandamientos.<br />

Diferentes de otros monumentos de piedra de la antigüedad, los que eran hechos para quedar verticales y al aire libre,<br />

éstos que habían sido grabados por Dios, eran portátiles, y designados para ser guardados como tesoro. Josefo dice<br />

que cada tabla contenía cinco preceptos. Pero la tradición generalmente recibida, tanto entre escritores judíos como<br />

cristianos, es que una contenía cuatro preceptos, y la otra seis. puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están,<br />

como Jehová me mandó—Aquí hay otra circunstancia pequeña, pero importante, la mención pública de la cual en<br />

aquel momento, atestigua la veracidad del historiador sagrado. 6–9. Después partieron los hijos de Israel de Beerot‐<br />

bene‐jacaam, a Moserá—Cambio tan repentino de un discurso oral a un relato histórico, ha confundido grandemente<br />

a los eruditos bíblicos más eminentes, algunos de los cuales rechazan el paréntesis como interpolación manifiesta.<br />

Pero se halla en los manuscritos hebreos más antiguos, y, creyendo que todo lo contenido en este libro fué dado por<br />

inspiración, y merece respeto profundo, la aceptamos tal como está, aunque reconocemos nuestra incapacidad de<br />

explicar la inserción en este lugar, de estos detalles de campamentos. Pero hay otra dificultad en el relato mismo. Los<br />

lugares que se dice que ocuparon sucesivamente los israelitas, aquí están enumerados en orden diferente de aquél de<br />

Números 33:31. Que los nombres de los lugares en los dos pasajes son los mismos, no puede haber duda; pero, en<br />

Números, están probablemente mencionados con referencia a la primera visita de los hebreos durante su larga<br />

peregrinación hacia el sur, antes de su regreso a Cades la segunda vez; mientras que aquí tienen referencia al segundo<br />

pasaje de los israelitas, cuando otra vez marchaban hacia el sur, a fin de rodear la tierra de Edom. Es fácil concebir que<br />

Moserá (Hor) y los pozos de Jacaam puedan estar en tal dirección, que una horda nómada pudiera, en años diferentes,<br />

tomar aquélla primero en su camino, y en tiempo posterior tomar éstos. (Robinson). 10–22.—Moisés aquí reanuda su<br />

discurso, y habiendo hecho una referencia pasajera a los acontecimientos principales de su historia, concluye<br />

exhortándolos a temer a Jehová y servirle fielmente. 16. Circuncidad pues el prepucio de vuestro corazón—Aquí les<br />

enseña el significado verdadero y espiritual de aquel rito, como más tarde instaba Pablo (Romanos 2:25, 29), y que

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