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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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214<br />

la emboscada, atacaron por la retaguardia. Los de Hai, mirando atrás, vieron su situación desesperante. 23. tomaron<br />

vivo al rey de Hai, y trajéronle a Josué—para reservarlo para una muerte más ignominiosa, como un reo más<br />

culpable que sus súbditos ante los ojos de Dios. En el doble ataque, todos los hombres fueron muertos. 24. todos los<br />

Israelitas se tornaron a Hai, y la pusieron a cuchillo—las mujeres, los niños y los viejos que quedaron atrás, en total<br />

12.000 personas. 26. Josué no retrajo su mano—Tal vez, la larga continuación de la postura; puede haber sido el<br />

medio señalado por Dios para animar al pueblo, postura que mantuvo en el mismo espíritu devoto que Moisés<br />

mostró, levantando sus manos hasta que la obra de exterminio fué completa. (Véase Exodo 17:11, 12). 28. Josué<br />

quemó a Hai y redújola a un montón perpetuo—“perpetuo” a menudo significa por largo tiempo. (Génesis 6:3). Cosa<br />

notable acerca de este “tell” o montón, es que hemos identificado su nombre con Hai, nombre que permanece hasta<br />

hoy. (Van de Velde).<br />

29. EL REY AHORCADO. 29. Al rey de Hai colgó de un madero.—En las guerras antiguas, y especialmente en el<br />

Oriente, los jefes tomados prisioneros eran generalmente ejecutados. Los israelitas eran obligados por la ley divina a<br />

matarlos. La ejecución del rey de Hai tendería a facilitar la conquista de la tierra, pues causaría terror a los demás<br />

gobernantes, y dándole al acto la apariencia de un proceso judicial, en el cual ellos infligían sobre sus enemigos la<br />

venganza de Dios. quitasen del madero su cuerpo … y levantaron sobre él un gran montón de piedras—Fué quitado<br />

a la puesta del sol, según el mandato divino (Deuteronomio 21:23), y echado en un pozo cavado “a la puerta de la<br />

ciudad”, por ser el lugar más visible. El montón de piedras fué levantado sobre su cuerpo, costumbre que todavía<br />

existe en Oriente, por medio del cual se señala la sepultura de las personas infames.<br />

30, 31. JOSUE EDIFICA UN ALTAR. 30, 31. Entonces Josué edificó un altar a Jehová … en el monte de Ebal—<br />

(Véase Deuteronomio 27:1, 2). Este lugar estaba a 32 kilómetros de Hai. La marcha por un país hostil y el<br />

cumplimiento de este acto religioso, sobre esta montaña, sin ser molestados, ha de haber sido facilitado bajo la<br />

bendición de Dios mediante la destrucción de Hai. Este deber solemne tenía que cumplirse en la primera oportunidad<br />

conveniente después de su entrada en Palestina (Deuteronomio 27:2); y en vista de esto, parece que Josué condujo el<br />

pueblo por esta región montañosa, aunque no constan los detalles de la marcha. Ebal estaba al norte, frente a Gerizim,<br />

al norte de la ciudad de Siquem (hoy Nablus). un altar de piedras enteras—según instrucciones dadas a Moisés<br />

(Exodo 20:25; Deuteronomio 27:5). sobre las cuales nadie alzó hierro—es decir, herramientas. La razón de esto era<br />

que todo altar del Dios verdadero debería ser construído de tierra (Exodo 20:24); y si se construía de piedra, debía ser<br />

de piedras toscas, sin labrar, para que tuviera la apariencia y la naturaleza de la tierra, puesto que todo sacrificio<br />

cruento tiene que ver con el pecado y la muerte, por medio de los cuales el hombre, creado de la tierra, vuelve a la<br />

tierra. (Keil). ofrecieron sobre él holocaustos a Jehová, y sacrificaron víctimas pacíficas—Esto se había hecho,<br />

cuando se estableció el pacto (Exodo 24:5); y por la observancia de estos ritos (Deuteronomio 27:6), se renovó<br />

solemnemente el pacto; el pueblo se reconcilió con Dios por las ofrendas quemadas, mientras que por las “pacíficas” u<br />

ofrendas de gratitud y la fiesta que las acompañaba, todos gozaban de la feliz comunión con Dios. 32. escribió allí en<br />

piedras la repetición de la ley—(véase Deuteronomio 27:2–8); es decir, las bendiciones y maldiciones de la ley.<br />

Algunos piensan que las piedras que contenían estas inscripciones, eran las del altar; pero este versículo parece<br />

indicar que unos pilares de piedra fueron levantados al lado del altar, y sobre éstos, una vez revocadas, fué inscrito<br />

este duplicado de la ley. 33. todo Israel, y sus ancianos, oficiales, y jueces, estaban de la una y de la otra parte—Una<br />

mitad de Israel estaba en el monte Gerizim, y la otra mitad sobre Ebal—a lo largo de las laderas y bases de cada uno.<br />

delante de los sacerdotes Levitas—a la vista de ellos. 34. Después de esto, leyó todas las palabras de la ley—hizo<br />

que los sacerdotes y levitas la leyesen. (Deuteronomio 27:14). En las Escrituras, a menudo se dice que las personas<br />

hacen lo que ellas sólo mandan que se haga por otros. 35. No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó<br />

Moisés, que Josué no hiciese leer—Parece que se leyó una porción de la ley mucho más larga en aquella ocasión, que<br />

el breve resumen inscrito en las piedras; ésta debe haber sido la esencia de la ley contenida en Deuteronomio.<br />

(Deuteronomio 4:44; 6:9; 27:8). No fué escrita en las piedras sino en el revoque. El intento inmediato de esta recitación<br />

se logró por el cumplimiento del acto mismo; se relaciona con el porvenir, en cuanto el recuerdo del acontecimiento<br />

sería perpetuado en el libro de Josué, y en los documentos que forman su base. (Hengstenberg). Así fielmente cumplió<br />

las órdenes dadas por Moisés. ¡Cuán terriblemente solemne debe haber sido la concurrencia y la ocasión! Como se<br />

apeló tanto al ojo como al oído del pueblo, se esforzó por dejar una impresión indeleble; y con espíritu elevado por<br />

sus brillantes victorias en la tierra prometida, la memoria frecuentemente volvería a la memorable escena [PAG. 190]<br />

sobre los montes Ebal y Gerizim, en el valle de Sicar.<br />

CAPITULO 9

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