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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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545<br />

Los montes son a menudo símbolos de naciones (46:2; 65:6). El de Basán, al noreste de Palestina, denota una nación<br />

pagana; se describe como un monte de Dios, o monte alto. Las tales se representan como envidiosas del monte (de Sión)<br />

donde Dios reside; 17. y a la declaración de que Dios lo hará su morada, se añade la evidencia de que lo protegerá. A<br />

él se le pinta en medio de sus huestes celestiales—millares de ángeles—lit., millares de repeticiones, o millares de<br />

millares, res, eso es, de carros. La palabra. ángeles—fué acaso introducida en nuestra versión, de Deuteronomio 33:2,<br />

y Gálatas 3:19. Se sobreentiende por supuesto, que ellos son conductores de carros, como Sinaí así en el santuario—<br />

eso es, él apareció en Sión como apareció una vez en Sinaí. 18. Del escenario de la conquista asciende a su trono,<br />

llevando cautiva la cautividad—, o a muchos cautivos (Jueces 5:12). tomaste dones—aceptando el homenaje de ellos,<br />

aun cuando fuera forzado como de parte de rebeldes. para que habite … Jah Dios—es decir, hacer de este monte, de<br />

su pueblo, o de la Iglesia, su morada. Este Salmo tipifica las conquistas de la Iglesia bajo su divino Maestro, Cristo. Por<br />

cierto, “el que estaba con la Iglesia en el desierto” (Hechos 7:38) es el Señor (Jah, Jehová), descrito en esta ascensión<br />

ideal. Por tanto, Pablo (en Efesios 4:8) aplica este lenguaje para describir su verdadera ascensión, cuando, habiendo<br />

vencido el pecado, la muerte, y el infierno, el Señor de gloria triunfantemente entra en el cielo, acompañado por las<br />

multitudes de ángeles adoradores, para sentarse en el trono y dirigir el cetro de un dominio eterno. La frase tomaste<br />

dones para (lit., entre) hombres—Pablo la interpreta: “Dió dones a los hombres.” Ambas frases describen los actos de<br />

un vencedor, que recibe y distribuye el botín de guerra. El salmista usa “recibir” como señal de la victoria; Pablo, “dió”<br />

como el acto de un conquistador, que habiendo derrotado a sus enemigos, procede a recompensar a sus amigos. La<br />

aplicación especial de este pasaje por Pablo fué para la comprobación de la exaltación de Cristo. Lo que el Antiguo<br />

Testamento representa respecto al descenso y la ascensión de él corresponde a su historia. El que descendió es el<br />

mismo que ascendió. Como la ascensión entonces fué un elemento de su triunfo, así lo es ahora; y aquel que, en su<br />

humillación, debe ser reconocido por nuestro sacrificio vicario y por el Sumo Sacerdote de nuestra profesión, debe ser<br />

también adorado como Cabeza de su Iglesia y el autor de todos los beneficios espirituales que ella recibe. 19–21. Dios<br />

socorre ampliamente nuestras necesidades diarias. Las vicisitudes y las escapadas de la muerte están bajo la dirección<br />

de aquel que es el Dios que nos salva y que destruye a los enemigos suyos y nuestros. herirá la cabeza—destruirá<br />

violentamente (110:6; Números 24:8). del que camina—sigue caminando, que persiste en su impenitencia. 22.<br />

Generaliza ejemplos anteriores de la liberación de Dios: así como ha hecho, así hará. de Basán—región la más lejana; y<br />

de los profundos, etc., de las aflicciones más severas. Las figuras del Salmo 68:23 denotan la perfección de la<br />

conquista, y no implican crueldad salvaje alguna (cf. 2 Reyes 9:36; Isaías 63:1–6; Jeremías 15:3). 24–27. Describe la<br />

procesión triunfal, terminada la liberación. vieron—impersonalmente, “Se han visto tus caminos,” y los caminos—o<br />

salidas, como en la frase anterior, como encabezando la procesión, como que guiaba el arca, símbolo de la presencia<br />

de Dios. Siguen las varias bandas de música, y todos los que son de la estirpe de Israel—eso es, los descendientes de<br />

Jacob son invitados a unirse en la doxología. Luego, por una de las tribus más cercanas, por una de las más eminentes<br />

y dos de las más remotas, es representada toda la nación, que marcha adelante (Números 7). 28, 29. Se confunden en<br />

la canción de alabanza la gratitud por las [PAG. 467] victorias anteriores y la oración confiada por las futuras victorias<br />

de Sión—tu templo—en, lit., sobre—Jerusalén—Su palacio o residencia simbolizaba (5:7) su presencia protectora entre<br />

su pueblo, y por tanto es objeto de homenaje de parte de otros. 30. Las naciones más fuertes son representadas por las<br />

bestias más fuertes. 31. príncipes—lit., los gordos, los eminentes de la nación la más rica y de la más distante<br />

representan la sujeción universal. apresurará—a extender sus manos. 32–35. A aquel que se presenta cabalgando en<br />

triunfo al través de sus antiguos cielos; a aquel que, en la natura y aun más en las maravillas de su gobierno espiritual,<br />

desde sus santuarios (43:3), es terrible, que rige a su Iglesia, y por su Iglesia gobierna al mundo con justicia; a él dénle<br />

todas las naciones y los reinos la honra y el poder y el dominio para siempre jamás.<br />

SALMO 69<br />

Sobre Sosannim—(cf. el título del Salmo 45). Con lenguaje mixto de oración y de queja, el sufriente, cuya condición<br />

aquí se expone, suplica el socorro divino como quien sufre por el amor de Dios, implora la divina retribución sobre<br />

sus enemigos, y asegurado de la liberación que vendrá, promete que darán alabanza él mismo y los demás que<br />

recibirán tales bendiciones de Dios. Está citado este Salmo siete veces en el N. T. como profético de Cristo y de los<br />

tiempos evangélicos. Aunque parece a algunos que el carácter del salmista en el Salmo 69:5 es el de pecador; sin<br />

embargo, su condición de victima inocente de los crímenes alegados sostiene el carácter típico de la composición, y<br />

puede ser tomado pues en todo, como en el Salmo 22, por típicamente expresivo de los sentimientos de nuestro<br />

Salvador en la carne.<br />

1, 2. (cf. el Salmo 40:2.) entrado hasta el alma—poniéndole en peligro de ser ahogado (Jonás 2:5). 3. (Cf. el Salmo<br />

6:6). desfallecido mis ojos—cansados de mirar (119:28). 4. me aborrecen, etc.—(cf. Juan 15:25.) Sobre el número y

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