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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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177<br />

quienes en su nombre y por su interés entraron en el pacto nacional 12. oísteis la voz de sus palabras, mas …<br />

ninguna figura visteis—Aunque sonidos articulados fueron oídos que provenían de la montaña, ninguna forma o<br />

representación del Ser Divino fué vista que indicara su naturaleza o sus propiedades según las nociones de los<br />

paganos.<br />

15–40. UNA DISUASION PARTICU<strong>LA</strong>R CONTRA <strong>LA</strong> IDO<strong>LA</strong>TRIA. 15. Guardad pues mucho vuestras almas:<br />

pues ninguna figura visteis—La extrema propensidad de los israelitas a la idolatría, debido a su posesión en medio<br />

de naciones circundantes ya abandonadas a sus seducciones, explica por qué su atención era llamada repetidas veces<br />

al hecho de que Dios no aparecería en Sinaí en ninguna forma visible; y en base a aquella circunstancia notable, se les<br />

da una advertencia de guardarse no sólo de hacer representaciones de dioses falsos sino también de alguna<br />

representación imaginada del Dios verdadero. 16–19. Porque no os corrompáis, y hagáis para vosotros escultura—<br />

Aquí se especifican las cosas de las cuales Dios prohibió que se hiciera imagen o representación para fines de culto; y,<br />

por la variedad de detalles mencionados, se puede formar una idea de la prevalencia extensa de la idolatría en aquel<br />

tiempo. Sea cual sea la manera en que tuvo su origen la idolatría, si por una intención de rendir culto a Dios a través<br />

de aquellas cosas que parecían proporcionar las evidencias más patentes de su poder, o si se suponía que un principio<br />

divino residiera en las cosas mismas, casi no había un elemento u objeto que no fuera deificado. Esto era verdad<br />

especialmente entre los cananeos y egipcios, contra cuyas prácticas supersticiosas, sin duda, se dirigía principalmente<br />

la advertencia. Aquéllos adoraban a Baal y Astarte, y éstos a Osiris e Isis, bajo la figura de varón y mujer. Era en<br />

Egipto donde abundaba más el culto a los animales, porque los naturales de aquel país deificaban entre los animales<br />

al buey, la ternera, la oveja y la cabra, el perro, el gato y el mono; entre las aves. el ibis, el halcón y la grulla; entre los<br />

reptiles, el cocodrilo, la rana y el escarabajo; entre los peces, todos los del Nilo; algunos de éstos, como Osiris e Isis,<br />

eran adorados en todo el Egipto; los otros sólo era en determinadas provincias; además de todo esto, aceptaban la<br />

superstición zabiana, adoración por los egipcios, en común con muchos otros pueblos, la cual se extendía a toda la<br />

hueste de estrellas. Los detalles muy circunstanciales aquí dados de la idolatría egipcia y cananea, se debían a la<br />

familiaridad pasada y futura de los israelitas con ella en todas estas formas. 20. a vosotros Jehová os tomó, y os ha<br />

sacado del horno de hierro—i. e., el horno de derretir hierro. Un horno de esta clase es redondo, y a veces de diez<br />

metros de profundidad, y que necesitaba la más alta intensidad de calor. Tal es la tremenda imagen escogida para<br />

representar la esclavitud y la aflicción de los israelitas. (Rosenmuller). para que le seáis por pueblo de heredad—su<br />

posesión especial de edad en edad; y por lo tanto que vosotros abandonarais la adoración de él por la de los ídolos,<br />

especialmente por la idolatría grosera y degradante que prevalecía entre los egipcios, sería la locura más grande, la<br />

ingratitud más atroz. 26. Yo pongo hoy por testigos al cielo y a la tierra—Esta forma solemne de imprecación ha sido<br />

común en circunstancias especiales entre todos los pueblos. Aquí se usa en sentido figurado, o como en otras partes<br />

de las Escrituras donde se llama a objetos inanimados como testigos (cap. 32:1; Isaías 1:2). 28. serviréis allí dioses<br />

hechos de manos de hombres—Las medidas compulsorias de sus conquistadores tiránicos los obligarían a la<br />

idolatría, de modo que su selección sería su castigo. 30. si en los postreros días te volvieres a Jehová tu Dios—O<br />

hacia el término fijado de su cautiverio, cuando ellos mostraran un espíritu nuevo de arrepentimiento y fe, o en la<br />

dispensación del Mesías, la cual generalmente se llama “los Postreros días”, y cuando las tribus esparcidas de Israel se<br />

convirtieran a Cristo. El cumplimiento de este acontecimiento feliz será la prueba más ilustre de la verdad de la<br />

promesa hecha en el v. 31. 41–43. apartó Moisés tres ciudades de esta parte del Jordán—(Véase Josué 20:7, 8). 44. Esta<br />

pues es la ley que Moisés propuso delante de los hijos de Israel—Esto es el prefacio a la repetición de la ley, la cual,<br />

con la añadidura de varias circunstancias explicativas contienen los capítulos siguientes. 46. Beth peor—i. e., casa o<br />

templo de Peor. Es probable que un templo de este ídolo moabita estuviera a la vista plena del campamento hebreo,<br />

mientras Moisés estaba insistiendo en los derechos exclusivos de Dios a su adoración, y esta referencia sería muy<br />

significativa, si era el mismo templo donde los israelitas habían cometido su grave ofensa. 49. las vertientes de las<br />

aguas abajo del Pisga—más frecuentemente Ashdoth‐pisga (cap. 3:17; Josué 12:3; 13:20), las raíces o pie de las<br />

montañas al este del Jordán.<br />

CAPITULO 5<br />

Vers. 1–29. UNA CONMEMORACION <strong>DE</strong>L PACTO EN HOREB. 1. Oye, Israel, los estatutos y derechos—Sea<br />

que esta repetición de la ley fuera hecha en una asamblea solemne, o, como piensan algunos, en una reunión de los<br />

ancianos como representantes del pueblo, es de poca importancia; fué dirigida o directa o indirectamente al pueblo<br />

hebreo como principios de su constitución peculiar como nación; y por lo tanto, como se ha hecho notar con razón, “la<br />

ley judía no tiene ninguna obligación sobre el cristiano, a menos que alguna parte de ella sea dada o mandada por<br />

Cristo Jesús; porque todo aquello que en esta ley esté de acuerdo con las leyes de la naturaleza, nos obliga, no por ser

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