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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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285<br />

providencia de Dios allanaría el camino; y por lo tanto no quería dar ningún paso en esta crisis personal y nacional,<br />

sin buscar la direccián divina. Le fué dicho que fuera a Judá y fijara su sede en Hebrón, a donde fué con su compañía<br />

que ya era considerable. Allí sus intereses eran muy poderosos; porque no sólo estaba dentro de su propia tribu, y<br />

cerca de jefes con quienes desde tiempo atrás había estado en relaciones amigables (véase 1 Samuel 30:26–31), sino que<br />

Hebrón era la capital y centro de Judá, y una de las ciudades levíticas, cuyos habitantes le eran firmemente adictos,<br />

tanto por simpatía a su causa desde la matanza en Nob, como por la perspectiva de realizar por medio de él la<br />

prometida preeminencia de ellos entre las tribus. Los príncipes de Judá, pues, le ofrecieron la corona de su tribu, la<br />

cual él aceptó. Mas no podía hacerse con prudencia, en las circunstancias actuales de la patria (1 Crónicas 11:3). 5–7.<br />

envió David mensajeros a loa de Jabes de Galaad—No puede haber duda de que este mensaje de agradecimiento<br />

por su valiente y peligrosa empresa de rescatar los cuerpos de Saúl y sus hijos, era una expresión del sentimiento<br />

personal y genuino de la satisfacción de David. Al mismo tiempo, fué un rasgo de sana y oportuna política. En este<br />

aspecto, el anuncio de su poder real en Judá, acompañado por la promesa de su protección a los hombres de Jabes de<br />

Galaad en caso de que se viesen expuestos a peligros por causa de su aventura en Beth‐san, tendría un importante<br />

significado en todas partes del país, y ofrecería la seguridad de que él les daría el mismo oportuno y enérgico socorro<br />

que Saúl les había dado en el principio de su reinado.<br />

8–17. ABNER HACE REY <strong>DE</strong> ISRAEL A IS‐BOSETH. 8. Abner hijo de Ner, general del ejército de Saúl, tomó a<br />

Is‐boseth—Aquí había el establecimiento de un reino rival, el cual, sin embargo, no habría existido si no hubiera sido<br />

por Abner. Is‐boseth—o Esbaal. (1 Crónicas 8:33; 9:39). Los hebreos generalmente cambiaban los nombres terminados<br />

en Baal por Boseth (“vergüenza”) (Jueces 9:53, cf. con cap. 11:21). Se llamaba así a este príncipe por su imbecilidad.<br />

Abner—era primo hermano de Saúl, comandante de su ejército, y tenido en alta estima por todo el país. Su lealtad a la<br />

casa de su finado señor se mezclaba con su oposición a David y su ambición personal, al empezar este movimiento<br />

faccioso. El también estaba alerta a la importancia de asegurar las tribus orientales; así, llevando a Is‐boseth a través<br />

del Jordán, lo proclamó rey en Mahanaim, ciudad sobre la ribera septentrional del Jaboc, santificado [PAG. 248] en<br />

tiempos patriarcales por la presencia divina (Génesis 32:2). Allí congregó las tribus alrededor del estandarte del infeliz<br />

hijo de Saúl. 9. sobre Galaad—generalmente así se indicaba a la tierra allende el Jordán. Gessuri—asuritas, la tribu de<br />

Aser en el extremo norte.—Jezreel—El extenso valle que bordeaba las tribus centrales. sobre todo Israel … Sola la<br />

casa de Judá—David no podía ni quería forzar los asuntos; mas estaba contento con esperar el tiempo señalado por<br />

Dios; y cuidadosamente evitaba todo conflicto con el rey rival, hasta que, después de dos años, comenzaron las<br />

hostilidades desde aquel lado. Abner salió de Mahanaim a Gabaón con los siervos de Is‐boseth—Esta ciudad estaba<br />

cerca de los confines de Judá, y como el ejércicito con el cual acampó Abner, parecía tener algún propósito agresivo,<br />

David envió un ejército bajo el mando de Joab para vigilar sus movimientos. 14. Dijo Abner a Joab: Levántense ahora<br />

los mancebos, y maniobren delante de nosotros—Algunos creen que la propuesta era sólo una prueba de destreza<br />

para entretenerse. Otros suponen que estando ambas partes poco dispuestas a dar principio a una guerra civil, Abner<br />

ofreció dejar la contienda a doce hombres escogidos de cada parte. La lucha, en vez de terminar con el asunto,<br />

enardeció las pasiones de los dos partidos rivales, y siguió una batalla general en la cual Abner y los suyos fueron<br />

vencidos, y huyeron.<br />

19–22. MUERTE <strong>DE</strong> ASAEL. 19. Asael siguió a Abner—Ganar las armas del general se consideraba como el<br />

trofeo más grande. Asael, por la ambición de obtener las armas de Abner, se adelantó a todos los demás corredores, y<br />

estaba alcanzando al general en su retirada, pero éste, consciente de tener más fuerza física, y no queriendo que<br />

hubiese “sangre” entre él y Joab, hermano de Asael, dos veces lo instó a que lo dejara. Como el impetuoso soldado fué<br />

sordo a la generosa amonestación, el veterano Abner levantó el cabo puntiagudo de su lanza, como lo hacen en la<br />

actualidad los árabes cuando son perseguidos, y con un repentino empujón hacia atrás, traspasó el cuerpo de Asael de<br />

modo que cayó revolcándose en su sangre. Pero Joab y Abisaí continuaron el seguimiento por otro camino, hasta la<br />

puesta del sol. Llegando a tierra alta y recibiendo los refuerzos de algunos benjamitas, juntó Abner sus tropas<br />

esparcidas, y encarecidamente apeló a los mejores sentimientos de Joab para poner fin al derramamiento de sangre,<br />

que de continuarse, llevaría a consecuencias más serias, a una destructiva guerra civil. Joab, reprochando a su<br />

contrario ser el único causante de la batalla, sintió la fuerza de la exhortación, y refrenó a sus hombres; mientras<br />

Abner, probablemente temiendo la renovación del ataque cuando Joab llegara a saber de la muerte de su hermano y<br />

buscara venganza, trató de cruzar el Jordán aquella misma noche por marchas forzadas. Del lado del ejército de David<br />

las pérdidas fueron sólo diez y nueve hombres además de Asael. Pero del ejército de Is‐boseth cayeron trescientos<br />

sesenta.<br />

CAPITULO 3

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