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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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111<br />

ofrenda, excepto la parte festiva de la observancia, la cual correspondía al sacerdote y su familia; y que ésta había sido<br />

omitida, o porque su corazón estaba demasiado dolorido para tomar parte en la celebración de una fiesta gozosa, o<br />

porque él suponía, que, por los juicios aterradores que habían sido infligidos, todos los servicios de aquella ocasión<br />

estaban de tal manera viciados que él no los completó. Pero Aarón estaba decididamente equivocado. Por mandato<br />

expreso de Dios, la ofrenda por el pecado había de ser comida en el lugar santo; y ninguna opinión antojadiza de<br />

conveniencia o decencia debería haberle inducido a omitir a discreción, un estatuto positivo. La ley de Dios era clara,<br />

y donde esto es el caso, es pecado desviarse un cabello de la senda del deber. Pero Moisés se condolió de su hermano<br />

afligido; y habiendo señalado el error, no dijo más.<br />

CAPITULO 11<br />

Vers. 1–47. ANIMALES QUE PUE<strong>DE</strong>N Y NO PUE<strong>DE</strong>N SER COMIDOS. 1. habló Jehová a Moisés y a Aarón—<br />

Siendo estas leyes dirigidas tanto a los gobernantes civiles como eclesiásticos de Israel, pueden servir para indicar la<br />

doble opinión que se toma de ellas. Sin duda la primera razón y la más fuerte para instituir una distinción entre las<br />

carnes, era la de desanimar a los israelitas de emigrar a otros países, y de comunicación general con el mundo; para<br />

evitar que adquiriesen familiaridad con los habitantes de los países que lindaban con Canaán, de tal modo que<br />

cayeran en su idolatría y fuesen contaminados con sus vicios; en fin, la de tenerlos como pueblo distinto y peculiar.<br />

Para este propósito, ninguna diferencia de credo, ningún sistema de política, ninguna diversidad de idiomas o<br />

costumbres, era tan útil como una distinción de las carnes, fundada en la religión; y como resultado, los judíos<br />

enseñados por su educación a aborrecer muchos artículos de alimento libremente comidos por otros pueblos, nunca,<br />

ni aun en los períodos de gran degeneración moral, podrían amalgamarse con las naciones entre las cuales estaban<br />

desparramados. Pero aunque éste era el fundamento principal de estas leyes, razones dietéticas también tuvieron su<br />

peso; porque no hay duda de que la carne de muchos animales aquí clasificados como inmundos, en todas partes,<br />

pero especialmente en climas cálidos, es menos sana y menos adecuada para alimento que aquellas que se les permite<br />

comer. Estas leyes, pues, siendo útiles para fines sanitarios y religiosos, fueron dirigidas tanto a Moisés como a Aarón.<br />

3–7. todo el de pezuña, y que tiene las pezuñas hendidas, y que rumia—Los animales rumiantes por una estructura<br />

especial de sus estómagos digieren su alimento más completamente que otros. Se ha descubierto que en el acto de<br />

rumiar, una porción grande de las propiedades venenosas de las plantas por ellos comidas, es eliminada por las<br />

glándulas salivales. Este poder de separar los efectos venenosos de los vegetales, se dice que es especialmente notable<br />

en las vacas y cabras, cuyas bocas muchas veces están doloridas, y a veces sangran, como consecuencia. Su carne por<br />

lo tanto está en mejor condición como alimento, porque contiene más de los jugos nutritivos, y es más fácilmente<br />

digerida en el estómago humano, y por consiguiente es más fácilmente asimilada. Los animales que no rumian,<br />

transforman menos perfectamente su alimento; su carne pues es malsana, debido a los densos jugos animales en que<br />

abundan, y es fácil que produzca desórdenes escorbúticos y escrofulosos. Pero los animales que pueden ser comidos<br />

son los que tienen la pezuña hendida y que rumian, y éste es otro medio de librar la carne del animal de sustancias<br />

nocivas. “En el caso de animales con pezuñas partidas, cuando pastan en situaciones desfavorables, una cantidad<br />

prodigiosa de materias fétidas es descargada, y circula entre los dedos; mientras que los animales con pezuña no<br />

dividida, pastando en el mismo terreno, llegan a ser severamente afectados de las piernas, por las plantas venenosas<br />

entre el pasto”. (Whitlaw’s, Code of Health.) La experiencia toda da testimonio de esto, y por consiguiente el uso de<br />

animales rumiantes, esto es, que rumian y tienen partida la pezuña, siempre ha prevalecido en la mayoría de los<br />

países, aunque era seguida con más cuidado por el pueblo que fué favorecido con la promulgación de la ley de Dios.<br />

4. el camello—Tiene hasta cierto punto la pezuña dividida, porque el pie consiste en dos partes grandes, pero la<br />

división no está completa; los dedos descansan sobre un cojín elástico sobre el cual anda; como animal de carga su<br />

carne es dura, y como razón adicional [PAG. 102] para su prohibición podría ser la de tener a los israelitas separados<br />

de los descendientes de Ismael. 5. el conejo—no propiamente el conejo, porque no se halla en Palestina ni Arabia sino<br />

el “hyrax”, animalito del tamaño y forma general del conejo, pero que difiere de él en varios rasgos esenciales: no<br />

tiene cola; pelos largos cerdosos, como espinas, hay entre los pelos suaves de su dorso; sus pies son desnudos, sus<br />

uñas chatas y redondas, excepto las del dedo interior de los pies traseros, que son agudas y sobresalen como lesnas.<br />

No hace cueva en la tierra, mas frecuenta grietas en las rocas. 6. la liebre—Dos especies de liebre estarían incluídas en<br />

esta prohibicion: la liebre de Sinaí, liebre del desierto, pequeña y generalmente parda, y la liebre de Palestina y Siria,<br />

como del tamaño y color de las de nuestro país. Ni la liebre ni el conejo son animales rumiantes. Sólo parecen serlo por<br />

el movimiento de la mandíbula al masticar el pasto. Tampoco son patihendidos, y además se dice que por la gran<br />

cantidad de pelusa en ellos, son muy propensos a parásitos, y que para expeler éstos, comen plantas venenosas, y si<br />

son usadas para alimento mientras están en ese estado, son muy venenosas. (Whitlaw.) 7. el puerco—Es animal<br />

asqueroso, de hábitos sucios en el comer, y le falta una de las disposiciones naturales para la purificación del

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