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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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casos considerados han sido de un cambio de mal a peor, o viceversa, en una generación en comparación con otra<br />

generación. Aquí se trata de un cambio en el mismo individuo. Esto, como afectando prácticamente a las personas<br />

aquí arengadas, lógicamente se pone en segundo lugar. Lejos de echar Dios sobre los hombres las culpas de los<br />

pecados ajenos, ni los castigará por sus propios pecados, si ellos se tornan de la maldad a la justicia; pero si ellos se<br />

tornan de la justicia al pecado, no deberán esperar lógicamente que su bondad anterior expíe su pecado posterior<br />

(Hebreos 10:38, 39; 2 Pedro 2:20–22). El destierro en Babilonia dió una oportunidad para el arrepentimiento de<br />

aquellos pecados que habrían traído la pena de muerte sobre el perpetrador en Judea, si se hubiese aplicado la ley; así<br />

el destierro preparó el camino para el evangelio. [Grocio.] 22. en su justicia que hizo vivirá—en ella, no por causa de<br />

ella, como si ella expiara sus pecados pasados; pero “en su justicia” vivirá, como la evidencia de que ya está en favor<br />

con Dios mediante los méritos del Mesías que había de venir. El evangelio aclara para nosotros tales pasajes (1 Pedro<br />

1:12), que eran entendidos obscuramente en aquel entonces, mientras, sin embargo, los hombres tenían luz suficiente<br />

para su salvación. 23. (1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9). Si los hombres perecen, es porque ellos no quieren venir al Señor<br />

para su salvacón; y no que el Señor no esté deseoso de salvarlos (Juan 5:40). Ellos pisotean no solamente la justicia,<br />

sino la misericordia de Dios; ¿qué más esperanza puede haber para ellos, cuando aun la misericordia está en su<br />

contra? (Hebreos 10:26–29). 24. el justo—uno que es tal aparentemente; como en Mateo 9:13: “No vine a llamar<br />

justos”, etc., o aquellos que se creen justos. Sólo son verdaderos santos los que por la gracia de Dios perseveran<br />

(Mateo 24:13; 1 Corintios 10:12; Juan 10:28, 29). se apartare de su justicia—una apostasía completa; no como las<br />

ofensas excepcionales por debilidad o inatención, por las cuales después se lamentan y se arrepienten. no vendrán en<br />

memoria—no se tendrán en cuenta como para salvarlos. su pecado—su apostasía cabal. 25. Su excusa en decir: “No es<br />

derecho el camino del Señor”, era que Dios trataba a las diferentes clases de manera diferente. Pero en realidad era<br />

que el camino de ellos estaba torcido, puesto que, viviendo en el pecado, ellos esperaban ser tratados como si fuesen<br />

justos. El “camino” de Dios era invariablemente el de tratar a los hombres según sus méritos. 26–28. Los dos casos<br />

últimos se repiten en orden inverso. La declaración enfática de Dios de sus principios de gobierno, no necesita más<br />

prueba que la simple declaración de él. por ello—por su maldad, por sus pecados mismos, que son las<br />

manifestaciones del principio de “iniquidad” mencionado arriba. 27. hará vivir su alma—es decir, la habrá salvado<br />

mediante su arrepentimiento. 28. Porque miró—el primer paso en el arrepentimiento, dándose cuenta de su<br />

verdadera situación; porque los impíos no consideran a Dios ni a sí mismos. (Deuteronomio 32:29; Salmo 119:59, 60;<br />

Lucas 15:17, 18). 29. Aunque la justicia de Dios está claramente manifiesta, los pecadores todavía se oponen a ella,<br />

porque no quieren verla. (Miqueas 2:7; Mateo 11:18, 19). 30–32. Como Dios ha de juzgarlos “según los caminos de<br />

ellos” (Proverbios 1:31), su única esperanza es la de “arrepentirse”; y ésta es una esperanza segura, porque Dios no se<br />

deleita en juzgarlos en su ira, sino que en gracia desea su salvación por el arrepentimiento. Yo os juzgaré—Aunque<br />

vosotros caviláis, basta decir que yo, vuestro Juez, así lo declaro, y os juzgaré según mi voluntad; [PAG. 775] y<br />

entonces tendrán que terminar vuestras vanas sutilezas. convertíos—arrepentimiento interior (Apocalipsis 2:5). En<br />

hebreo hay un juego de sonidos parecidos, “Tornaos y retornaos, (o convertíos)”. volveos—a vosotros mismos, etc.—<br />

los frutos externos del arrepentimiento. No como dice el Margen, “volved a otros”, porque la cláusula paralela (v. 31)<br />

es, “echad todos vuestras iniquidades”. Tal vez, sin embargo, la omisión del objeto del verbo en hebreo, da a entender<br />

que ambas cosas están incluídas: “Volved a vosotros mismos y a todos los que podáis traer”. de todas vuestras<br />

iniquidades—no como si los creyentes fuesen perfectos; mas ellos sinceramente desean alcanzar la perfección, para<br />

no estar habitual ni voluntariamente en relaciones amistosas con ningún pecado (1 Juan 3:6–9). ruina—lit., “vuestra<br />

trampa”, que os envuelve en la ruina. 31. Echad de vosotros—porque la causa de vuestro mal está con vosotros;<br />

vuestra única esperanza de escaparos es la de reconciliaros con Dios (Efesios 4:22, 23). haceos corazón nuevo—Esto<br />

demuestra, no lo que podamos hacer, sino lo que debemos hacer: lo que Dios exige de nosotros. Sólo Dios puede hacer<br />

para nosotros un corazón nuevo (cap. 11:19; 36:26, 27). El mandato de hacer lo que los hombres mismos no pueden<br />

hacer, tenía por motivo obligarlos (en vez de echar la culpa, como los judíos hacían, sobre otros, y no sobre sí mismos)<br />

a sentir la propia impotencia suya, y a buscar el Espíritu Santo de Dios (Salmo 51:11, 12). Así la exhortacón exterior es,<br />

como si fuera, el órgano o instrumento que usa Dios para conferir la gracia. De modo que decimos con Agustín: “Da<br />

lo que necesitas, y luego necesita lo que quieras”. Nuestro poder (que en sí es debilidad) bastará para todo lo que Dios<br />

exija, si sólo da él la provisión. [Calvino.] espíritu—el entendimiento; así como el “corazón” quiere decir la voluntad y<br />

el afecto. Habrá que cambiarse la raíz, antes que pueda ser buena la fruta. ¿por qué moriréis?—traeréis sobre vuestras<br />

personas la ruina. Los decretos de Dios son secretos para nosotros; nos basta que él invita a todos, y no rechazará a<br />

ninguno que lo busque. 32.—(Lamentaciones 3:33; 2 Pedro 3:9). Dios es “tradío para la ira”; castigos son “su obra<br />

extraña” (Isaías 28:21).<br />

CAPITULO 19

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