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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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éste es su consuelo en la retirada de él ahora. yo suya—por la creación (Salmo 100:3), por la redención (Juan 17:10;<br />

Romanos 14:8; 1 Corintios 6:19). apacienta—más bien, pace como la gama, o gacela (v. 17; el instinto infaliblemente lo<br />

llevará de vuelta a su pastadero “entre los lirios”. Así el Señor Jesús, aunque ahora retirado, la novia está segura de<br />

que volverá a su favorito lugar de descanso (cf. el cap. 7:10; Salmo 132:14). También más tarde (Apocalipsis 21:3).<br />

Título del Salmo 45, llama puros y blancos “los lirios” de su hermosa novia, si bien, entre los espinos. (Hengstenberg).<br />

17. Noche es la figura del mundo actual (Romanos 13:12). “He aquí los hombres, como si viviesen en una caverna<br />

subterránea”. (Platón República, VII. 1). Hasta que—es decir, antes que. apunte. lit., respire, indicando las brisas<br />

refrescantes del alba en el oriente, o el aire de la vida, que distingue la mañana del silencio mortal de la noche. Maurer<br />

entiende que este v. se refiere a la aproximación de le noche, cuando se levantan las brisas tras el calor del día (cf.<br />

Génesis 3:8 con Génesis 18:1), y a las “sombras” que se pierden en la noche (Salmo 102:11); así nuestra vida será el día;<br />

la muerte, la noche (Juan 9:4). Nuestra versión concuerda mejor con el cap. 3:1. “Por las noches” (de noche) (Romanos<br />

13:12). tórnate—a mí. Bether—las montañas cerca de Bitrón, separadas del resto de Israel por el Jordán (2 Samuel<br />

2:29), no lejos de Betábara, donde Juan bautizó y Jesús primero se manifestó. Más bien, según la versión de los LXX,<br />

montes de separación, montañas cruzadas por grandes quebradas, difíciles de atravesar, que separan a la novia de<br />

Jesucristo. En el cap. 8:14 las montañas son de especias, no de separación; porque en su primera venida tuvo que cruzar<br />

el golfo hecho por el pecado entre él y nosotros (Zacarías 4:6, 7); en la segunda, sólo bajará de aquel monte de<br />

fragancia en lo alto, para recibir a su preparada novia. Históricamente, en el ministerio de Juan el Bautista, el<br />

llamamiento de Cristo a la novia no fué, como después (cap. 4:8) “Ven conmigo,” sino “Ven fuera,” es decir a mi<br />

encuentro (cap. 2:10, 13). Sentada en la oscuridad (Mateo 4:16), ella “aguardaba,” y le “esperaba” con ansia a él,<br />

“grande resplandor” (Lucas 1:79; 2:25, 38); al salir él, las sombras de la ley (Colosenses 2:16, 17; Hebreos 10:1) habían<br />

de “huirse.” De modo que nosotros aguardamos la segunda venida, cuando los medios de la gracia, tan preciosos<br />

ahora, serán sustituídos por la presencia del Sol de justicia (1 Corintios 13:10, 12; Apocalipsis 21:22, 23). Hasta<br />

entonces la palabra es nuestra luz (2 Pedro 1:9).<br />

CAPITULO 3<br />

1. Por las noches—Continuación del anhelo del amanecer del Mesías (cap. 2:17; Salmo 130:6; Malaquías 4:2). El<br />

abandono espiritual aquí (caps. 2:17; 3:5) no se debe a la indiferencia, como en el cap. 5:2–8. “Como para las flores son<br />

mejores las noches y el rocío que el sol continuo, así la ausencia de Cristo (a veces) da savia la humildad y da a la fe<br />

amplio campo donde ejercitarse.” (Ruterford.) Contrástese el cap. 1:13; y el Salmo 30:6, 7. en mi lecho—el secreto de<br />

su fracaso (Isaías 64:7; Jeremías 29:13; Amós 6:1, 4; Oseas 7:14). ama—no falta de sinceridad, sino de diligencia, la que<br />

corrige ahora, dejando la cama para buscarlo (Salmo 22:2; 63:8; Isaías 26:9; Juan 20:17). Cuatro veces ella llama a<br />

Jesucristo: “Al que ama a mi alma,” indicando que está ausente; el lenguaje del deseo: “El me amó,” había de [PAG.<br />

537] ser el lenguaje de la fruición actual (Apocalipsis 1:5). Al preguntar a los guardas (v. 3), ni da el nombre de él, tan<br />

lleno de él está su corazón. Habiéndolo hallado al alba (porque en todo esto él es la mañana), ella manda a las<br />

doncellas que no acorten por la intromisión el tiempo de la estancia de él. Cf. la referente a la búsqueda cuidadosa de<br />

Jesucristo en los días de Juan el Bautista, vana al principio, más luego con éxito (Lucas 3:15–22; Juan 1:19–34). no lo<br />

hallé—¡Ojalá obráramos honradamente para nuestro propio bien (Proverbios 25:14; Judas 12)! 2. Bien despertados<br />

para Dios (Lucas 14:18–20; Efesios 5:14). “una resolución honesta muchas veces es al (cumplimiento del) deber, como<br />

la aguja que hace correr el hilo.” (Durham.) No un mero deseo, que no toma en cuenta el costo: deja la cama blanda, y<br />

se va vagando de noche en su búsqueda (Proverbios 13:4; Mateo 21:30; Lucas 14:27–33). la ciudad—Jerusalén, lit.,<br />

(Mateo 3:5; Juan 1:19), y espiritualmente, la Iglesia aguí (Hebreos 12:22), en la gloria (Apocalipsis 21:2). plazas—a las<br />

puertas de las ciudades orientales, donde el pueblo se reunía para tratar los asuntos. También las asambleas de los<br />

adoradores (cap. 8:2, 3; Proverbios 1:20–23; Hebreos 10:25). En su primer despertamiento se retrajo de la gente,<br />

buscando a Jesucristo sola; pero se le pidió a ella que siguiera las huellas del rebaño (cap. 1:8), y ahora en su segunda<br />

tentativa, de suyo sale al encuentro de ellos. “Cuanto más crece el alma en la gracia, y cuanto menos se apoya en los<br />

ritos, tanto más los aprecia y se aprovecha de ellos.” (Moody Stuart.) (Salmo 73:16, 17). no lo hallé—nada menos que<br />

Jesucristo la puede satisfacer (Job 23:8–10; Salmo 63:1, 2). 3. guardas—ministros (Isaías 62:6; Jeremías 6:17; Ezequiel<br />

3:17; Hebreos 13:17), personas idóneas para consultar (Isaías 21:11; Malaquías 2:7). Halláronme—el oficio general de<br />

la palabra es para “hallar” a las almas que individualmente están buscando a Jesucristo (Génesis 24:27, fin del v.;<br />

Hechos 16:14); mientras que los formalistas quedan sin conmoverse. 4. Jesucristo generalmente es “hallado” cerca de<br />

los guardas y de los medios de gracia; pero éstos no son él, la estrella que señala a Belén no es el Sol que allí salió: ella<br />

(la novia) pasa los hitos de prisa hacia la meta. (Moody Stuart.) Ni los ángeles pudieron satisfacer a María Magdalena,<br />

en lugar de Jesucristo (Juan 20:11–16). hallé—(Isaías 45:19; Oseas 6:1–3; Mateo 13:44–46.) trabé de él—contenta de ser<br />

asi tenida; no contenta de lo contrario (Génesis 32:26; Mateo 28:9; Lucas 24:28, 29; Apocalipsis 3:11). “Como el niñito

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