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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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porque (debería ser por lo tanto) Jehová los quería matar—No fué la preor dinación, sino su propia desobediencia<br />

voluntariosa e impenitente, la causa de su destrucción.<br />

27–35. UNA PROFECIA CONTRA <strong>LA</strong> CASA <strong>DE</strong> ELI. 27. vino un varón de Dios a Eli, y díjole … que no haya<br />

viejo en tu casa—Se da tanta importancia en Oriente a la vejez, que se estimaría como una gran calamidad y<br />

sensiblemente menguaría la respetabilidad de cualquier familia el hecho de que no pudiera contar entre sus miembros<br />

a algunos ancianos. La predicción de este profeta fué ampliamente confirmada por las aflicciones, degradación,<br />

pobreza y muchas muertes prematuras con que la casa de Eli fué visitada después de este anuncio (Véase cap. 4:11;<br />

14:3; 22:18–23; 1 Reyes 2:27). 31. cortaré tu brazo, y el brazo de la casa de tu padre—Por el retiro del sumo sacerdocio<br />

de Eleazar, el mayor de las dos hijos de Aarón, después que fueron destruídos Nadab y Abihu, se confirió aquella<br />

dignidad a la familia de Ithamar, a la cual pertenecía Eli, y ahora, puesto que sus descendientes habían perdido el<br />

derecho a este honor. el sacerdocio les sería quitado y restaurado a la rama más antigua. 32. verás competidor en el<br />

tabernáculo—Rival afortunado porque el puesto de sumo sacerdote se levantaría de entre otra familia (2 Samuel<br />

15:35; 1 Crónicas 24:3; 29:22). Pero la nota marginal “tú verás la aflicción del tabernáculo”, parece que es una<br />

traducción preferible.<br />

CAPITULO 3<br />

Vers. 1–10. EL SEÑOR APARECE A SAMUEL EN SUEÑO. 1. El joven Samuel ministraba a Jehová delante de<br />

Eli—Su ministerio naturalmente consistía en algunos trabajos en relación con el santuario de acuerdo con su edad,<br />

que se supone era como de doce años. Sea que el puesto le fuera designado especialmente, o que resultara del interés<br />

inspirado por la historia de su nacimiento, Eli le retenía como su asistente inmediato y él residía, no en el santuario<br />

mismo sino en una de las carpas o departamentos de su derredor, puestas para acomodar a los sacerdotes y levitas,<br />

estando la de él cerca de la del sumo sacerdote. la palabra de Jehová era de estima en aquellos días—Era rara vez<br />

conocida por los israelitas. En verdad, sólo dos profetas son mencionados durante toda la administración de los jueces<br />

(Jueces 4:4; 6:8). no había visión manifiesta—Ningún profeta públicamente reconocido que pudiese darles a conocer<br />

la voluntad de Dios. Debe haber habido ciertas evidencias indubitables por las cuales se distinguía una comunicación<br />

del cielo. Eli las conocia porque él las había recibido, aunque no tan frecuentemente como se da a entender por la frase<br />

“visión manifiesta”. 3. antes que la lámpara de Dios fuese apagada—Parece que “templo” había llegado a ser el<br />

nombre asignado al tabernáculo, y la hora indicada aquí era hacia el alba, pues las luces se extinguían a la salida del<br />

sol (véase Levítico 6:12, 13). 5. corriendo a Eli, dijo: Heme aquí: ¿para qué me llamaste?—Es evidente que su cámara<br />

de dormir estaba cerca de la del viejo sumo sacerdote, y que estaba acostumbrado a ser llamado de noche. Tres<br />

llamadas sucesivas dirigidas al niño, convencieron a Eli del carácter divino del que le había hablado, y por lo tanto<br />

exhortó al niño a dar una atención reverencial [PAG. 224] al mensaje. La substancia del mismo era una extraordinaria<br />

advertencia de los juicios que pendían sobre la casa de Eli; y el viejo sacerdote, habiendo sacado el doloroso secreto<br />

del sencillo niño, exclamó: “Jehová es; haga lo que le pareciere”. Con este espíritu de sumisión humilde, y sin<br />

murmuración, debemos recibir las dispensaciones de Dios, por severas y aflictivas que sean. Pero, para formar una<br />

opinión del lenguaje y conducta de Eli en esta ocasión, tenemos que considerar la abrumadora acumulación de juicios<br />

pronunciados contra él, sus hijos, sus descendientes, su altar y su nación. Ante semejante amenaza, él manifestó una<br />

piedad y mansedumbre maravillosas. En su carácter personal parece haber sido hombre bueno, pero la conducta de<br />

sus familiares era notoriamente mala; y aunque sus infortunios apelan a nuestra simpatía, es imposible aprobar o<br />

defender el proceder débil e infiel que trajo sobre él estas adversidades por el juicio retributivo de Dios.<br />

CAPITULO 4<br />

Vers. 1–11. ISRAEL VENCIDO POR LOS FILISTEOS. 1. Samuel habló a todo Israel—El carácter de Samuel como<br />

profeta estaba ya plenamente establecido. La falta de “visión manifiesta” era suplida por él, porque Jehová “no dejó<br />

caer a tierra, ninguna de sus palabras” (cap. 3:19); y a su residencia en Silo acudía todo Israel a consultarle como a un<br />

oráculo, y Samuel, por el mandamiento divino que recibía, y por su don de profeta, podía informarlos de lo que era la<br />

voluntad de Dios. No es improbable que la creciente influencia del joven profeta hubiera alarmado los temores celosos<br />

de los filisteos, quienes, teniendo a los israelitas en algún grado de sujeción desde la muerte de Samsón, estaban<br />

resueltos a oprimirlos más para evitar que fuesen enseñados por los consejos de Samuel, y que bajo su dirección<br />

afirmaran de nuevo su independencia nacional. De todos modos, eran los filisteos los agresores (v. 2). Pero, por otra<br />

parte, los israelitas eran atrevidos e inconsiderados en lanzarse al campo de batalla sin obtener la sanción de Samuel<br />

en cuanto a la guerra, o sin haberle consultado acerca de las medidas que tomaron. salió Israel a encontrar en batalla

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