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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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257<br />

a los Filisteos—a resistir esta nueva incursión. Eben‐ezer … Aphec—Afec quiere decir “fuerza”, este nombre era<br />

dado a cualquier fortaleza. Había varios Afec en Palestina; pero la mención de Eben‐ezer determina que este Afec<br />

estaba en el sur, en las montañas de Judá, cerca de la entrada occidental del paso de Beth‐orón, y por consiguiente en<br />

las fronteras del territorio filisteo. Siendo sin éxito el primer encuentro en Afec, los israelitas resolvieron renovar el<br />

encuentro en circunstancias mejores. 3–9. Traigamos a nosotros de Silo el arca del pacto de Jehová—Es extraño que<br />

ellos estuviesen tan ciegos en cuanto a la causa real del desastre, y que no entendieran que la corrupción grande y<br />

general de la religión y la moral (cap. 2 y 7:3; Salmo 78:58), era la razón por qué la presencia y ayuda de Dios no les<br />

fueron extendidas. Su primera medida para restaurar el espíritu y energía nacionales debería haber sido una completa<br />

información, una vuelta universal a la pureza del culto y de las costumbres. Pero, en vez de fomentar un espíritu de<br />

profunda humillación y arrepentimiento sincero, y de resolver la abolición de los abusos existentes, y de restablecer la<br />

fe pura, ellos adoptaron lo que les parecía un medio más fácil y rápido: pusieron su fe en las observancias<br />

ceremoniales, y no dudaban que la introducción del arca en el campo de batalla, les aseguraría la victoria. Al<br />

recomendar esta medida extraordinaria, los ancianos se acordarían de la confianza que el arca había impartido a sus<br />

antepasados (Números 10:35; 14:44), como también de lo que había hecho cerca de Jericó. Pero es más probable que<br />

ellos fueran movidos por las ideas paganas de sus vecinos idólatras, quienes llevaban su ídolo Dagón, o sus símbolos<br />

sagrados a las guerras, creyendo que el poder de sus divinidades estaba inseparablemente asociado con sus imágenes,<br />

o que residían dentro de ellas. En fin, el grito levantado en el ejército hebreo, a la llegada del arca, indicaba muy<br />

palpablemente la aceptación general entre los hebreos de aquella época, de una creencia en deidades nacionales, cuya<br />

influencia fuese local y cuyo interés fuese ejercido especialmente a favor del pueblo que los adorara. El gozo de los<br />

israelitas era una emoción naciente de los mismos sentimientos supersticiosos que el correspondiente espanto de sus<br />

enemigos; y el proporcionarles una prueba convincente, pero dolorosa, de su error, fué el objeto ulterior de la<br />

disciplina a la cual ellos estuvieron luego sometidos, disciplina por la cual Dios, mientras los castigaba por su<br />

apostasía permitiendo que fuera tomada el arca, tenía también otro fin, el de vindicar señaladamente su supremacía<br />

sobre todos los dioses de las naciones.<br />

12–22. ELI OYE <strong>LA</strong>S NOTICIAS. 13. Eli estaba sentado en una silla atalayando junto al camino—El anciano<br />

sacerdote, como magistrado público, solía sentarse diariamente en una espaciosa alcoba junto a la puerta de entrada<br />

de la ciudad; y en su intensa ansiedad de saber el resultado de la batalla, ocupó su puesto acostumbrado como el más<br />

conveniente para ver a los que pasaban. Su asiento era silla oficial, semejante a la de los antiguos jueces egipcios,<br />

regiamente tallada, soberbiamente ornamentada, alta y sin respaldo. Las calamidades anunciadas a Samuel como<br />

prontas a caer sobre la familia de Eli, ahora son infligidas en la muerte de sus dos hijos, y después de la muerte de él,<br />

la de su nuera, cuyo hijo recién nacido recibió un nombre que perpetuaría la gloria caída de la religión y la nación. El<br />

desastre nacional fué completado por la toma del arca. ¡Pobre Eli! era hombre bueno, a pesar de sus desgraciadas<br />

debilidades. Los sentimientos de Eli estaban tan fuertemente ligados a la religión, que la toma del arca resultó para él<br />

un golpe de muerte. Su excesiva indulgencia, o negligencia, con su familia, la causa principal de todos los males que<br />

condujeron a su caída, ha sido registrada para advertir a todos los jefes de familias cristianas, para no naufragar sobre<br />

la misma roca.<br />

CAPITULO 5<br />

Vers. 1, 2. LOS FILISTEOS LLEVAN EL ARCA A <strong>LA</strong> CASA <strong>DE</strong> DAGON. 1. Asdod—o Azoto, una de las cinco<br />

satrapías filisteas, y lugar de gran fortaleza militar. Era ciudad de tierra adentro, a cincuenta y cuatro y medio<br />

kilómetros de Gaza, hoy llamada [PAG. 225] Esdud. 2. la casa de Dagón—Templos imponentes se erigían en honor de<br />

este ídolo, la deidad principal de los filisteos, cuyo culto se extendía por toda la Siria, como también a Mesopotamia y<br />

Caldea, pues su nombre se halla entre los dioses asirios en las inscripciones cuneiformes. (Rawlinson). Era<br />

representado por una combinación monstruosa de cabeza, pecho y brazos humanos, unidos al vientre y cola de pez.<br />

El arca fué puesta en el templo de Dagón, exactamente frente a la imagen del ídolo.<br />

3–5. DAGON CAE. 3. los de Asdod se levantaron de mañana—Ellos se llenaron de consternación cuando<br />

hallaron el objeto de su necia veneración postrado ante los símbolos de la presencia divina. Aunque lo levantaron,<br />

cayó otra vez, y yacía en estado de mutilación completa; su cabeza y brazos, separados del torso, estaban en lugares<br />

distantes, como si hubieran sido lanzados, y sólo la parte que tenía forma de pez quedaba en su lugar. La degradación<br />

de su ídolo, oculta por los sacerdotes en la primera ocasión, esta vez llegó a ser más manifiesta e infame. Yacía en la<br />

actitud de enemigo vencido y suplicante, y este cuadro de humillación abiertamente proclamaba la superioridad del<br />

Dios de Israel. 5. Por esta causa los sacerdotes … y todos … no pisan el umbral de Dagón—Una ceremonia

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