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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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representado ahora por las dos tribus Judá y Benjamín, con individuos de las diez tribus que habían vuelto con los<br />

judíos desde Babilonia. Así se emplea “Israel,” Esdras 7:10. Véase 2 Crónicas 21:2, “Josafat rey de Israel,” donde Judá,<br />

más bien que las diez tribus, es recordada como la más verdadera representante de Israel (véase 2 Crónicas 12:6;<br />

28:19). Malaquías—véase la Introducción. Dios no envió profeta alguno después de él, hasta que vino Juan el Bautista,<br />

el precursor de Cristo, a fin de inflamar a su pueblo con el deseo más ardiente por él, el gran antitipo y cumplimiento<br />

de la profecía. 2. Yo os he amado—por sobre todos los demás hombres; y aun sobre otros descendientes de Abrahán e<br />

Isaac. Tal amor gratuito de mi parte reclama el amor de vuestra parte. Pero con lo que me retribuís, es el pecado y la<br />

deshonra. Esto si bien es tácito, lo deja sin expresar, como si la tristeza le cortara las palabras (Menochius)<br />

(Deuteronomio 7:8; Oseas 11:1). ¿En qué nos amaste?—En penoso contraste con las lágrimas y ternura del amor de<br />

Dios, está el reto de ellos. La raíz de su pecado era la insensibilidad al amor de Dios, y a su propia impiedad.<br />

Habiéndoles sido quitada la prosperidad, quieren decir que no tienen pruebas del amor de Dios; miran a lo que Dios<br />

les ha quitado, no a lo que Dios les había dejado. Muchas veces el amor de Dios es menos reconocido donde más se<br />

manifiesta. No debemos inferir que Dios no nos ame, porque él nos aflija. Los hombres, en vez de atribuir sus<br />

padecimientos a su causa verdadera, su propio pecado, impíamente acusan a Dios de indiferencia en cuanto al<br />

bienestar de ellos. (Moore.) De esta manera los cuatro primeros versículos forman una introducción adecuada a toda<br />

la profecía. ¿No era Esaú hermano de Jacob?—y como tal, en cuanto al alcance de la dignidad, ¿no tenía tanto derecho<br />

al favor de Dios como Jacob? Mi adopción de Jacob, por tanto, fué enteramente de pura gracia (Romanos 9:13). Así<br />

Dios ha pasado por alto a nuestros hermanos mayores, o sea, los ángeles que no guardaron su primer estado, pero ha<br />

provisto la salvación para el hombre. El perpetuo rechazo a los ángeles caídos, como la perpetua desolación de Edom,<br />

atestigua la severidad de Dios para con los perdidos, y la bondad suya para los salvados por gracia. El soberano<br />

propósito eterno de Dios, es la única base sobre la cual él imparte a uno los favores que a otro le niega. Hay<br />

dificultades en atribuir la salvación a la elección de Dios, pero hay dificultad más grande en atribuirla a la elección del<br />

hombre. (Moore.) Jehová ilustra su condescendencia y paciencia, al discutir el caso con ellos. 3. aborrecí—no positiva,<br />

sino relativamente: es decir, no lo escogí a él, separándolo para que fuera objeto de gracia y favor, como lo hice con<br />

Jacob (véase Lucas 14:26, con Mateo 10:37: Génesis 29:30, 31; Deuteronomio 21:15, 16). torné sus montes en<br />

asolamiento—eso es, su territorio, el que era generalmente montañoso. Israel fué, es verdad, castigado por los<br />

caldeos, pero Edom ha sido completamente talado; es decir, sea por Nabucodonosor (Rosenmuller), o por los pueblos<br />

vecinos, Egipto, Amón, y Moab [Josefo, Antigüedades, 10:9, 7; Maurer (Jeremías 49:18). chacales—Así Moore (véase<br />

Isaías 34:13). “Dragones” (Versión Inglesa). Maurer traduce: “Moradas del desierto,” de una raíz árabe, detenerse, o<br />

morar. 4. Cuando Edom dijere—Pero si Edom dice. [Maurer.] Edom puede esforzarse cuanto pueda para recuperarse,<br />

pero será en vano, porque yo la condeno a perpetua desolación, en tanto que restauro a Israel. Esto declara Jehová,<br />

para ilustrar su amor de gracia a Israel, con preferencia a Edom. Provincia de impiedad—una región abandonada a la<br />

maldición de la reprobación. (Calvino.) Por un tiempo Judea parecía tan desolada como Idumea; pero aunque esta<br />

última fué una vez el camino real del comercio oriental, ahora las solitarias casas de piedra de Petra, atestiguan el<br />

cumplimiento de la profecía. Es todavía “la frontera de iniquidad” (Versión Inglesa), siendo el punto de reunión de las<br />

tribus merodeadoras del desierto. La restauración de Judea, aunque retardada, con todo es cierta. Jehová se airó para<br />

siempre—“el pueblo de mi maldición” (Isaías 34:5). 5. sobre la provincia de Israel—“Desde los límites de Israel”<br />

(Versión Inglesa). Vosotros, los restaurados a vuestros propios límites en Israel, levantaréis desde allí las voces para<br />

“engrandecer a Jehová,” reconociendo que él os ha manifesatdo favores de su gracia que no mostró para Edom, y que<br />

él debe ser por tanto especialmente “engrandecido” “desde las fronteras (provincias) de Israel.” 6. Volviéndose del<br />

pueblo a los sacerdotes, Jehová pregunta que siendo tan grande su amor a su pueblo, dónde estaba el amor de ellos<br />

hacia él. Si los sacerdotes, como profesan, lo tienen por su padre (Isaías 63:16) y Señor, que dejen ver la realidad de su<br />

profesión por el amor y el temor reverente (Exodo 20:12; Lucas 6:46). Se dirige a los sacerdotes, porque ellos debieran ser<br />

los guías en cuanto a la piedad para el resto del pueblo, mientras que son en efecto los primeros en “despreciar el<br />

nombre” de Dios. ¿En qué hemos menospreciado …?—Es el mismo espíritu capcioso de complaciente insensibilidad<br />

que motivó su pregunta del v. 2: “¿En qué nos amaste?” Están ciegos así para ver el amor de Dios como su propia<br />

culpa. 7. ofrecéis …—La respuesta de Dios al reto de ellos (v. 6): “¿en qué te hemos despreciado?” pan inmundo—es<br />

decir, sacrificios de “cojos o enfermos” (vv. 8, 13, 14; Deuteronomio 15:21). Así se dice “pan de Dios” por [PAG. 975]<br />

“los sacrificios para Dios” (Levítico 21:8). te hemos amancillado—eso es, ofrecido “pan inmundo” o contaminado.<br />

mesa de Jehová—eso es, el altar (Ezequiel 41:22), no la mesa de los panes de la proposición. Asimismo la carne del<br />

sacrificio se llama “pan.” despreciable—(vv. 12, 13.) Vosotros consentís en las ofrendas mezquinas y defectuosas por<br />

parte del pueblo sobre el altar para ganar el favor de ellos. Darío, y probablemente sus sucesores, les habían dado<br />

liberalmente víctimas para los sacrificios; sin embargo, no presentaban sino lo peor. Una religión barata, que cuesta<br />

poco, la repudia Dios, y por tanto no vale nada. Cuesta más de lo que vale, porque su valor es nada, y así en realidad<br />

resulta cara. Dios no desprecia la blanca de la viuda, pero sí desprecia la blanca del avaro. (Moore.) 8. Vuestro

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