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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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paralela; y según Génesis 41:40, 44, donde se habla no de un encadenamiento literal, sino del mandamiento de<br />

obediencia. Se refiere al v. 18. El alma que alguna vez se ató a sí misma, ahora ata a otros, aun a príncipes. La misma<br />

atadura moral se asigna a los santos (149:8). enseñara sabiduría—la razón de su ensalzamiento por Faraón fué su<br />

sabiduría (Génesis 41:39), a saber, en el orden político y buena ordenación del reino. 23–25. Israel … Jacob—eso es,<br />

Jacob mismo, como el v. 24 habla de “su pueblo”. Sin embargo, él llegó con toda su casa (Génesis 46:6, 7). fué<br />

extranjero—(Génesis 47:4.) tierra de Cham—o sea, Egipto (78:51). Volvió el corazón de ellos—Dios dirige los actos<br />

libres de los hombres (cf. 1 Samuel 10:9). Cuando Saúl “tornó su hombro para partir de Samuel (el profeta), Dios le<br />

tornó (marginal) a otro corazón” (cf. Exodo 1:8, etc.). Cualquier mal que el malo concibe en contra del pueblo de Dios,<br />

Dios lo restringe aun en el corazón, de modo que no haga ni un solo plan sino el que Dios permita. Así dice Isaías<br />

(43:17) que fué Dios quien sacó el ejército de Faraón para que persiguiera a Israel hasta su propia destrucción (Exodo<br />

4:21; 7:3). Moisés … Aarón … escogió—los dos fueron lo que eran por la divina elección (78:70). 27. palabras—o cosas<br />

(en el hebreo) de sus señales; eso es, las maravillas de su poder (145:5 marginal). Cf. “palabras de iniquidades,” el<br />

mismo hebraísmo en el Salmo 65:3 marginal. 28–36. La novena plaga se destaca aquí por ser peculiarmente<br />

maravillosa. no fueron rebeldes—Moisés y Aarón puntualmente obedecieron a Dios (Hebreos 11:27) (cf. Exodo 7:1–<br />

11:10, y Salmo 78:44–51, con los que este resumen concuerda sustancialmente). O más bien, la oscuridad aquí es sólo<br />

figurativa (Jeremías 13:16), la plaga literal de las tinieblas (Exodo 10:22, 23) siendo sólo aludidas como el símbolo de la<br />

ira de Dios suspendida cual nube negra sobre Egipto durante todas las plagas. Por tanto, aquí se coloca primero, y no<br />

en orden histórico. Así que el ya “no fueron rebeldes a su palabra,” se refiere a los egipcios. Cada vez que Dios<br />

enviaba una plaga contra ellos, se disponían a dejar ir a Israel, para negarse a ello luego que cesara la plaga. “Su palabra”<br />

es su orden de dejar ir a Israel (Hengstenberg). De las diez plagas aquí se mencionan ocho, estando omitidas las de la<br />

peste y los tumores. 29, 30. Los privó del pescado, su plato predilecto, y en su lugar les dió fuera del agua ranas<br />

repugnantes, y sobre la tierra les dió moscas atormentadoras (tábanos según Maurer) o piojos (mosquitos según<br />

Hengstenberg). 32. En vez de la lluvia fertilizadora. el granizo destructor de árboles. Esto forma la transición al reino<br />

vegetal. sus lluvias—refiriéndose a Levítico 26:4: “Yo daré vuestra lluvia en su tiempo.” Su “don” a los enemigos de<br />

Israel es de una clase muy diferente del que da a su pueblo. 33. de su término—por toda su tierra (78:54). 34.<br />

pulgón—lit., lamador, insecto devorador. 36. los primogénitos—El clímax ascendente pasa del alimento del hombre<br />

hasta el hombre mismo. El lenguaje aquí es cita del Salmo 78:51. 37. con plata y oro—regalados por los egipcios, en<br />

reconocimiento de la deuda de los trabajos forzados (cf. Exodo 12:35). enfermo—ni uno no apto para la marcha. Cf.<br />

“armados,” equipados, organizados, cual ejército en marcha (Exodo 13:18; Isaías 5:27). 38. (Cf. Exodo 12:33;<br />

Deuteronomio 11:25). 39. por cubierta—en el sentido de protección (cf. Exodo 13:21; Números 10:34). En las arenas<br />

calientes del desierto la nube protegía a la congregación del calor del sol: emblema del favor de Dios de proteger a su<br />

pueblo, según interpreta Isaías (4:5, 6; cf. Números 9:16). 42–45. Las razones de estos tratos son: (1) la fidelidad de<br />

Dios a su pacto, “su santa promesa” de Canaán, es la fuente de donde fluían tantos actos de maravillosa bondad a su<br />

pueblo (cf. los vv. 8, 11). Exodo 2:24 es el texto fundamental. (Hengstenberg). (2) Para que ellos fuesen obedientes. El<br />

cumplimiento por Abrahám de los mandatos de Dios fué el objeto de su pacto con él (Génesis 18:19), como lo fué<br />

también del pacto con Israel, para que observasen sus estatutos. su santa palabra—eso es, su alianza confirmada a<br />

Abraham. las labores—los frutos de las labores de ellos; su grano y sus viñas (Josué 21:43–45).<br />

SALMO 106<br />

Este Salmo da una confesión detallada de los pecados de Israel en todos los períodos de su historia, con especial<br />

referencia a los términos de su pacto, aludidos en el 105:45. Comienza con alabanza a Dios por su misericordia, y se<br />

concluye con una súplica a favor de su pueblo afligido y con una doxología.<br />

1. Alabad, etc.—(104:24), así empieza y termina, intimando las obligaciones de la alabanza, por mucho que<br />

pequemos o suframos. 1 Crónicas 16:34–36 es la fuente que motiva el principio y la terminación de este Salmo. 2. Sus<br />

obras sobrepasan nuestra comprensión, y su alabanza supera nuestro poder de expresión (Romanos 11:33). Su<br />

grandeza indecible, no obstante, no debe refrenarnos, sino más bien incitarnos a mayor esfuerzo por alabarlo lo mejor<br />

que podamos (40:5; 71:15). 3. Las bendiciones se limitan a aquellos cuyos principios y obras son rectos. Cuán<br />

“bienaventurado” sería Israel ahora, si hubiera “observado los estatutos de Dios” (105:45). 4, 5. En vista de los<br />

merecimientos de los pecados para ser confesados, el escritor invoca la misericordia pactada para sí y para la Iglesia,<br />

en cuyo bienestar se goza. Quien habla no es el salmista sino el pueblo, la presente generación (cf. el v. 6). yo vea el<br />

bien—participe de él (37:13). visítame—(Cf. el Salmo 8:4.) tus escogidos—a saber, Israel (Isaías 43:20; 45:4). Como<br />

parecía que Dios se había olvidado de ellos, piden que “se acuerde” de ellos con el favor que les pertenece como pueblo<br />

suyo, y que una vez habían gozado. tu heredad—Deuteronomio 9:29; 32:9). 6. Cf. 1 Reyes 8:47; Daniel 9:5, donde los

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