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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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LIBRO <strong>DE</strong> NAHUM<br />

INTRODUCCION<br />

1050<br />

NAHUM significa consolación y venganza, simbolizando la “consolación” en el libro, para el pueblo de Dios, y la<br />

“venganza” venidera para sus enemigos. En el primer capítulo los dos temas alternan; pero a medida que el profeta<br />

adelanta, el asunto predominante es la venganza sobre la capital del enemigo asirio. A él se le llama el elcosita (1:1): de<br />

Elkosh, o Elkesi, aldea de Galilea, señalada por Jerónimo (Prefacio de Nahum) como lugar de renombre entre los judíos,<br />

habiendo allí rastros de antiguos edificios. Capernaum, o sea, “aldea de Nahum,” parece tomar su nombre de Nahum<br />

por haber residido éste allí, aunque naciera en las cercanías de Elkosh. Hay otra Elkozh al este del Tigris, y al norte de<br />

Mosul, y los judíos peregrinos creen que es el lugar del nacimiento y del sepulcro del profeta. Pero el libro de Nahum<br />

en sus alusiones muestra un particular conocimiento de Palestina (1:4), y solamente un conocimiento general en<br />

cuanto a Nínive (2:4–6; 3:2, 3).<br />

Su descripción gráfica de Senaquerib y su ejército (1:9–12) hace probable que él estuviera en Jerusalén o cerca de la<br />

misma, en ese tiempo; de ahí pues el número de frases que corresponden con las de Isaías (véase 1:8, 9, con Isaías 8:8;<br />

10:23; 2:10 con Isaías 24:1 y 21:3: el 1:15 con Isaías 52:7). La profecía del 1:14 probablemente se refiere al asesinato de<br />

Senaquerib veinte años después de su retorno de Palestina (Isaías 37:38). De este modo, la fecha de sus profecías<br />

parece que fué alrededor de los primeros años de Ezequías. Así lo piensa Jerónimo. Es patente que él escribió mientras<br />

el poder asirio estaba aún invicto (1:12; 2:11–13; 3:15–17). La correspondencia entre los sentimientos de Nahum y los<br />

de Isaías y Ezequías, tal como está en 2 Reyes e Isaías, prueban la probabilidad de que las profecías de Nahum<br />

pertenezcan al tiempo cuando Senaquerib estaba exigiendo la rendición de Jerusalén, y cuando el asedio aún no había<br />

sido levantado (véase 1:2 con 2 Reyes 19:14, 15; 1:7 con 2 Reyes 18:22; 19:19, 31; 2 Crónicas 32:7, 8; 1:9, 11, con 2 Reyes<br />

19:22, 27, 28; 1:14, con 2 Reyes 19:6, 7; 1:15 y 2:1, 2 con 19:32, 33; 2:13, con 2 Reyes 19:22, 23). Los datos históricos del<br />

mismo libro son de la humillación de Israel y Judá por Asiria (2:2); la invasión de Judá (1:9, 11); y la conquista de No‐<br />

amón, o Tebas, en el alto Egipto (3:8–10). Tiglatpileser y Salmanasar habían transportado a Israel. Los judíos estaban<br />

acosados por los sirios, y empobrecidos por los tributos pagados por Acaz a Tiglatpileser (2 Crónicas 28; Isaías 7:9).<br />

Sargón, el sucesor de Salmanasar, después de la reducción de Fenicia por éste, temiendo que Egipto se aliase con<br />

Palestina contra él, emprendió una expedición a Africa (Isaías 20), y tomó a Tebas; este último hecho lo conocemos<br />

solamente por Nahum, pero el éxito de la expedición, en general, es corroborado en Isaías 20. Senaquerib, el sucesor<br />

de Sargón, hizo el último ataque asirio contra Judea, que terminó con la destrucción de su ejército, en el año catorce de<br />

Ezequías (713–710 a de J. C.) Como Nahum se refiere a esto, en parte proféticamente, y en parte como asunto de<br />

historia (1:9–13; 2:13), él debe haber vivido alrededor de los años 720–714 a. de J. C., o sea, casi cien años antes del<br />

evento predicho, es decir, la destrucción de Nínive por las fuerzas unidas [PAG. 920] de Ciaxares y Nabopolasar en el<br />

reinado de Quiniladano, año 625, o bien 603 a. de J. C.<br />

La profecía es notable por su unidad de propósito. El objeto de Nahum fué inspirar a sus compatriotas, los judíos,<br />

con la seguridad de que, por alarmante que su posición pareciera, expuestos como estaban a los ataques del poderoso<br />

asirio, que ya había llevado cautivas las diez tribus—con todo, no solamente fracasaría el asirio (Senaquerib) en su<br />

ataque a Jerusalén, sino que Nínive su propia capital sería tomada, y su imperio destruído; y esto, no por un ejercicio<br />

arbitrario del poder de Jehová, sino a causa de las iniquidades de la ciudad y su pueblo.<br />

Su posición en el canon es el séptimo de los profetas menores, tanto en el arreglo hebreo como en el griego. Y es el<br />

séptimo en cuestión de fecha.<br />

Su estilo es claro, elegante, y enérgico. Su característica más sorprendente es su poder de representar varias fases<br />

de una idea, en las más concisas sentencias, como en la majestuosa descripción de Dios en el principio, la conquista de<br />

Nínive, y la destrucción de No‐amón. (Eichorn.) De Wette llama la atención a su variedad de maneras de presentar<br />

ideas, como marcando un gran talento poético. “Aquí hay algo sonoro en su lenguaje, hay algo que murmura; y en<br />

ambas cosas alterna algo que es suave, delicado, y enternecedor, según el tema lo requiera.” Con la excepción de dos<br />

palabras asirias alegadas (3:17), Versión Inglesa: “coronados,” por príncipes, y Versión Inglesa: “capitanes,” por sátrapas<br />

(usada por Jeremías 51:27), el lenguaje es puro. Estas dos palabras, indudablemente, llegaron a ser conocidas en Judea<br />

por medio de la intercomunicación con Asiria, en los siglos ocho y siete a. de J. C.<br />

CAPITULO 1

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