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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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considerándolo como la única esperanza de vuestra protección (cap. 29:23; Números 20:12). él sea vuestro miedo—<br />

temor de no provocar su ira, por temer al hombre, y desconfiar de él. 14. santuario—asilo inviolable, semejante al altar<br />

del templo (1 Reyes 1:50; 2:28; Ezequiel 11:16; cf. Proverbios 18:10); a saber, para aquellos que le temen y confían en él.<br />

mas a las dos casas—Israel y Judá. Aquí la profecía vuelve a extenderse más allá de la temporal aplicación al tiempo<br />

de Acaz. por piedra para tropezar—esto es, una roca contra la cual tropezarían para daño suyo; es decir, de aquellos<br />

que no quisieran creer. La misma piedra, Emmanuel, que hubiera sido un santuario por medio de la fe, se convierte en<br />

un fatal estorbo a causa de la incredulidad. Jesucristo se refiere a esto en Mateo 21:44. (Cf. Deuteronomio 32:4, 15, 18,<br />

30, 31, 37; Daniel 2:34; Romanos 9:33; 1 Pedro 2:8). lazo—trampa con que se cazan pájaros inadvertidamente (Lucas<br />

21:35; 1 Tesalonicenses 5:2). Así fué en la destrucción de Jerusalén por Tito. 15. tropezarán.… y serán presos—<br />

imágenes tomadas de los medios empleados para cazar animales salvajes. 16. Ata … sella—Lo que Isaías había<br />

anotado antes brevemente, al grabar el nombre Mahersalal‐hash‐baz en una tobilla fijada en un lugar público, lo escribió<br />

después más detalladamente en un rollo de pergamino (cap. 30:8); esto es lo que tiene ahora que sellar, no meramente<br />

para que nada sea añadido ni quitado, por estar completo, sino para denotar que se relaciona con sucesos todavía<br />

lejanos, y que, por lo tanto, es un testimonio sellado y no entendido (cap. 6:9, 10), excepto [PAG. 564] en parte entre “los<br />

discípulos de Dios”; es decir, aquellos que “santifican al Señor” mediante obediente confianza. (Salmo 25:14). Las<br />

revelaciones subsiguientes aclararían posteriormente lo que ahora era oscuro. Es así como el Apocalipsis explica lo<br />

que en Daniel fué dejado sin explicar (cf. Daniel 8:26; 12:9). Estas palabras están cerradas y selladas hasta el tiempo del<br />

cumplimiento; pero en el Apocalipsis 22:10, dice: “No selles las palabras de la profecía … porque el tiempo está cerca”<br />

(cf. Apocalipsis 5:1, 5, 9). testimonio—confirmado por Urías y Zacarías (v. 2). ley—la revelación que acaba de hacerse,<br />

la que tiene fuerza de ley. discípulos—No como afirma Maurer: Urías y Zacarías (cf. Juan 7:17; 15:15). 17. Esperaré—<br />

sea cual fuere lo que el resto de la nación haga, yo miraré a Jehová únicamente. el cual escondió su rostro—aunque<br />

ahora parece que ha apartado su rostro de Judá (que entonces representaba la “casa de Jacob”). Esperemos y confiemos<br />

en él, aun cuando no lo podamos ver (cap. 50:10; 54:8; Habacuc 2:3; Lucas 2:25, 38). 18. yo y los hijos—Isaías significa<br />

salvación de Jehová; los nombres de sus hijos también eran “señales” sugestivas de la venidera y final liberación (caps.<br />

7:3; 7:14; 8:3). prodigios—esto es, símbolos de lo futuro (cap. 20:3; Zacarías 3:8). “He aquí yo, y los hijos que me dió<br />

Dios”, se halla citado en Hebreos 2:13 para probar la humanidad del Mesías. Este es el principal y último cumplimiento de<br />

la profecía, pues en su sentido temporal se aplica al tiempo de Acaz. Isaías, en los versículos 17 y 18, representa<br />

típicamente al Mesías, a la vez como “Padre” e “Hijo”, Isaías y Emmanuel, Niño y Dios Fuerte y es, de consiguiente,<br />

llamado aquí un “prodigio”, como en el cap. 9:6, “Admirable”; de ahí que en Hebreos 2:13, los creyentes sean<br />

llamados “hijos”; pero en los vv. 11, 12, sus “hermanos”. Con referencia a “los hijos que me dió Jehová” véase Juan<br />

6:37, 39; 10:29; 17:12. que mora en … Sión—y protegerá por lo tanto a Jerusalén. 19. Preguntad—Consultad en vuestras<br />

dificultades nacionales. a los pythones—los nigromantes, los hechiceros. Así lo hizo Saúl, luego que hubo<br />

abandonado a Dios (1 Samuel 28:7, etc.), consultando a la adivina de Endor en sus dificultades. Estos siguieron la<br />

estela de la idolatría que prevalecía en el reinado de Acaz (2 Reyes 16:3, 4, 10), el cual imitó la adivinación de los<br />

damascenos, como lo había hecho antes con el altar que éstos tenían (cf. Levítico 20:6, que prohibe estas cosas, cap.<br />

19:3). adivinos—personas que presumen tener conocimientos sobrenaturales. susurran—mejor: chirrían débílmente,<br />

como los pajarillos muy pequeños; este sonido era atribuído generalmente a los espíritus de los que habían partido de<br />

este mundo; mediante la ventriloquia, los adivinos producían un sonido bajo, como si procediese de un sepulcro o de<br />

un muerto. De aquí que, en la Versión de los Setenta la palabra hebrea que significa nigromantes en este pasaje está<br />

traducida por “ventrílocuos” (cap. 29:4). ¿No consultará … a su Dios? Es la respuesta que Isaías recomienda se dé a<br />

los que aconsejan que se recurra a los nigromantes. por los vivos, etc.,—“¿debería uno para la protección de los vivos<br />

recurrir (o consultar) a los muertos?” [Gesenius]. Lowth traduce: “En lugar de (consultar a) los vivos, “¿debería uno<br />

consultar a los muertos?” 20. A la ley—a la revelación de Dios dada a su profeta, a la cual manda que recurran los que<br />

aconsejaban apelar a la nigromancia. si no dijeren … es porque—La Versión Inglesa explica que el término “dijeren” se<br />

refiere a los nigrománticos. Pero la palabra hebrea traducida porque, no significa esto, sino quienes; y en lugar de si no<br />

dijeren, debe más bien decir verdaderamente dirán así aquellos a quienes no les ha alboreado la luz matinal (en el hebreo se<br />

entiende que se refiere a aquellos que no disfrutan de prosperidad después de una noche de tristezas) [Maurer y G. V.<br />

Smith]. Los que se hallan en la oscura noche de la prueba, sin la aurora de la esperanza, de seguro que dirán: No<br />

recurráis, como lo hicimos nosotros, a la nigromancia, sino “a la ley”, etc. Aquí la ley, acaso incluya la ley de Moisés,<br />

que era la “Carta Magna” que el profetismo comentaba [Kitto]. 21, 22. Aquí tenemos una descripción más detallada de<br />

la desesperación en que caerán los que recurrieron a la nigromancia más bien que a Dios. El v. 20 sugiere que se darán<br />

cuenta demasiado tarde de cuánto mejor les hubiera sido haber recurrido a la ley, etc. (Deuteronomio 32:31); pero ahora<br />

están entregados a la desesperación. Por lo tanto, aunque ven la verdad de Dios, no hacen sino “maldecir a su Rey y<br />

Dios”, lo cual es presagio de la misma conducta que observarán en lo futuro aquellos que pertenezcan al “reino de la<br />

bestia” cuando sean visitados por las plagas divinas (Apocalipsis 16:11; cf. con Jeremías 18:12). pasarán—a saber, por

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