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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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caso informado, aun un rumor pasajero de la perpetración de ofensa tan atroz, tendría que ser investigado<br />

judicialmente, y si era probado por testigos competentes, el ofensor había de ser llevado fuera de las puertas y<br />

apedreado hasta la muerte, tirándole los testigos la primera piedra. El objeto de esta disposición especial era en parte<br />

el de impedir que los testigos hiciesen una acusación precipitada por la parte prominente que ellos tendrían que<br />

tomar como ejecutantes, y en parte el de dar una seguridad pública de que el crimen había tenido su castigo justo.<br />

8–13. LOS SACERDOTES Y JUECES HABIAN <strong>DE</strong> RESOLVER <strong>LA</strong>S CONTROVERSIAS. Cuando alguna cosa te<br />

fuere oculta en juicio—En todas las causas civiles y criminales, donde hubiera duda o dificultad en llegar a una<br />

decisión, los magistrados locales habían de someterlas por referencia al tribunal del Sanedrín, la corte suprema, la cual<br />

se componía en parte de personas civiles y en parte de eclesiásticas. “Los sacerdotes, los levitas”, el sumo sacerdote<br />

inclusive, eran miembros de la asamblea legislativa, y como formaban un cuerpo, son llamados “el juez”. Sus sesiones<br />

se celebraban en las cercanías del santuario, porque en grandes emergencias el sumo sacerdote tenía que consultar a<br />

Dios por Urim (Números 27:21). De su fallo no había apelación; y si alguna persona era tan perversa y contumaz<br />

como para negar obediencia a sus sentencias, su conducta, como inconsecuente con el mantenimiento del orden y<br />

buen gobierno, había de ser considerada y castigada como un crimen capital.<br />

14–20. <strong>LA</strong> ELECCION Y <strong>LA</strong>S OBLIGACIONES <strong>DE</strong> UN REY. 14. Cuando … dijeres: Pondré rey sobre mí—En el<br />

pasaje siguiente Moisés proféticamente anuncia una revolución que sucedería en una época posterior, en la historia<br />

nacional de Israel. No fué indicada ninguna sanción ni recomendación; al contrario, cuando el clamor popular había<br />

efectuado aquel cambio constitucional por el nombramiento de un rey, la desaprobación divina fué expresada en<br />

términos lo más inequívocos (1 Samuel 8:7). Al fin el permiso fué concedido, reservando Dios para sí el nombramiento<br />

de la familia y la persona que sería elevada a la dignidad real (1 Samuel 9:15; 10:24; 16:12; 1 Crónicas 28:4). En efecto,<br />

previendo Moisés que sus compatriotas ignorantes y volubles, insensibles a sus ventajas como pueblo peculiar, pronto<br />

desearían cambiar su constitución y ser semejantes a las otras naciones, hace provisión hasta cierto punto para tal<br />

emergencia, y asienta los principios sobre los cuales un rey de Israel tendría que obrar. Tendría que poseer ciertos<br />

requisitos indispensables; tendría que ser israelita, de la misma raza y religión, para conservar la pureza del culto<br />

establecido, como también para ser un tipo de Cristo, rey espiritual, uno de sus hermanos. 15. no podrás poner sobre<br />

ti hombre extranjero, que no sea tu hermano—i.e., por su elección libre y voluntaria. Pero Dios, en las retribuciones<br />

de su providencia, permitió que príncipes extranjeros usurparan el dominio (Jeremías 38:17: Mateo 22:17). 16. que no<br />

se aumente caballos—El uso de estos animales no fué absolutamente prohibido, ni hay motivo para concluir que no<br />

pudiesen ser empleados como parte del aparato de estado. Pero la multiplicación de caballos inevitablemente<br />

conduciría a muchos males, al intercambio creciente con las naciones extranjeras, especialmente con Egipto, a la<br />

importación de un animal al cual el carácter del país no estaba adaptado, al establecimiento de un despotismo militar<br />

oriental, a la ostentación orgullosa y pomposa en tiempo de paz, a una dependencia de Egipto en tiempo de guerra, y<br />

a una falta de fe y confianza en Dios. (2 Samuel 8:4; 1 Reyes 10:26; 2 Crónicas 1:16; 9:28; Isaías 31:3). 17. Ni aumentará<br />

para sí mujeres, porque su corazón no se desvíe—Había motivos de los más fuertes para hacer constar una<br />

prohibición explícita sobre este punto [PAG. 169] fundada en la práctica de los países vecinos en los cuales prevalecía<br />

la poligamia, y cuyos reyes tendían harenes numerosos; además, el monarca de Israel había de ser absolutamente<br />

independiente del pueblo, y no tenía más que la ley divina que restringiera sus pasiones. Los efectos perniciosos<br />

resultantes de la violación de esta condición están ejemplificados en la historia de Salomón y de otros príncipes,<br />

quienes, pisoteando esta ley restrictiva, se corrompieron a sí mismos como también a la nación. ni plata ni oro<br />

acrecentará para sí—i. e., a los reyes se les prohibía acumular dinero para fines privados. 18–20. ha de escribir para sí<br />

en un libro un traslado de esta ley—El rollo original de las antiguas Escrituras estaba depositado en el santuario bajo<br />

el cuidado estricto de los sacerdotes (véase cap. 31:26; 3 Reyes 22:8). A cada monarca, en su advenimiento, había de ser<br />

entregada copia verdadera y fiel, la que él había de guardar constantemente a su lado, y leer diariamente, a fin de que,<br />

amoldados su carácter y sentimientos en la forma santificadora de la misma, pudiera él cumplir sus funciones reales<br />

en el espíritu de fe y piedad, de humildad y de amor por la justicia. 20. a fin de que prolongue sus días en su reino,<br />

él y sus hijos—De esto parece que en Israel la corona había de ser hereditaria, con tal que no fuese enajenada por<br />

crimen personal.<br />

CAPITULO 18<br />

Vers. 1–8. EL SEÑOR ES <strong>LA</strong> HEREDAD <strong>DE</strong> LOS SACERDOTES Y LEVITAS. 1. Los sacerdotes y levitas … de las<br />

ofrendas … comerán—Como la tribu de Leví no tenía herencia destinada para sí, como las demás tribus, mas estaba<br />

enteramente consagrada al oficio sacerdotal, su mantenimiento había de provenir de los diezmos, las primicias y

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