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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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38<br />

presentada por el Rey de Gerar. Cualquiera que haya sido el motivo por el cual la propuesta fué dictada, si por el<br />

temor de su creciente poderío, o por el pesar por el mal trato que le habían dado, el rey y dos de sus cortesanos<br />

hicieron una visita a la tienda de Isaac (Proverbios 16:7). Su temperamento tímido y pasivo se había sometido a las<br />

molestias de sus vecinos descorteses, pero ahora que ellos quieren renovar el pacto, Isaac manifiesta su profundo<br />

resentimiento por la conducta de ellos, y su asombro por su descaro, o hipocresía, en acercarse a él. Pero como era de<br />

disposición pacífica, les perdonó sus ofensas, aceptó su propuesta, y les agasajó con un banquete por el cual se<br />

ratificaba generalmente un pacto. 34. Esaú … tomó por mujer—Si el piadoso Abraham rechazaba con horror la idea<br />

de que Isaac formara alianza matrimonial con alguna mujer cananea, este devoto patriarca se opondría igualmente a<br />

tal unión de parte de los hijos de su hijo y podemos imaginarnos cuánto sufriría, y la paz de la familia sería alterada,<br />

cuando su errante hijo favorito trajo no menos de dos mujeres idólatras entre ellos. Aquí tenemos una nueva prueba<br />

de que Esaú ni deseaba la bendición ni temía el castigo de Dios. Estas esposas nunca se granjearon el afecto de los<br />

padres de él, y este distanciamiento fué utilizado por Dios para tener a la familia escogida alejada de los peligros de la<br />

influencia pagana.<br />

CAPITULO 27<br />

Vers. 1–27. <strong>LA</strong> ENFERMEDAD <strong>DE</strong> ISAAC. 1. cuando hubo Isaac envejecido, y sus ojos se ofuscaron—Estaba en<br />

el año 137 de su edad; y dándose cuenta de que la muerte estaba cerca, se preparó para hacer su testamento, acto de la<br />

más grave importancia, especialmente porque incluía la donación, por un espíritu profético, de la bendición<br />

patriarcal. 4. hazme un guisado, como yo gusto—tal vez para avivarlo y fortalecerlo para el deber; o mas bien, como<br />

se acostumbraba “comer y beber” en todas las ocasiones religiosas, él no podía conceder el derecho, mientras no<br />

hubiera comido de la carne provista para la ocasión por aquel que había de recibir la bendición (Adam Clarke).<br />

(comp. cap. 18:7). para que te bendiga mi alma—Es difícil imaginarse que Isaac ignorara el propósito divino (comp.<br />

cap. 25:23). Pero el cariño natural, prevaleciendo al través de la ancianidad y debilidad, le movía a conferir los honores<br />

y poder de la primogenitura sobre su hijo mayor; y, tal vez, él no conocía lo que Esaú ya había hecho (cap. 25:34). 5–<br />

10. Rebeca habló a Jacob—ella estimó en sumo grado la bendición; sabía que Dios la destinaba al hijo menor; y en su<br />

ansiedad de asegurar que fuese conferida sobre la debida persona, sobre uno que apreciaba la religión, ella obró con<br />

sinceridad de fe; pero de manera torcida, con un celo equivocado, y sobre el principio falso de que el fin justificaría los<br />

medios. 11. Jacob dijo … Esaú mi hermano es hombre velloso—Es notable que los escrúpulos de él se fundaran no<br />

en lo malo del acto sino en el riesgo y las consecuencias del engaño. 13–17. y su madre respondió: Hijo mío, sobre mí<br />

tu maldición—Siendo calmada su conciencia por la madre, se hicieron los preparativos para llevar a cabo la treta; que<br />

consistía, primero, en la carne de cabrito, que, preparada en un guiso sazonado con sal, cebollas, ajo y jugo de limón,<br />

fácilmente podría pasar por caza, para un anciano ciego de sentidos embotados; segundo, en pedazos de piel de cabra<br />

atados en las manos y al cuello, porque su pelo suave y sedoso se asemeja al de la mejilla de un jovencito; tercero, en<br />

el largo manto blanco, ropaje de primogénito, que, pasando de padre a hijo, se guardaba en una caja entre hierbas<br />

fragantes y flores perfumadas, que la madre había provisto para él. 18–27. él fué a su padre—La treta preparada por<br />

la madre había de ser ejecutada [PAG. 39] en el dormitorio del padre. Es penoso pensar en las mentiras deliberadas y<br />

la irreverencia con que él obró. La simulación, aunque no tan perfecta, pues casi echó a perder toda la estratagema,<br />

logró engañar a Isaac; y mientras le daba su abrazo paternal, el anciano fué transportado a un estado de alta<br />

satisfacción y deleite. 27. el olor de mi hijo como el olor del campo—Los olores aromáticos de los campos y prados<br />

de Siria frecuentemente dan una fuerte fragancia a la persona y a la ropa, como han notado muchos viajeros.<br />

28–46. <strong>LA</strong> BENDICION. 28. Dios, pues, te dé del rocío del cielo—En la mente oriental esta frase quería decir,<br />

grande abundancia de prosperidad. La copiosa caída del rocío es indispensable a la fecundidad de la tierra, que de<br />

otra manera sería árida y estéril a causa del fuerte calor; abunda más el rocío en las regiones montañosas, como en<br />

Canaán, de donde se llama la tierra pingüe (Nehemías 9:25, 35). abundancia de trigo y de mosto—Palestina era<br />

famosa por sus viñedos, y producía variedades de granos: trigo, cebada, avena y centeno. 29. Sírvante pueblos—<br />

profecía cumplida en la derrota de las tribus hostiles que se oponían a los israelitas en el desierto, y en la<br />

preeminencia y en el poder que ellos alcanzaron después del establecimiento nacional en la tierra prometida. Esta<br />

bendición no fué realizada por Jacob mismo sino por sus descendientes; pero las bendiciones temporales prometidas<br />

no eran mas que la sombra de las espirituales, las que hicieron la gran distinción en la posteridad de Jacob. 30–35.<br />

Esaú su hermano vino de su caza—Apenas se hubo concluído la escena anterior, cuando fué descubierto el fraude.<br />

Fácilmente pueden imaginarse las emociones tanto de Isaac como de Esaú: el asombro, la alarma y la pena del uno, el<br />

contratiempo y la indignación del otro. Pero la reflexión de un momento convenció al anciano patriarca de que la<br />

transferencia de la bendición era “de Jehová”, y ahora era irrevocable. Las importunidades de Esaú, sin embargo, le

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