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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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188<br />

(Exodo 12:27; 23:18; 34:35). La sangre tenía que ser rociada en el altar y en el lugar donde la verdadera Pascua más<br />

tarde había de ser sacrificada en la tarde, a la puesta del sol‐literalmente, “entre las dos tardes”. al tiempo que saliste<br />

de Egipto—i. e., el mes y el día, aunque no tal vez en la misma hora. El inmenso número de víctimas que tenían que<br />

ser inmoladas en la víspera de la pascua—i. e., dentro del espacio de cuatro horas—ha parecido a algunos escritores<br />

como una grande dificultad. Pero el grande número de sacerdotes oficiantes, su destreza en la preparación de los<br />

sacrificios, la ancha extensión del patio, las dimensiones extraordinarias del altar de holocaustos y el método<br />

ordenado de dirigir la solemne ceremonia, hacían fácil hacer en unas horas lo que habría necesitado en otras<br />

circunstancias otros tantos días. 7. la asarás y comerás—(Véase Exodo 12:8; comp. 2 Crónicas 35:13). por la mañana te<br />

volverás y restituirás a tu morada—El sentido de este pasaje, a la primera vista de las palabras, parece indicar la<br />

mañana después del primer día. Sin embargo, tal vez, la duración de esta fiesta divinamente establecida, el carácter<br />

solemne y el objeto importante, el viaje de la gente desde distantes partes del país para estar presente, y los ejemplos<br />

recordados de su permanencia todo el tiempo (2 Crónicas 30:21; 35:17) (aunque éstas pueden ser consideradas<br />

ocasiones extraordinarias, y por lo tanto excepcionales), pueden justificar la conclusión de que el permiso dado al<br />

pueblo de regresar a sus moradas, había de ser en la mañana después de cumplirse los siete días. 9–12. Siete semanas<br />

te contarás—La fiesta de semanas, o “una semana de semanas”; la fiesta de pentecostés (Véase Exodo 34:22; Levítico<br />

23:10; Hechos 2:1). Como en el día segundo de la pascua, un manojo de cebada nueva, cosechada a propósito, era<br />

ofrecido, así en el día segundo de pentecostés un manojo de trigo nuevo era presentado como primeros frutos (Exodo<br />

23:16; Números 28:26), un tributo espontáneo de gratitud a Dios por sus provisiones temporales. Esta fiesta fué<br />

instituída en recuerdo de la dación de la ley, aquella comida espiritual por la cual el alma del hombre es alimentada<br />

(Deuteronomio 8:3). 13–17. La solemnidad de las cabañas harás por siete días—(Véase Exodo 23:16; Levítico 23:34;<br />

Números 29:12). Se han hecho varias suposiciones para explicar el origen de esta fiesta a la conclusión de toda la<br />

cosecha; algunos suponen que fué designada para recordar a los israelitas los tiempos cuando no tenían trigales que<br />

segar, mas eran provistos con el maná; otros creen que se adaptaba a la comodidad del pueblo mejor que cualquier<br />

otro período del año para morar en cabañas; otros, que era el tiempo de la segunda ocasión en que Moisés bajó de la<br />

montaña; mientras que otros tienen la opinión de que esta fiesta se fijó en la época del año cuando el Verbo fué hecho<br />

carne y habitó‐literalmente, “tabernáculó”‐entre [PAG. 168] nosotros (Josué 1:14), naciendo Cristo en dicha época. en<br />

toda obra de tus manos, y estarás ciertamente alegre—i. e., alabando a Dios con corazón ardiente y elevado. Según la<br />

tradición judía, no se permitía que se celebraran casamientos durante estas grandes fiestas, para que no se mezclasen<br />

los regocijos personales o privados con las demostraciones de alegría pública y nacional. 16. Tres veces cada año<br />

aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová—Ningún mandamiento fué dado a las mujeres de emprender estos<br />

viajes, en parte en consideración a su natural debilidad, y en parte debido a sus cuidados domésticos. 18–20. Jueces y<br />

alcaldes pondrás—Estos eran heraldos o alguaciles, empleados en ejecutar las sentencias de sus superiores. en todas<br />

tus ciudades—Hebreo, “en todas tus puertas”, porque la puerta de la ciudad era el lugar de concurrencia pública<br />

entre los israelitas y otros pueblos orientales, donde se trataban los negocios y se ventilaban los pleitos. La “Porte<br />

Otomana” derivó su nombre de la administración de la justicia en las puertas. 21. No te plantarás bosque—“bosques”<br />

tiene en las Escrituras una variedad de sentidos: un grupo de árboles de sombra, o un bosque adornado con altares<br />

dedicados a cierta deidad, o una imagen de madera en un bosque (Jueces 6:25; 2 Reyes 23:4–6) Podían colocarse cerca<br />

de los altares de tierra temporales levantados en el desierto, pero no podían existir ni en el tabernáculo ni en el<br />

templo. Los bosques eran lugares, que, con sus habituales asociaciones, presentaban una fuerte seducción a la<br />

idolatría, y por lo tanto se prohibió a los israelitas plantarlos. 22. Ni te levantarás estatua—erróneamente traducida<br />

por “columna”, o “pilar”; pilares de varias clases, y de materiales de madera o piedra eran erigidos en las cercanías de<br />

los altares. Algunas veces eran cónicos o rectangulares, otras servían de pedestales para estatuas de ídolos. Se ligaba a<br />

ellas una reverencia supersticiosa, y por lo tanto fueron prohibidas.<br />

CAPITULO 17<br />

Vers. 1. LOS ANIMALES SACRIFICADOS HABIAN <strong>DE</strong> SER SANOS. No sacrificarás a Jehová buey o cordero,<br />

en el cual haya falta—bajo el nombre de buey se incluían bueyes, vacas y becerros; bajo el de cordero, carneros,<br />

ovejas, cabritos y cabras macho y hembra. Un buey, debido a su mutilación, era inadmisible. Los requisitos exigidos<br />

en los animales destinados al sacrificio se describen en Exodo 12:5; Levítico 1:3.<br />

2–7. OR<strong>DE</strong>N <strong>DE</strong> MATAR A LOS IDO<strong>LA</strong>TRAS. 2. Cuando se hallare entre ti … hombre o mujer que haya hecho<br />

mal—El gran propósito previsto en la elección de Israel fué el de conservar el conocimiento y el culto del único<br />

verdadero Dios, y por lo tanto la idolatría de cualquier clase, fuera la adoración de cuerpos celestiales, o la de alguna<br />

forma más grosera, se llama “transgresión de su pacto”. Ninguna dignidad ni sexo podía atenuar este crimen. Cada

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