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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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608<br />

Apocalipsis 15:4). Parkhurst traduce: “Pero ha puesto la oscuridad en medio de ellos,” lit., un secreto; de ahí pues la<br />

ofuscación mental del hombre cuanto al misterio pleno de la obra de Dios. Así traducen Holden y Weiss. Esta<br />

incapacidad de “alcanzar” (escudriñar, comprender) la obra de Dios es mayormente el fruto de la caída. El mundano<br />

desde entonces, no conociendo el tiempo ni orden de Dios, trabaja en vano, porque trabaja fuera del tiempo y orden.<br />

12. para ellos—(Así la Ing. Rev.—traductor: la Autorizada: “en ellas”) en las obras de Dios (v. 11), en cuanto se<br />

relacionen con el deber del hombre. El hombre no puede comprenderlas del todo, pero debe recibir gozosamente<br />

(“alegrarse” en) los dones de Dios, y “hacer bien” con ellas a sí mismo y a otros. Tal cosa nunca está fuera de sazón<br />

(Gálatas 6:9, 10). No el gozo sensual, ni la lujuria (Filipenses 4:4; Santiago 4:16, 17). 13. Lit., “Y también cuanto a todo<br />

hombre que come … esto es el don de Dios” (v. 22; cap. 5:18). Cuando se reciben como dones de Dios, y para la gloria<br />

de Dios las cosas buenas de la vida son gozadas en su debido tiempo y orden (Hechos 2:46; 1 Corintios 10:31; 1<br />

Timoteo 4:3, 4). 14. (1 Samuel 3:12; 2 Samuel 23:5; Salmo 80:34; Mateo 24:35; Santiago 1:17.) perpetuo—para siempre,<br />

lo opuesto a los trabajos del hombre que perecen (cap. 2:15–18). añadirá … disminuirá—no según las obras del<br />

hombre, “torcidas y faltas” (caps. 1:15; 7:13). El resultado de los trabajos del hombre depende enteramente del<br />

propósito inmutable de Dios. Lo que toca al hombre, pues, es hacer y gozar todo bien terrenal en su debida sazón (vv.<br />

12, 13), no haciendo a un lado el orden de Dios, sino observando profunda reverencia para con Dios; porque el<br />

misterio y la inmutabilidad de sus propósitos divinos tienen por fin conducir al “hombre al temor de Dios.” El<br />

hombre no sabe el resultado de cada acto; de otro modo se creería independiente de Dios. 15. Vuelta al tema del cap.<br />

1:9. Sean cuales fueren los cambios habidos, la sucesión de eventos está ordenada por las “perpetuas” leyes de Dios (v.<br />

14), y retornan en un ciclo fijo. restaura, etc.—después de muchas alteraciones, la ley de Dios requiere (restaura) el<br />

retorno del mismo ciclo de eventos, como el que pasó lit., que fué impelido adelante). La Versión de los Setenta y la Siríaca<br />

traducen: “Dios requiere (venga) al perseguido;” transición a los vv. 16, 17. 16. He aquí una dificultad sugerida. Si Dios<br />

requiere que los eventos corran en su ciclo perpetuo, ¿“por qué se les permite a los impíos que traten injustamante en el<br />

lugar donde menos debiera haber injusticia”, a saber, “en el lugar del juicio” (Jeremías 12:1)? 17. La solución de la<br />

dificultad. Hay un juicio venidero en el cual Dios vindicará sus justos caminos. Es corto el “tiempo” del pecador para<br />

su injusta “obra”. Dios también tiene su “tiempo” y su “obra” de juicio; y entretanto, él está interviniendo para el bien<br />

final en lo que ahora parece oscuro. El hombre no puede ahora discernir el plan de obrar de Dios (v. 11; Salmo 97:2). Si<br />

el juicio siguiera al instante a cada pecado, no habría lugar para el albedrío, la fe, y la perseverancia de los santos a<br />

pesar de las dificultades. La anterior oscuridad hará más gloriosa al fin, la luz. allí—(Job 3:17–19) en la eternidad, en la<br />

presencia del divino Juez, en contraste con el “allí” (v. 16); asimismo “desde entonces” (Génesis 49:24). 18.<br />

condición—el estado del hombre caído está ordenado (estos males permitidos) de tal manera que Dios pueda<br />

“manifestarlo,” es decir, así probarlos, y que ellos mismos vean su flaqueza mortal, como la de las bestias. hijos de los<br />

hombres—más bien, hijos de Adán, frase que significa hombres caídos. La tolerancia de la iniquidad hasta el juicio tiene<br />

por fin “manifestar” el carácter de los hombres en su condición de caídos, para ver si los oprimidos se portan<br />

correctamente en medio de sus males, sabiendo que el tiempo es corto, y que hay un juicio que viene. Los oprimidos<br />

participan de la muerte, pero la comparación a las “bestias” se aplica especialmente a los opresores impíos (Salmo 49:12,<br />

20); ellos también deben ser “manifestados” (probados). por si, sabiendo que pronto tienen que morir como las<br />

“bestias,” y temiendo el juicio venidero, se arrepienten (Daniel 4:27). 19. Lit., “Porque los hijos de los hombres (de<br />

Adán) son una mera casualidad.” Estas palabras no pueden ser sino los sentimientos de los escépticos opresores. La<br />

tardanza de Dios en el juicio da amplitud para la “manifestación” de la infidelidad de ellos (cap. 8:11; Salmo 55:19; 2<br />

Pedro 3:3, 4). Son “bestias brutas,” moralmente (v. 18; Judas 10); y acaban sosteniendo que el hombre, físicamente, no<br />

tiene preeminencia sobre la bestia, siendo ambos igualmente “casualidades.” Este sería acaso el lenguaje de Salomón<br />

mismo en su apostasía. Lo contesta en el v. 21. Si los vv. 19, 20 son palabras de él, sólo expresan que tocante a la<br />

probabilidad de la muerte, con exclusión del juicio venidero—como hacen los escépticos opresores—el [PAG. 519]<br />

hombre está en el mismo nivel con los animales. La vida es “vanidad,” si se la contempla independientemente de la<br />

religión. Pero el v. 21 señala la vasta diferencia entre ellos con respecto al destino futuro; también (v. 17) las bestias no<br />

tienen ningún “juicio” venidero. respiración—vitalidad. 21. ¿quién sabe—No hay duda del destino del alma del<br />

hombre (cap. 12:7); pero “¡cuán pocos comprenden, a causa de la mortalidad externa, a la que está expuesto el hombre<br />

así como la bestia, y que es la base del argumento del escéptico, la grande diferencia entre el hombre y la bestia (Isaías<br />

53:1)!” El hebreo expresa la diferencia fuertemente: “El espíritu del hombre asciende, y pertenece a lo de arriba; pero<br />

el espíritu de la bestia, que desciende, pertenece a lo de abajo, a la tierra.” El destino y el elemento correspondiente<br />

difieren absolutamente. (Weiss.) 22. (Cf. el v. 12; 5:18.) Inculca el goce agradecido de los dones de Dios, y el<br />

desempeño gozoso de los deberes del hombre, basándose en el temor de Dios; no como el sensual (cap. 11:9); ni como<br />

el afanoso avaro (caps. 2:23; 5:10–17). su parte—en la vida presente. Si fuese hecha su porción principal, sería<br />

“vanidad” (cap. 2:1; Lucas 16:25). porque ¿quién—nuestra ígnorancia tocante al porvenir debiera inducirnos a usar<br />

del presente en el mejor sentido y a dejar el futuro a la infinita sabiduría de Dios (Mateo 6:20, 25, 31–34).

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