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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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614<br />

1. Se continúa la alabanza de la sabiduría verdadera (cap. 7:11, etc.). ¿“Quién” ha de ser tenido por “igual al<br />

sabio”? ¿“Quién (como él) sabe la interpretación” de las providencias divinas (v. gracia, cap. 7:8, 13, 14), y la palabra de<br />

Dios (cf. 7:29, Proverbios 1:6)? relucir su rostro—(cap. 7:14; Hechos 6:15.) Un rostro brillante, el reflejo de la conciencia<br />

tranquila y de la mente serena. Lo da la comunión con Dios (Exodo 34:29, 30). tosquedad—austeridad. mudaráse—se<br />

cambia en la benigna expresión de la sabiduría (religión) verdadera (Santiago 3:17). Maurer traduce: “El brillo de su<br />

rostro se dobla,” arguyendo que el vocablo para “austeridad” nunca se usa en el sentido malo (Proverbios 4:18). Sobre<br />

el sentido de “fortaleza,” en vez de “tosquedad,” cf. el cap. 7:19; Isaías 40:31; 2 Corintios 3:18. Pero el adjetivo está<br />

usado en el sentido malo (Deuteronomio 28:50). del rey—Jehová, en sentido peculiar el rey de Israel en la teocracia:<br />

los vv. 3, 4, comprueban que no se trata de un rey terrenal. juramento de Dios—el pacto que Dios hizo con Abrahán y<br />

renovó con David; Salomón se acordó del Salmo 89:35; “Yo he jurado …” y los castigos resultantes si los hijos de<br />

David lo quebrantaban (vv. 30–32); sufridos por Salomón mismo; con todo no lo desamparó “del todo” Dios (vv. 33,<br />

34). 3. no te apresures—Más bien: “No te aterrorices de modo que salgas de delante de él.” Servilmente “aterrado” es<br />

característico del sentimiento del pecador para con Dios; vanamente trata de huir de su presencia (Salmo 139:7); lo<br />

contrario del “rostro reluciente” de la confianza filial (v. 1; Juan 8:33–36; Romanos 8:2; 1 Juan 4:18). lo que quisiere—<br />

Dios inflige a los pecadores persistentes el castigo que le place (Job 23:13; Salmo 115:3). Sólo de Dios se puede decir<br />

esto. 4. La misma palabra de Dios es “potestad,” o “poder.” También la palabra del evangelio (Romanos 1:16; Hebreos<br />

4:12). quién le dirá, etc.—(Job 9:12; 33:13; Isaías 45:9; Daniel 4:35.) La Escritura no atribuye tal poder arbitrario a reyes<br />

terrenales. 5. tiempo—el descuido de los “tiempos” debidos causa mucho de la locura pecaminosa de los<br />

espiritualmente no sabios (cap. 3:1–11). juicio—la manera correcta. (Holden.) Pero como el futuro “juicio” de Dios se<br />

relaciona con el “tiempo para todo (propósito)” (cap. 3:17), también en esto. El castigo de los pecadores persistentes (v.<br />

3) lo sugiere. El sabio se da cuenta del hecho de que, como hay “tiempo” propio para todo, lo hay para el “juicio.” Este<br />

pensamiento lo reanima en la adversidad (cap. 7:14; 8:1). 6. mas el trabajo—por cuanto el pecador insensato [PAG.<br />

524] no piensa en los “tiempos” debidos, y en el “juicio,” por tanto el trabajo … etc. 7. no sabe—el pecador, por<br />

ignorar los tiempos (por eje., “el tiempo acceptable,” el día de la salvación), y de sorpresa le toma el juicio (cap. 3:22;<br />

6:12; 9:12). Los piadosos hacen caso de los tiempos oportunos, y previendo el juicio, no los toma de sorpresa, aunque<br />

no saben el “cuándo” preciso (1 Tesalonicenses 5:2–4); saben sí el “tiempo” para los propósitos de la salvación<br />

(Romanos 13:11). 8. espíritu—el aliento de la vida (cap. 3:19), sentido que requieren las palabras que siguen. No el<br />

“viento,” como piensa Weiss (Proverbios 30:4). Este versículo con naturalidad sigue con el tema de “tiempos” y<br />

“juicio” (vv. 6, 7). no valen armas—No dan de baja, aludiendo a la probabilidad del servicio militar obligatorio a<br />

todos los de veinte años (Números 1:3); pero se eximía a muchos (Deuteronomio 20:5–8). Pero “en tal guerra” (o<br />

batalla, la muerte) no hay excepciones. que la posee—lit., el dueño de ella. La maldad puede conseguir dinero para el<br />

pecador, pero no le puede librar de la muerte temporal y eterna, la que es su paga (Isaías 28:15, 18). 9. para mal<br />

suyo—el gobernante tiránico hace “mal” no sólo a sus súbditos, sino también a sí mismo; así le sucedió a Roboam (1<br />

Reyes 12); pero el “tiempo” de este “mal” (daño) se refiere principalmente a la ruina eterna, causada por la “maldad,”<br />

en “el día de la muerte” (v. 8), y en el “tiempo” del “juicio” (v. 6; Proverbios 8:36). 10. los impíos—a saber, los<br />

gobernantes (v. 9). sepultados—con la pompa fúnebre, si bien poco la merecieron (Jeremías 22:19); pero esto sólo<br />

hacía más terrible el contraste con su muerte temporal y eterna infligida por Dios (Lucas 16:22, 23). vinieron …<br />

santo—fueron al lugar de judicatura y salieron de allí, donde estuvieron sentados como representantes de Dios (Salmo<br />

82:1–6), con pompa. (Holden.) Weiss traduce: “Sepultados e idos (del todo), aun del lugar santo partieron.” Como<br />

Joab, por mandato de Salomón, fué enviado a la tumba desde “el lugar santo” en el templo, el que no era santuario para<br />

los homicidas (Exodo 21:14; 1 Reyes 2:28, 31). El uso de la misma palabra “sepultados” allí hace plausible este parecer;<br />

con todo se puede retener “vinieron y partieron …” (de la versión inglesa). Joab vino al altar, pero tuvo que irse de allí;<br />

así los gobernantes (v. 9) “impíos” (inclusive los sumos sacerdotes) vinieron y salieron del templo, en ocasiones del<br />

solemne culto, pero no por eso escaparon de su destino Ver. Ing. Revisada: “Así vieron sepultados a los impíos, y<br />

vinieron a la tumba; y los que habían hecho bien salieron del lugar santo, y fueron olvidados en la ciudad.”<br />

(Traductor.) en olvido—(Proverbios 10:7.) 11. El por qué los impíos perseveran en el pecado: la demora del juicio de<br />

Dios (Mateo 24:48–51; 2 Pedro 3:8, 9). “No ven el humo del abismo, por tanto no temen el fuego,” (South.) (Salmo<br />

55:19.) La liberación de Joab del castigo por la muerte de Abner, lejos de “llevarlo al arrepentimiento,” como era de<br />

esperar (Romanos 2:4), le condujo a otro homicidio, el de Amasa. 12. Esto dice para que el pecador no abuse de la<br />

declaración (cap. 7:15): “Hay impío que por maldad alarga sus días.” ante su presencia—sirviéndole con reverencia,<br />

consciente de su continua presencia. 13. ni le serán prolongados—no es una contradicción del v. 12. Allí la<br />

“prolongación” de sus días (no la dilatación del castigo) es sólo aparente y no real. Teniendo en cuenta su existencia<br />

eterna, sus días actuales, por más que parezcan largos, son en realidad cortos. La demora de Dios (v. 11) existe sólo en<br />

la limitada concepción del hombre. Da plazo para que el pecador se arrepienta, o si no, para que llene la medida de su<br />

culpabilidad; la demora, en éste o aquel caso, se presta para la vindicación final de los caminos de Dios. También da

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