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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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67<br />

providencia de Dios lo condujo allá con un propósito importante. 2, 3. apareciósele el Angel de Jehová en una llama<br />

de fuego—Es común en las Escrituras hacer aparecer los elementos y las operaciones de la naturaleza, como vientos,<br />

fuegos, terremotos, pestilencias, ejecutando la voluntad divina, como los “ángeles”, o mensajeros de Dios. Pero en<br />

tales casos, se considera a Dios mismo como real, aunque invisiblemente presente. Aquí el preternatural fuego en<br />

primer lugar puede entenderse por la expresión “ángel de Jehová”; pero está claro que bajo este símbolo el Ser divino<br />

estaba presente, cuyo nombre se da (v. 4, 6), y en otras partes se llama el ángel del pacto, Jehová‐Jesús. en medio de<br />

una zarza—La acacia silvestre, o espino, en la que abunda aquel distrito, generalmente está seca y quebradiza, tanto<br />

así, que en ciertas épocas una chispa podría convertir un distrito grande en llamas. Que un fuego estuviera en medio<br />

de semejante arbusto del desierto, era una “grande visión”. Se supone generalmente que haya sido emblemático de la<br />

condición de los israelitas en Egipto, oprimidos por una servidumbre agotante y una persecución sangrienta, pero a<br />

pesar del plan de aniquilarlos, ellos continuaban tan numerosos y prósperos como siempre. La razón era que “Dios<br />

estaba entre medio de ellos”. El símbolo también podrá representar el estado actual de los judíos, como también el de<br />

la iglesia en general, en el mundo. 4. viendo Jehová que iba a ver—Las manifestaciones que Dios antiguamente hacía<br />

de sí mismo, eran siempre acompañadas por señales claras e inequívocas de que las comunicaciones eran realmente<br />

del cielo. Esta evidencia certera fué dada a Moisés. El vió un fuego, pero ningún agente humano que lo prendiera; oyó<br />

una voz, pero ningunos labios humanos de donde viniera; no vió ningún Ser viviente, pero Uno estaba en la zarza, en<br />

el calor de las llamas, que lo conocía a él y se dirigía a él por nombre. ¿Quién podría ser sino un Ser Divino? 5. quita<br />

tus zapatos de tus pies—La orden estaba de acuerdo con una costumbre bien conocida a Moisés, porque los<br />

sacerdotes egipcios la observaban en sus templos, y es observada en todos los países orientales, donde las personas se<br />

quitan sus zapatos o sandalias, como nosotros nos quitamos el sombrero. Pero la idea oriental no es la misma que la<br />

occidental. Entre nosotros, quitarse el sombrero es una expresión de reverencia por el lugar donde entramos, o más<br />

bien por Aquel que es adorado allí. Entre ellos, el quitarse los zapatos es una confesión de contaminación personal, y<br />

de una consciente indignidad de estar en la presencia de la santidad inmaculada. 6–8. Yo soy el Dios … descendido<br />

para librarlos—El temor reverencial de Moisés habría sido aliviado por el Orador Divino (véase Mateo 22:32), que se<br />

anunciaba en su carácter, según el pacto, y por la grata noticia comunicada. Además, el tiempo como también las<br />

circunstancias de esta aparición milagrosa eran tales que le daban una manifestación clara de la fidelidad de Dios a<br />

sus promesas. El período del viaje de Israel a Egipto y su aflicción allí había sido predicho (Génesis 15:13), y fué<br />

durante el último año del período que todavía tenía que pasar, cuando Jehová apareció en la zarza de fuego. 10–22.<br />

Ven por tanto ahora, y enviarte he—Considerando las ideas patrióticas que anteriormente habían animado el corazón<br />

de Moisés, habríamos [PAG. 64] podido prever que ninguna misión habría sido más grata a su corazón que la de ser<br />

empleado en la emancipación nacional de Israel. Pero demostraba ahora gran oposición hacia ella, y alegó una serie<br />

de objeciones, todas las cuales fueron refutadas con éxito y quitadas, y el feliz resultado de sus labores fué anunciado<br />

detalladamente.<br />

CAPITULO 4<br />

Vers. 1–31. CAMBIOS MI<strong>LA</strong>GROSOS <strong>DE</strong> <strong>LA</strong> VARA, etc. 1. He aquí que ellos.—Hebreo. “Si”, “tal vez”, “ellos no<br />

me creerán”. ‐¿Qué evidencia podré presentar de mi misión Divina? Tenía todavía falta de plena confianza, no en el<br />

carácter y poder divino de su jefe, sino en que su presencia y poder siempre le acompañasen. Insinuo que su mensaje<br />

podría ser rechazado por el pueblo, y él mismo tratado como impostor. 2. Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu<br />

mano?—La pregunta fué hecha no para obtener información que Dios necesitara, sino para atraer la atención de<br />

Moisés mismo. Una vara—tal vez el cayado, o gancho, de pastor ‐entre los árabes un palo largo, con un gancho en la<br />

parte superior, que variaba entre uno y dos metros de largo. 6. Mete ahora tu mano en tu seno—la parte abierta de la<br />

ropa exterior, llevada junto al cinturón. 9. tomarás de las aguas del río—El Nilo. Aquellos milagros, dos de los cuales<br />

fueron obrados en aquel momento, y el tercero que había de ser hecho a su llegada a Gosén, tenían por objeto, en<br />

primer lugar, alentar a Moisés mismo con pruebas satisfactorias de su misión divina, y que habian de ser repetidas<br />

para la confirmación especial de su misión ante los israelitas. 10–13. no soy hombre de palabras—Se supone que<br />

Moisés batallaba por un defecto en el habla, o tenía dificultad en la expresión libre y fácil del idioma egipcio, que por<br />

años no había usado. Esta nueva objeción fué vencida, pero todavía Moisés, que preveía las diversas dificultades de la<br />

empresa, ansiaba ser librado de la responsabilidad. 14. Jehová se enojó contra Moisés—El Ser Divino no está sujeto a<br />

arrebatos de pasión como los seres humanos; pero su disgusto se manifestó en la transferencia del honor del<br />

sacerdocio, que de otra modo habría sido conferido sobre Moisés, a Aarón, quien desde ahora estaba destinado a ser<br />

cabeza de la casa de Leví (1 Crónicas 23:13). Maravillosas habían sido la condescendencia y paciencia de Dios en su<br />

trato con Moisés: y ahora todos sus escrúpulos desaparecieron por la noticia inesperada pero grata, de que su<br />

hermano Aarón había de ser su colega. Dios sabía desde el principio qué podría hacer Moisés, pero reserva este

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