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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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de influencias del Espíritu, para la edificación y deleite de la iglesia (Levítico 10:7; Salmo 45:7; Isaías 61:1; 1 Juan 2:27),<br />

y porque era oficialmente un tipo de Cristo (Hebreos 7:26; Juan 3:34; también Mateo 3:16; 11:29). Harás llegar el<br />

becerro delante del tabernáculo—Esta parte del ceremonial consistía en tres sacrificios. (1). El sacrificio del becerro,<br />

como ofrenda por el pecado; y al rendirlo, se le ordenaba al sacerdote poner su mano sobre la cabeza de su sacrificio,<br />

expresando por tal acto el sentimiento interior de culpa personal, y un deseo de que el sacrificio fuese aceptado como<br />

una satisfacción vicaria. (2). El sacrificio de un carnero como holocausto (vv. 15–18); el carnero había de ser quemado<br />

completamente, en señal de que el sacerdote se dedicaba a sí mismo a Dios y a su servicio. La ofrenda por el pecado<br />

había de ser presentada primero, y luego el holocausto, porque mientras no se quitara la culpabilidad, no se podía<br />

presentar ningún servicio aceptable. (3) Había de haber una ofrenda pacífica, llamada “el carnero de la consagración”<br />

(vv. 19–22). Y había una particularidad marcada en la manera en que se había de disponer del otro carnero. Aquél era<br />

para la gloria de Dios; éste era para el consuelo del sacerdote mismo; y como señal de que se ratificaba un pacto<br />

mutuo, la sangre del sacrificio era dividida, siendo rociada una parte en el altar alrededor, y otra parte sobre las<br />

personas y vestiduras de los sacerdotes; más aún, la sangre, por un acto singular, había de ser puesta en las<br />

extremidades del cuerpo, significando así que los beneficios de la expiación se aplicarían a toda la naturaleza del<br />

hombre. Además, la carne de este sacrificio había de ser dividida, como si fuera, entre Dios y el sacerdote, una parte<br />

había de ser puesta en su mano para ser mecida, como señal de ser ofrecida a Dios, y luego había de ser quemada<br />

sobre el altar; la otra parte había de ser comida por los sacerdotes a la puerta del tabernáculo, siendo esta fiesta<br />

símbolo de comunión o compañerismo con Dios. Estas ceremonias, ejecutadas en el orden mencionado, mostraban las<br />

cualidades necesarias para los sacerdotes (Véase Hebreos 7:26, 27; 10:14). 35. por siete días los consagrarás—La<br />

repetición de estas ceremonias a la vuelta de cada día en los siete, con la intervención de un sábado, fué un arreglo<br />

preparatorio sabio, a fin de dar un intervalo suficiente para la meditación tranquila y devota (Hebreos 9:1; 10:1).<br />

36, 37. <strong>LA</strong> CONSAGRACION <strong>DE</strong>L ALTAR. 36. purificarás el altar—La frase “en habiendo hecho expiación por<br />

él”, debería ser “sobre él” y el sentido de la orden es, que todo el tiempo que estaban ocupados como se indica arriba,<br />

de día en día, en hacer los sacrificios indicados, había de tomarse el mayor cuidado en tener debidamente limpio el<br />

altar, en sacar las cenizas y rociarlo con la unción prescrita, de modo que al final del ceremonial el altar mismo estaría<br />

consagrado tanto como los ministros que junto a él habían de oficiar. (Mateo 23:19). Desde entonces, pues, estaba<br />

asociado con los servicios de la religión.<br />

38–46. <strong>LA</strong> INSTITUCION <strong>DE</strong>L SACRIFICIO DIARIO. 38. dos corderos de un año cada [PAG. 86] día sin<br />

intermisión—Habiéndose completado los preliminares sagrados, se instruyó a Moisés acerca del fin o designio para<br />

el cual eran útiles estos preparativos: el culto de Dios; y entonces la institución del sacrificio matutino y el vespertino.<br />

La institución era tan imperativa que en ninguna circunstancia había de dejar de celebrarse esta oblación diaria; y la<br />

debida observancia de ella aseguraría la gracia y bienaventuranza de su Rey celestial, tan a menudo prometidas.<br />

CAPITULO 30<br />

Vers. 1–38. EL ALTAR <strong>DE</strong>L INCIENSO. 1. Harás asimismo un altar de sahumerio de perfume etc.—su material<br />

sería como el del arca del testimonio, pero sus dimensiones muy pequeñas. 2. será cuadrado—el sentido de lo cual no<br />

es que fuera enteramente de forma cúbica, sino que su superficie de arriba y la de abajo, tendría cuatro costados<br />

iguales. Era de altura doble de la anchura, pues tenía 48 centímetros de ancho pero 96 centímetros de altura. Tenía<br />

“cuernos”; sobre la superficie de arriba sobresalía un borde, llamado corona, y a sus cuatro esquinas tenía anillos para<br />

su transportación. La única pieza de mueblaje que lo acompañaba, era un incensario de oro o sartén en el cual se<br />

prendía fuego al incienso sobre el altar. Por esto se llamaba el altar de incienso, o “altar de oro”, por el grado profuso<br />

en que estaba dorado o enchapado con el metal precioso. Este esplendor se adaptaba a la edad temprana de la iglesia,<br />

pero en tiempos posteriores, cuando el culto había de ser más espiritual, el altar de incienso fué descrito<br />

proféticamente no como de oro, sino de madera, y de doble tamaño de aquél en el tabernáculo, porque la iglesia se<br />

extendería ampliamente (Malaquías 1:11). 6. lo pondrás delante del velo que está junto al arca del testimonio—que<br />

separaba el lugar santo del lugar santísimo. El altar estaba en el medio, entre la mesa del pan de la proposición y el<br />

candelero, próximo al lugar santísimo, a distancias iguales de la pared norte y la pared sur; en otras palabras, ocupaba<br />

un lugar del lado de fuera del gran velo de separación, pero directamente en frente del propiciatorio, que estaba<br />

dentro del velo sagrado; de modo que, aunque el sacerdote que ministraba junto al altar, no podía ver el propiciatorio,<br />

había de mirar hacia él, y presentar el incienso hacia allá. Este fué un arreglo especial, y fué ideado para enseñar la<br />

lección importante de que, aunque no podemos, con los ojos físicos, ver el trono de la gracia, tenemos que “dirigir<br />

nuestras oraciones hacia él y mirar arriba” (comp. 2 Corintios 3:14; Hebreos 10:20; Apocalipsis 4:1). 7. quemará sobre

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