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COMENTARIO EXEGETICO Y EXPLICATIVO DE LA BIBLIA TOMO I ...

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sección que comprende los caps. 40–46, no tiene encabezamiento propio, lo que prueba que está íntimamente<br />

conectada con la precedente, y que está comprendida en el encabezamiento general del cap. 1:1. Josefo, Antigüedades,<br />

11:1, sec. 1, 2, dice que Ciro fué inducido por las profecías de Isaías (caps. 44:28; 45:1, 13) a ayudar a los judíos a<br />

regresar a su patria y a reedificar el templo. Esdras cap. 1, confirma esto mismo; Ciro, en su edicto, se refiere<br />

claramente a las profecías de la parte segunda, en las cuales Jehová le asigna el imperio, y el deber de reconstruir el<br />

templo. Es probable que él tomase de ellas su histórico nombre de Ciro (Coresh). Además, profetas subsiguientes imitaron<br />

esta segunda parte, que Ewald atribuye a tiempos posteriores; verbigracia, cf. Jeremías 50–51, con las predicciones de<br />

Isaías contra Babilonia. La frase “El Santo de Israel”, que ocurre sólo tres veces en otras partes del Antiguo<br />

Testamento, es una expresión favorita de la segunda parte de Isaías lo mismo que de la primera, que expresa la<br />

fidelidad de Dios en cumplir las promesas de su pacto. Jeremías cita esta expresión suya; lo mismo hace el autor del<br />

Eclesiástico 48:22–25 (“consoló”), que cita el cap. 40:1, como de Isaías. Lucas 4:17 cita el cap. 61:1, 2 como de Isaías, y<br />

leído por Jesucristo en la sinagoga.<br />

Lo ACERTADO de las profecías es sorprendente; lo que ocurre en la segunda parte de Isaías, acontece en Miqueas<br />

4:8–10, donde el destierro babilónico y la liberación son PREDICHOS 150 años antes de que las hostilidades entre Judea<br />

y Babilonia se hubiesen iniciado. Por otra parte, todos los profetas que predijeron la invasión asiria coinciden en<br />

afirmar que Judá sería librada no por la ayuda egipcia, sino directamente por el Señor. Aun más, Jeremías, cuando los<br />

Caldeos estaban en la cúspide de su prosperidad, predijo su conquista por los Medos, quienes entrarían en Babilonia<br />

por el lecho seco del Eufrates, una noche de orgía. Ningún cálculo humano podría revelar estos acontecimientos.<br />

Eichorn califica estas profecías como “veladas descripciones históricas”, reconociendo, a despecho de sí mismo, que<br />

son algo más que fantasías poéticas. El capítulo 53 de Isaías fué escrito con certeza siglos antes del advenimiento del<br />

Mesías; sin embargo, aquí se describen minuciosamente sus sufrimientos. Estos no pueden ser una invención judía,<br />

porque los judíos esperaban a un Mesías que viniese a reinar, no a sufrir.<br />

Los racionalistas tienen hasta cierto punto razón en decir que las PROFECIAS descansan sobre UNA BASE<br />

GENERAL que las distingue de la adivinación. Esto se debe a que descansan sobre la idea esencial de Dios. Los<br />

profetas, compenetrados de este conocimiento interior de su carácter, tienen conciencia de las leyes eternas por las<br />

cuales el mundo está gobernado, a saber, que el pecado es la ruina del hombre, y que tiene que ser seguido por el<br />

juicio, pero que el pacto de misericordia hecho por Dios con sus electos, es inmutable. Sin la profecía el residuo de los<br />

elegidos habría decrecido, y hasta los juicios de Dios habrían fracasado en sus propósitos al no reconocérseles ese<br />

carácter, ya que serían meros hechos aislados, carentes de significado. Babilonia estaba en los días de Isaías bajo el<br />

dominio de Asiria; había tratado, sin éxito, de rebelarse; pero los elementos de su éxito y grandeza posteriores, ya<br />

existían entonces. El Espíritu Santo iluminó las facultades naturales del profeta para discernir su levantamiento, y sus<br />

facultades espirituales para prever su caída: consecuencia infalible, según las eternas leyes de Dios, del orgullo que el<br />

éxito pagano genera; y también la restauración de Judá, como el pueblo del pacto con quien Dios, de conformidad con<br />

su esencial carácter, no estaría airado para siempre. La verdadera conversión es el gran remedio que el profeta<br />

propone contra todos los males. En esto únicamente consiste su norma de conducta: El reprender, amenazar y<br />

prometer se suceden de una manera recular. La idea básica de todo se halla en el capítulo 26:7–9; Levítico 10:3; Amós<br />

3:2.<br />

EL USO <strong>DE</strong>L PRESENTE Y EL PRETERITO en la profecía no prueba que el autor sea posterior a Isaías, pues los<br />

videntes ven lo futuro como presente, e indican que lo pasado ideal no fué un pasado real. Es que ven las cosas a la luz<br />

de Dios, quien “llama a las cosas que no son como si ya fuesen”. Cuando contemplamos desde una gran eminencia un<br />

paisaje, nos parece que las colinas están pegadas unas a otras, aunque en realidad están muy separadas. Es lo que<br />

ocurre con los sucesos predichos: el orden, la sucesión y la agrupación están presentes, en tanto que los intervalos de<br />

tiempo se pasan por alto. Sin embargo, a veces se indica el tiempo (Jeremías 25:12; Daniel 9:26). Y así vemos que la<br />

liberación del cautiverio de Babilonia y la que más tarde efectuaría el Mesías, están agrupadas por <strong>LA</strong> LEY <strong>DE</strong> <strong>LA</strong><br />

SUGESTION PROFETICA; sin embargo, ningún profeta confunde de tal manera las dos que haga del Mesías el<br />

caudillo de Israel que lo saque de Babilonia. Para el profeta probablemente no había ningún doble [PAG. 549] sentido;<br />

pero para sus ojos espirituales, los dos sucesos, aunque distintos, estaban tan próximos y eran tan análogos que no<br />

pudo separarlos en la descripción que de ellos hizo sin incurrir en infidelidad para con el retrato que tenía ante sí. Sin<br />

embargo, Isaías siempre se refiere primero al más remoto y antitípico suceso, a saber, la venida del Mesías, y es el que<br />

describe más minuciosamente, antes que el tipo más cercano; por ejemplo, la profecía tocante a Ciro (Cf. cap. 45:1 con<br />

el 53). En algunos casos, el profeta se sitúa en medio de sucesos; por ejemplo, la humillación de Jesucristo, que él<br />

contempla como cosa pasada, y su glorificación, como cosa por venir, haciendo uso, con relación a esta última. del

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