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max-weber-economia-y-sociedad

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SOCIOLOGÍA DEL ESTADO 1087ción de la ambición normal, y quienes gozaron de buena educación y erangentlemen pudieron realizarla. Cual meta suprema, sobre todo para los grandesmecenas -y las finanzas de los partidos se apoyaban tal vez en un 50 porciento en donativos de personas anónimas-, presentábase la dignidad de Par.El efecto del sistema conjunto fue que, actualmente, con excepción delos pocos miembros del gabinete (y de algunos solitarios), los parlamentariosingleses no son normalmente otra cosa que ganado votante bien disciplinado.En el Reíchstag alemán solía simularse, por lo menos mediante el balance dela correspondencia privada, en el pupitre delante del asiento de cada uno, quese estaba trabajando por el bien de la patria. Semejantes gestos no se exigenen Inglaterra: allí el miembro del Parlamento sólo ha de votar y no traicionaral partido; ha de aparecer cuando le llaman los azuzadores y ha de hacer loque disponen respectivamente el gabinete o el leader de la oposición. Y enel país, a mayor abundamiento, cuando se da un jefe de relieve, la máquinadel caucus carece casi de opinión y está por completo en manos del líder. Porencima del Parlamento se encuentra, pues, de hecho, el dictador plebiscitarioque lleva a las masas a seguirle por medio de la "máquina" y para quien losparlamentarios no son más que prebendarías políticos de su séquito.¿Y cómo se opera la selección de tales caudillos? Y para empezar, ¿conformea cu:ll capacidad? Es naturalmente decisivo ante todo -al lado de lascualidades de la voluntad, que deciden en todo el mundo- el poder del discursodemagógico. El carácter de éste ha ido cambiando, desde los tiemposde Cobden, en que se dirigía al entendimiento, pasando por los de Gladstone,que era un técnico del discurso sobrio en que "los hechos hablaban por símismos", hasta los nuestros, en que se trabaja en gran parte con medios puramenteemotivos por el estilo de los que emplea también el Ejército de Salvaciónpara poner a las masas en movimiento. El estado de cosas actual puededesignarse tranquilamente· como "dictadura basada en el aprovechamiento dela emotividad de las masas". Sin embargo, el sistema muy desarrollado del trabajode comité en el Parlamento inglés hace posible y obliga a cada uno delos que aspiran a participar en la dirección a trabajar en alguno de ellos.Todos los ministros conspicuos de los últimos decenios han pasado por dichaescuela que es sin duda alguna muy real y eficaz, y la práctica del informey de la crítica pública en dichas sesiones hace que se produzca una verdaderaselección y que el mero demagogo quede eliminado.Así están las cosas en Inglaterra. Sin embargo, comparado con la organizació~norteamericana de los partidos, que puso de manifiesto el principioplebi~citario de modo particularmente temprano y claro, el sistema del caucusinglés no es más que una forma atenuada del norteamericano. Segúnla idea de Washington, Estados Unidos había de ser una comunidad regid.1por gentlemen. En aquella época, el gentleman era, también al otro lado delAtlántico, un terrateniente o un hombre que había completado la enseñanzasecundaria. Y así fue inicialmente. Al constituirse los partidos, los miembrosdel Parlamento (Casa de los Representantes) aspiraron de momento a ser losdirigentes, como en Inglaterra en tiempos de los honoratíores. La organizaciónde los partidos era muy laxa. Esto se prolongó hasta 1824. Pero yaantes de los años veintes hallábase la máquina del partido en gestación aquí

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