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max-weber-economia-y-sociedad

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XXNOTA PRELIMINAR DE LA PRIMERA ECICIÓNmentalidad necesaria, pero está condenada a extinguirse sin remedio si se lasomete a la tremenda presión de una responsabilidad moral e intelectual deconsecuencia ilimitada. El fracaso de Weber, a que está expuesto todo intelectualverdadero, estuvo en su incapacidad de compromiso, en su negativaa pactar con las fuerzas subterráneas y demoniacas que rodean al poder, ysobre todo en su desdén por la mentira, el engaño dorado y las falsas ilusiones.Lo grave es que Weber percibiera que tal situación tenía cabalmente sumáximo dramatismo en la <strong>sociedad</strong> de masas de nuestros días.Pero aquello en que más debiera insistir, si me permitiera ser infiel a mispropósitos, es la conexión que tiene en Weber esta su pasión "política" consu concepción de la ciencia. Para él la acción y la ciencia se exigen recíprocamente.Es decir, la justificación de la ciencia se encuentra en las posibilidadesde la acción racional, de igual manera a como sólo puede darse la acciónresponsable si consideramos posible el conocimiento racional. Su conceptode la "ética de responsabilidad" antes aludido es el supuesto de sentido deuna compleja metodología.Los estudios filosóficos de Weber, si bien surcados con profundas visiones,caen propiamente en el campo fronterizo de la metodología. Y, sin embargo,Jaspers -y no es el único- ha dicho que él fue para su tiempo "el filósofoverdadero". El pensador existencialista nos da de ello una razón existencial:"Max Weber no tuvo filosofía alguna; él era una filosofía." Y en este sentidofue filósofo negando a la Filosofí~. En una época de decadencia y de predominanteescolástica filosófica, en la que quizá es ya imposible la aparicióndel gran sistema y con él la reanudación de su misión iluminadora, Weberbuscaba el conocimiento del hombre y de unas cuantas verdades esencialescon medios distintos de los especulativos, con el instrumento del saber empíricode la historia. Para ello quizá bastaba con fundamentar "la objetividaddel conocimiento histórico social".Las publicaciones de Weber abarcan temas tan dispares que en su conjuntopueden dar la impresión de una completa falta de unidad. Pero si descartamosdeterminados estudios rigurosamente técnicos ( Zur Psychophysikder industrieUen Arbeít, por ejemplo, y algunos otros) y, sobre todo, si partimosde lo que se ha llamado su segunda fase -desde la crisis de su enfermedad(1903)-, puede sostenerse que toda la investigación de Weber está orientadapor un solo motivo: el de comprender su propia época en su pleno significado,actual e histórico. Su af!m de comprensión, que es al mismo tiempode orientación -o mejor, fundado en éste-, se traduce en su extremo rigoren una pregunta que abarca en sí cuajadas posibilidades de ramificación: ¿Quées lo constitutivo y peculiar de la civilización occidental? Desde la músicaarmónica al partido político, pasando por otros fenómenos al parecer muyheterogéneos, nos encontramos con una serie de cosas que sólo en Occidentese ofrecen en su forma cabal. ¿Por qué aquí y no en otras partes? ¿Qué consecuenciastiene para nuestra vida este hecho singular? Al cabo, de maneraabstracta y como hipótesis de interpretación de nuestra historia, se imponeaveriguar el origen y desarrollo progresivo del predominio de lo racionalen todos los aspectos del espíritu y de la cultura. El proceso de racionalización,como decía Weber, que llega hasta nosotros cargado de destino. Pero

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