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max-weber-economia-y-sociedad

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NOTA PRELIMINAR DE LA PRII\-IERA EDXCIÓNLa frecuencia con que hoy se afirma la actualidad de los escritos <strong>weber</strong>ianos,o mejor dicho, el acudir a ellos como fertilizante depósito de inspiración pormuchos de los que se afanan por entender los oscuros fenómenos de nuestrosdías, tiene su explicación en la lucidez intelectual con que Max \Veber percibióel carácter transitorio de la realidad tn que vivía, y en la fuerza conque apresó, en el análisis de su propia <strong>sociedad</strong>, algunas de las tendencias queen ella se proyectaban ya hacia el futuro. Fue, de los hombres de su generación,uno de los que más claramente se dieron cuenta de la divisoria en quetodavía estamos y que, por lo mismo que rechazó toda profecía -y más siera ésta demagógica y de milenario-, pudo señalar sin ilusiones algunos delos hechos fatales frente a los que hoy nos debatimos. Mas ¿dónde están lasraíces de aquella lucidez? No basta para explicarla la pasión por el conocer,si a ésta no se une la pasión por la acción. Y la acción es lo que el hombrepuede y debe hacer en una circunstancia dada con plena aceptación de suresponsabilidad, es decir, con la conciencia asequible de todas sus posiblesconsecuencias. El rigor con que Weber concibió la misión del hombre y laforma en que en su propia vida la actualizó, son el mejor punto de partidapara entender el sentido de su tarea intelectual. Porque Weber se esforzó entodo momento por señalar lo que era posible y hacedero, la forma en queel hombre podía cooperar con inteligencia en su propio destino, tuvo que contemplarlo contemporáneo con ojos de historiador y arrojarse en la historiadesde sus intereses contemporáneos. Y porque tuvo tal aetitud indivisa antela vida fue con igual autenticidad un político, un filósofo y un investigadorde pretensiones gigantes. Así lo presenta Jaspers: "Si Max \Veber es político,investigador y filósofo, no, sin embargo, una cosa junto a otra. Es el hombreentero el que se encara con un mundo de enormes dimensiones desde elfondo de su alma, afanosa de verdad. Como filósofo es político, y como político,investigador."Si concebimos la política en su más noble sentido, como una preocupaciónactiva y sin tregua por el destino de la propia comunidad dentro de unadeterminada constelación de fuerzas mundiales, Max Weber fue desde siemprey ante todo un político. Pero la política es, además, otras cosas que elpensador conocía muy bien y que comprobó .duramente en su existencia.lloy podemos contemplar las pretensiones políticas de Weber y su fracasodesde diversos ángulos. Uno, el más alejado de las consideraciones intelectualesde estas líneas, consistiría en imaginar lo que hubiera sido la historiaalemana, y, por ende, la europea y la mundial, de haber prevalecido algunasde sus opiniones y consejos. Nada más lejos de la presente barbarie queel destino cultural que \Veber señalaba a su patria, intensa y noblementequerida.Otro nos tienta a ver en Weber el ejemplo patético del destino del intelectualen la política. Sabía muy bien -y nadie como él ha dibujado la imagendel auténtico hombre de Estado- que la política lleva consigo el pragma dela fuerza, y que no bastan ni la actitud responsable, ni la fe y el conocimientode los hechos fundamentales. Pero no sólo falló en él la voluntad~e po~e;ío si?o el adelgazamie~to extremado de su moral de responsabilidad.Es qmza pos1ble despertar aquella y aceptarla con la conciencia de su instru-XIX

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