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max-weber-economia-y-sociedad

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1130 APÉNDICEcuarto o un tercio de tono. Sea ello como fuere, lo cierto es que se trataaquí de un sistema de intervalos que no era primitivo, sino que pertenecía,por el contrarío, a la música cultivada de los griegos. Según los hallazgosde papiros, dicho sistema no lo conocían los etolios ni otros pueblos pococultivados por el estilo, y también la tradición considera al cromatismo comomás joven que la diatónica y a la enarmonía del cuarto de tono como la másjoven de dichas manifestaciones, correspondientes, concretamente, a las épocasclásicas y posclásicas, la cual, por una parte, era rechazada todavía porlos dos trágicos más antiguos y, por la otra, estaba ya en decadencia en laépoca de Plutarco (muy a su pesar). Por supuesto, ni la serie de tonos cromáticani la enarmónica nada tienen que ver desde el punto de vista "tonal"con nuestro concepto, condicionado armónicamente, del "cromatismo", pesea que la alteración cromática de los tonos y su recepción y legitimación armónicaen el Occidente se remonten históricamente a las mismas necesidadesque las de los picnos de los griegos: primero, en el sentido de suavizaciónmelódica de la dureza de la diatónica pura de los modos eclesiásticos, yluego, en el siglo XVI, que es el que legitimó la mayoría de nuestros tonoscromáticos, como medio de expresión dramática de las pasiones. Que lasmismas necesidades de expresión llevaran allí a una descomposición de la tonalidady aquí (aunque la teoría del Renacimiento propendiera a ver en el cromatismoun resurgir de los antiguos modos tonales y se esforzara por conseguirlo)a la creación de la tonalidad moderna, residía en la estructura muydiversa de las músicas en las que aquellas con.strucciones sonoras se hallabancontenidas en cada caso. Los nuevos tonos cromáticos de partición se construyeronen la época del Renacimiento como determinados por las tercerasy las quintas. Los tonos de partición griegos, en cambio, son producto deuna construcción sonora puramente conforme cJ la distcJncia, surgida exclusivamentedel cultivo de intereses melódicos. En todo caso, trátase, en losintervalos de cuarto de tono griegos, de intervalos que pertenecieron a lamúsica real -en la Antigüedad reciente, manifiestamente, según observacionesde Bryennius sobre la AncJlysis orgcJnica, a los instrumentos de cuerdayque pertenecen todavía al Oriente, siquiera esencialmente (u originariamente)como "tonos arrastrados".Al lado de esos tan decantados cuartos de tono griegos, han jugado enparticular un papel sumamente confuso en la historia de la música, a partirde los trabajos de Vi11oteau y Kíesewetter, los "tercios de tono" arábigos, ennúmero de 17 en cada octava. De acuerdo con los análisis más recientes dela teoría arábiga de la música, de Collangettes, habría que representarse suorigen de la siguiente manera: la escala anterior al siglo x constaba, en lahipótesis de Collangettes, de 9 tomos en la octava ( 10 si se cuenta la octavasuperior del tono inicial), por ejemplo, do, re mi bemol, mi, fcJ, sol, la bemol,la, si bemol, do', concebidos como dos cuartas enlaudas por el tono fcJ, allado de los cuales había un paso de tono diazéuctico (si bemol-do). Estadivisión de la octava, afinada en forma puramente pitagórica, se remontacon seguridad a una influencia griega, sólo que, además de con el tonos yel dítonos desde abajo, dividía también la cuarta con el tonos desde arriba.Los instrumentos arábigos antiguos, sobre todo los que se derivan de la

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