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CAMINOS DE SALVACIÓN Y MODOS DE VIDA 435fuerte, debe conducir a la unidad en todas las cosas, incluso en la creenciadogmática, de que, por consiguiente, los hombres que se aman lo bastantemísticamente, en el sentido de San Juan, también piensan de un mismo modoy, sobre la base de la irracionalidad de este sentir, actúan también solidariamentecomo Dios quiere, constituye el núcleo ideal del concepto de iglesiamístico-oriental, que por tal razón puede prescindir del magisterio racionalinfalible, núcleo que también hallamos en la base del. concepto eslavófilo decomunidad, dentro y fuera de la Iglesia. En cierta medida era la idea comúnal cristianismo primitivo; se halla en la base de la creencia de Mahoma en lainutilidad de un magisterio formal, y también -junto con otros motivossirvede fundamento a la reducción a su mínimo de organización de la viejacongregación monacal budista. Por el contrario, cuando una religión intramundanade salvación posee específicos rasgos ascéticos, fomenta siempre elracionalismo práctico en sentido de una intensificación del actuar racionalen cuanto tal, de la metódica sistemática del modo exterior de llevar la viday la objetivación y socialización racional de los ordenamientos terrenales, trátesede comunidades monacales o de teocracias. Ahora bien: la diferenciahistórica decisiva entre la religiosidad de salvación predominantemente orientaly asiática y la religiosidad de salvación occidental consiste en que laprimera desemboca esencialmente en la contemplación y la última en el ascetismo.El hecho de que la diferencia sea fluida y el hecho, también, de lasvariadas y repetidas combinaciones de rasgos místicos y ascéticos -por ejemplo,en la religiosidad monacal de Occidente- nos muestra la compatibilidadentre elementos al parecer heterogéneos, pero en nada afecta a la gran significaciónque reviste esta diferencia incluso para nuestra consideración pura~mente empírica. Porque lo que nos importa es el efecto producido sobre laacción. En la India, una técnica de salvación tan ascética como la de losmonjes jaina culmina en un fin último, puramente místico-contemplativo; yen el Asia oriental el budismo ha llegado a ser la específica religiosidad desalvación. Por el contrario, en Occidente -si prescindimos de los representantesparticulares de un quietismo específico que pertenecen a la época moderna-aun la misma religiosidad de fuerte matiz místico desemboca siempreen una virtud activa y la mayoría de las veces ascética o, mejor dicho, por elcamino de una selección interna, se suelen preferir aquellos motivos que inclinana la acción activa, generalmente el ascetismo, y se realizan en la práctica.Tanto la contemplación bemardina, la espiritualista franciscana, la baptistay la jesuita, lo mismo que el sentimentalismo frenético de Zinzendorf, noimpidió que en la congregación y a menudo entre los místicos mismos laacción y la corroboración de la gracia por la acción cobraran la supremacía,si bien recortadas en diversa medida por el puro ascetismo o por la contemplación,y el mismo maestro Eckhardt coloca a Marta por encima de María apesar del Salvador. En cierto grado esto es propio del cristianismo desde suscomienzos. Y a en los primeros tiempos, cuando toda clase de dones carismáticosirracionales del espíritu valían corno carácter distintivo de la santidad,la apologética se planteó y resolvió la: cuestión siguiente: ¿en qué podía reconocersela procedencia divina y no quizá satánica o demoniaca de aquellasacciones pneumáticas de Cristo o de los cristianos? La acción patente del

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