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max-weber-economia-y-sociedad

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1162 APÉNDICEcomplicada que sea, no se puede producir ni trasmitir, ni reproducir sin elinstrumento de nuestra notación: en efecto, sin ella no puede existir en formao lugar alguno, ni siquiera como posesión interna del creador. Ahora bien,signos para la notación musical se encuentran en alguna forma aun en etapasrelativamente primitivas, sin ir por ello de la mano en todas partes con lamelodía racionalizada. La música arábiga moderna, por ejemplo, aunqueobjeto de tratamiento técnico, fue perdiendo paulatinamente, en el largoperiodo a partir de las invasiones mogólicas, su antiguo sistema de escrituray carece hoy totalmente de ella. Los griegos se sentían orgullosos, con razón,de su carácter de pueblo escritor en materia de música. En efecto, para elacompafiamiento instrumental, en particular tan pronto como en las obrascomplicadas éste no había de ir simplemente al unísono con la voz cantante,los signos de las notas eran casi imprescindibles. La figuración técnica de losantiguos signos de la notación musical no nos interesa aquí; aun en la músicachina es sumamente primitiva. Las músicas cultas de los pueblos dotados deescritura se sirven a veces de cifras, pero muy regularmente de letras parala designación de los tonos. Así también los griegos, entre los cuales los signosvocales y los instrumentales -muy probablemente más antiguos- paralos mismos tonos figuran tan independientes unos al lado de otros, comotodavía en la terminología bizantina son distintas las designaciones de losmismos movimientos mel6dicos para el canto y los instrumentos. Los signospara las notas nos han sido trasmitidos en las tablas alipias -productode la época imperial- en forma unívoca. Ya el hecho de que se establecierantablas semejantes muestra la complicación práctica del sistema. Las designacionespara las pyk124 del cromatismo y la enarmonia son bastante complicadas.Como notas para el ejecutante hubieran sin duda creado dificultades enlas tareas m:1s sencillas, y una "partitura'' con dichos medios, por simpleque fuera, es inconcebible. En el ejercicio práctico de la música, por lo menosen los cantos de coro danzados, el corifeo indicaba, lo mismo que con elpie el ritmo, el melos con la mano. La quironomía se consideraba comoparte integrante del arte de la orquesta, y se ejercitaba como gimnasia rítmica,aun aparte e independientemente de la danza propiamente dicha. Y el hechode que en el Occidente sólo relativamente tarde -en el siglo x- el desarrollocomprobable de la designación por medio de letras empleara, al parecer despuésde alguna vacilaci6n, la letra A precisamente para la denominación deltono al que corresponde todavía (La) .muestra en todo caso que, en la épocade su origen, los "modos eclesiásticos" nada significaban todavía, ya que enotro caso no cabe duda que las letras hubieran tornado en cuenta ~Jquí, lomismo que entre los griegos, el sistema del tetracordio. Esta designaciónpor medio de letras no jugó papel duradero alguno en la práctica musicalde la mayor parte del Occidente y acabó, con excepción de la región de desarrollomás débil de la polifonía, Alemania, por desaparecer por completo.Porque en las regiones clásicas de la plurivocalidad servía para el ejercicio dela escala diatónica, a partir de la época guidoniana, el sistema de la solmisacióncon sus hexacordios que partían de Sol, Do y Fa y permitían, mediantetransporte de los intervalos del hexacordio a las articulaciones de la mano (talcomo se encuentra también en la India), un lenguaje mímico. Como sim-

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