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max-weber-economia-y-sociedad

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DOMINACIÓN PATRIARCAL Y PATRIMONIAL 775en este caso los tribunales han competido entre sí para atraerse el favor delpúblico por medio de diversos cebos, especialmente con cómodas ficcionesprocesales, tarifas más reducidas, etcétera.De todos modos, esto constituye ya un estado de muy avanzada perennidady estereotipación de los cargos, estado que sólo gradualmente ha sidoalcanzado dentro de las grandes y permanentes organizaciones políticas. Enlos comienzos predomina completamente la fase de los funcionarios "ocasionales",del poder circunscrito por los fines concretos objetivos y de la selecciónsegún la confianza personal y no según las cualidades objetivas. Cuandola administración de grandes formaciones políticas está organizada patrimonialmente,todo intento de determinación de "competencias" conduce -comonos lo muestra, por ejemplo, de un modo característico, Asiria en el periodode la máxima expansión- a la formación de una cantidad inmensa de títulosburocráticos con un sentido que varía casi a capricho. Pues en la asociaciónde los asuntos políticos con los puramente económicos del soberano, aparecenlos primeros, por así decirlo, como asuntos exteriores que solamente sonaprovechados según la necesidad y las circunstancias. La administración políticaes, por lo pronto, una "administración ocasional" que el soberano confíaen cada caso al individuo (casi siempre a un funcionario palaciego o a uncomensal) que en el caso concreto le parece el más calificado personalmentey, ante todo, el que está personalmente más próximo. Pues no sólo de hecho-lo que ocurre, naturalmente, en todas partes-, sino también en principio,el último patrón de todo es el capricho enteramente personal y el favor omalevolencia personales del soberano. Esto ocurre también en lo que atañea la relación entre los dominados y los funcionarios. Estos últimos están"autorizados" para hacer lo que "puedan" frente al poder de la tradición yal interés que tiene el soberano en el mantenimiento de la docilidad y eficaciade los súbditos. Faltan las normas fijas y los reglamentos obligatoriospropios de la administración burocrática. No solamente se dan órdenes concretasdeterminadas para cada cometido no usual u objetivamente importante,sino también para toda la esfera del poder señorial no limitada porlos derechos fijos de los particulares. El cumplimiento de las disposicionespor los funcionarios se efectúa así en dos sectores con frecuencia yuxtapuestos:el que sigue el itinerario trazado por la tradición sagrada o por los derechosde los individuos, y el que depende del libre albedrío personal del señor.A veces el funcionario entra en el conflicto de un sector con otro. Unainfracción de las antiguas costumbres puede constituir un ultraje contra potenciasacaso peligrosas. Una desobediencia de los mandatos dados por elseñor representa una sacrílega oposición a su poder de proscripción (Bann)que atrae sobre el culpable, según la terminología inglesa, la "misericordia"del señor, es decir, su arbitrario poder expiatorio. Tradición y arbitrio delsoberano luchan siempre para extender sus propios límites. Aun allí dondedesde hace largo tiempo existen autoridades políticas típicas con adscripcióna distritos determinados -como, por ejemplo, ocurría con los sheriffs inglesesen la época de los normandos-, el príncipe suspende, exime y corrige enprincipio de acuerdo con su libre arbitrio.Por consiguiente, en oposición a la burocracia, la posición ocupada por

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