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max-weber-economia-y-sociedad

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458 TIPOS DE COMUNIDAD RELIGIOSAEl auténtico motivo religioso de la antipatía contra el interés yace en unplano más profundo y está en conexión con la posición de la ética religiosarespecto de la "legalidad" del lucro comercial racional en cuanto tal. Todolucro puramente comercial es juzgado casi en absoluto de un modo muy desfavorableen las religiones primitivas, justamente aquellas que valoran de unmodo muy positivo la posesión de la riqueza. Y por cierto, no sólo bajo elpredominio de la economía natural y del influjo del noble guerrero, sino bajoun tráfico c0mercial relativamente desarrollado y en prtOii:esta consciente contraél. En primer lugar, toda racionalización económica del tráfico lucrativoconmueve los cimientos de la tradición, sobre los que descansa en general laautoridad del derecho sagrado. Ya por eso resulta sospechoso desde el puntode vista religioso el afán de lucro como tipo del trabajo adquisitivo racional.Por eso, siempre que ha sido posible, el sacerdocio ha favorecido la conservaciónde la economía natural (así, al, parecer, en Egipto), cuando esta actitudm- contrariaba demasiado a los propios .intereses del templo en cuanto a suscajas de depósitos y de préstamos protegidas en forma sagrada. Pero, sobretodo, el carácter impersonal de las puras relaciones de negocio, racionalesdesde el punto de vista económico y, por eso, irracionales desde el puntode vista ético, choca, en las religiones éticas, con un sentimiento de desconfianzanunca claramente expresado pero tanto más seguro. Toda relaciónpuramente personal de hombre a hombre, sea como fuere, incluso la de lamás completa esclavitud;puede reglamentarse éticamente; pueden insertarseen ella postulados éticos, puesto que su forma depende de la voluntad individualde los que participan en la relación; por consiguiente, da margen parala virtud de la caridad. Pero no ocurre así en las relaciones racionales d.:negocio; y tanto menos cuanto más racionalmente diferenciadas estén. Lasrelaciones del tenedor de una obligación hipotecaria con el deudor de unbanco hipotecario, del tenedor de valores del estado con el contribuyente, deun .accionista con los· trabajadores de la fábrica, de un importador de tabacocon los braceros de una plantación, de un industrial metalúrgico con los:mineros, no sólo no están reglamentadas de hecho en sentido caritativo, sinoquettampoco son susceptibles en principio de tal reglamentación. La objetivaciónde la economía sobre la base de la "socialización" que supone el mercadosigue en absoluto su propia legalidad objetiva, cuya no observanciaacarrea el fracaso económico y a la larga la ruina. La socialización económicaracional es siempre objetivación en este sentido, y no es posible dominar uncosmos de acciones societarias * ol;>jetivo-racionales con exigencias caritativasa determinadas personas. El·oosmos objetivado, despersonalizado, del capitalismono ofrece en absoluto ningún lugar para ello. En él fracasan las exigenciasde la caritas religiosa no solamente, como en general, por la resistenciae incapacidad de las personas concretas, sino porque no tienen sentido.Se enfrenta con la ética religiosa un mundo de relaciones interpersonales qul!no puede doblegarse a las normas de aquélla. Con una ambivalencia característica,el sacerdocio ha apoyado siempre, también en interés del tradicionalismo,el sistema patriarcal frente a las relaciones de dependencia de carácter• Recuérdese los conceptos de comunidad y <strong>sociedad</strong>, y las acciones correspondientes. [E.)

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