O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

inspirador del Project for a New American Century (PNAC) y del Defense Policy
Guidance de 1992, en los que se insiste en las amenazas múltiples a EE UU y su
función de gendarme mundial. Huntington promovido por líderes políticos como Henry
Kissinger, que le nombra miembro de la Comisión USA-América Latina, y Zbigniew
Brzezinski; amigo y compañero / maestro de los intelectuales conservadores más
notables como Norman Podhoretz, Paul Kagan, Irving Kristol, Robert Kaplan, etcétera,
no es un belicista inflamado, sino que su función es la de fundar y difundir el miedo,
apoyado en su condición de intelectual relevante del establishment neoconservador
norteamericano y, en consecuencia, uno de los grandes agentes legitimadores de la
política norteamericana de defensa.
[...]
Mi impugnación a Huntington [...] proviene [...] de su obstinación como
fervoroso productor del miedo que nos acuclilla en nuestros afelpados insignificantes
refugios familiares y privados. La lucha contra el miedo, miedo personal y colectivo,
miedo a los jóvenes y a los viejos, miedo al trabajo (a no encontrarlo o a perderlo),
miedo a la enfermedad, miedo a la calle y a la violencia, miedo a otros países, ese
miedo de todos a todo tiene en la obra de Huntington una legitimación geopolítica que
ensombrece nuestras vidas [...]. (Vidal-Beneyto, 2007c.)
Contogeorgis (2001, 108) estima que “la ‘valeur’ de l’œuvre de
Huntington est plus liée à la place qu’il a su occuper dans les développements
idéologiques nord-américain [sic] qu’à la qualité de son argument scientifique”.
Tamén Giner (1981, 12) entende que Huntington pertence a un grupo de
autores que se caracterizan por basear as súas ideas sobre unha
mezcla de prejuicios etnocéntricos y sabiduría popular práctica: las sociedades que
habían demostrado ser incapaces de dotarse de democracias parlamentarias
adecuadas eran –o todavía son– demasiado atrasadas, sus poblaciones demasiado
ignorantes, sus tradiciones de leyes tiránicas demasiado bien establecidas. Según
estos críticos, las sociedades en cuestión sólo son aptas para convertirse en
protectorados, colonias o, en el mejor de los casos, en Estados dependientes dentro de
la esfera de influencia de centros políticos más avanzados y poderosos. Hoy, estas
concepciones no sólo son mantenidas claramente por algunos políticos e ideólogos,
sino también por algunos científicos sociales de una forma implícita y mucho más sutil.
Pero o certo é que este “consumado prestidigitador intelectual”, en
palabras de Martínez Montávez (2002, 87), se achega aos procesos de
transición política que teñen lugar nos derradeiros 25 anos do século XX para
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