O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

faltaron incidentes tales como o de agosto de 1975, cando a policía rexistrou a
residencia do bispo de Mondoñedo –Araújo Iglesias 994 –, ao sospeitar que o
prelado colaboraba con ETA).
En realidade, o que sucedía en España era que as consecuencias da
renovación conciliar presentaban a característica especial de lle afectar tamén
ao marco político e institucional, dadas as peculiaridades do modelo político
franquista. Enrique y Tarancón (1980a, 67) observa a este respecto:
¿Quién no comprende que dada la implicación de las realidades eclesiales y sociales o
políticas en nuestra España, de la religión católica y del ordenamiento jurídico de la
sociedad, de las costumbres religiosas y de las prácticas familiares o populares, una
decisión de este tipo [a de asimilar o legado conciliar], aunque nacida en la iglesia de
consideraciones estrictamente religiosas y pastorales, tenía que provocar una
convulsión social y política?
Efectivamente, o réxime nacionalcatólico empezou a entrar nunha crise
de lexitimidade, 995 ao tempo que se multiplicaban as iniciativas no sector
progresista e contestatario das bases católicas (v.g. o maior dinamismo dos
movementos especializados da ACE). Amplos segmentos da poboación
empezaron a ter conciencia do divorcio existente entre o espírito do
aggiornamento conciliar e o discurso nacionalcatólico. De acordo con
Gimbernat Ordeig (1982, 52), a “militancia de numerosos cristianos en la
oposición al franquismo y en partidos y organizaciones de izquierdas, también
marxistas, [...] marcan una clara ruptura con lo que había sido la uniformidad
tradicional del catolicismo español, alineado permanentemente en los siglos
XIX y primera mitad del XX con la derecha social y política.” O mesmo autor
puntualiza:
obreros, estudiantes e intelectuales [católicos] habían sabido realizar la confrontación
necesaria con las dos grandes corrientes culturales de la modernidad, que en su origen
habían sido consideradas como enemigas por parte de la iglesia. Me refiero a las
corrientes ilustrada y liberal y al socialismo marxista. La recepción de la modernidad en
las bases católicas determina su presencia activa en la oposición al franquismo
[...].(Gimbernat Ordeig, 1982, 57.)
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