O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

confesional, la enseñanza privada frente a la concepción de la escuela pública. De esta
forma, en 1979, la Iglesia baja con mayor implicación y partidismo a la liza electoral, no
sólo defendiendo perspectivas propias, sino posiciones sociales con efectos partidistas.
[...]
Durante el período de la transición la fijación de la Iglesia se ha ido haciendo
obsesiva en campos determinados de la moral y de la organización social, en los
mismos que por oportunismo o convicción coinciden los partidos conservadores. Esta
unilateralidad ha hecho que la Iglesia española, bajo apariencia de cumplir su función
orientadora, haya ido concretando sus opciones políticas.
Para Barreiro Rivas (1999b, 35-37), a igrexa católica española procurou
manterse na órbita do poder político nunha posición privilexiada (case
monopolio no ámbito relixioso, gran influencia no sistema educativo, réxime
financeiro favorábel, etc.), 1073 polo que levou a cabo, amosando un
considerábel pragmatismo,
un magistral ejercicio de oportunidad y anticipación que, en muy poco tiempo y de
forma casi imperceptible, había transformado a la jerarquía eclesiástica desde una
condición de mesogobierno –entusiasta patrocinador del franquismo– hasta un grupo
de acción colectiva, protector de la democracia y las libertades cívicas, que presta una
ayuda indirecta, pero eficaz, al proceso de cambio social y de transición política.
Quizais sexa Lannon (1990, 22) quen mellor sintetice esta cuestión:
Por lo que respecta al privilegio, el diccionario eclesiástico se ha mostrado
inamovible. Pese a que instó al Estado democrático y laico a financiar al clero y
mantener los lugares de culto, respetar las enseñanzas de la Iglesia en materias civiles,
tales como el divorcio y el aborto, y a subvencionar los colegios religiosos, la Iglesia
siguió sin considerar que estuviera demandando ningún privilegio. Todo ello se reduce,
decían los obispos, al simple reconocimiento de la tradición católica de España y de la
contribución de la Iglesia a la cultura nacional. La Iglesia ha tenido éxito en la mayoría
de sus demandas, y cuando no lo ha hecho, no ha dudado en poner sus gigantescos
recursos al servicio de campañas agradecidas en pro de lo que ha considerado justo y
bueno. ¿Acaso no hay que levantar la voz profética en los buenos y los malos
tiempos?, afirman los líderes seglares y religiosos católicos. ¿No debe dejarse oír tanto
en la democracia como en la dictadura?
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