O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

Martín Patino (1984, 173), nunha autorizada e reveladora observación,
semella confirmar esta hipótese da negociación en paralelo do texto
constitucional e dos instrumentos concordatarios:
Desde la Iglesia no se podía disociar el proceso constitucional de las laboriosas
negociaciones con el Gobierno español para sustituir el concordato de 1953 por otros
acuerdos parciales. A pesar de que en julio se cumplían los dos años que se habían
dado de plazo ambas partes para poner punto final al concordato de 1953, pareció más
prudente esperar a la aprobación de la Constitución. El hecho es que aquellos
acuerdos, negociados por el nuncio Dadaglio, no satisfacían a los responsables del
Vaticano. A la firma de los mismos no acudió el cardenal Casaroli. Se llegó a hablar de
una claudicación de la Iglesia ante el Estado español por no haber llegado a un
reconocimiento claro por parte de éste de la jurisdicción de los tribunales eclesiásticos,
de la indisolubilidad del matrimonio canónico y la libertad de la Iglesia en la enseñanza.
El nuncio Dadaglio y el cardenal Tarancón, como los acontecimientos posteriores han
demostrado, quedaron sentenciados desde aquel momento como excesivamente
contemporizadores con la democracia española. En Roma no se comprendía cómo en
un país de raigambre profundamente católica, columna y muralla del catolicismo
europeo como Polonia, la Iglesia no hubiera podido mantener posiciones más firmes y
prepotentes.
Tamén Llamazares Fernández (2001a, 253) repara en que a
negociación dos acordos tivo lugar “paralelamente en el tiempo” á elaboración
da Constitución, ao igual que Armero (1989, 104) –“Las negociaciones
discurrieron paralelamente a la discusión de la Constitución”–, que García
Santesmases (2003, 228) –“los acuerdos con la Santa Sede [...] se negocian
paralelamente a la Constitución”– e que Iribarren Rodríguez (1992, 406): “Casi
paralelamente, las conversaciones entre la Santa Sede y el Gobierno español
cristalizaron en los Acuerdos concordatarios firmados en el Vaticano el 3 de
enero de 1979, a un mes de la Constitución, aunque la ratificación, requisito
formal, sólo tuvo efecto el 4 del siguiente diciembre”. Polo tanto, e de acordo
con Pérez Royo (2008), debemos concluír que estes acordos “son formalmente
postconstitucionales, pero materialmente no lo son”, xa que “la negociación de
dichos acuerdos es obvio que no se produjo entre el 28 de diciembre de 1978 y
ese 3 de enero”:
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