O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

e o seu papel no concilio foi mediocre: o seu integrismo non influíu na marcha
dos traballos conciliares, e ningún español foi elixido como membro da
comisión teolóxica (da que si formou parte o bispo de Salamanca, pero por
designación pontificia). Fronte ás implicacións políticas das resolucións
conciliares, os españois adoptaron unha postura cerrada ou ambigua (aínda
que votaron coa maioría conciliar) 948 : eran contrarios á colexialidade
episcopal, 949 opuxéronse ao diálogo co marxismo e á planificación familiar,
estaban desfasados nas cuestións teolóxicas e, en perfecta coherencia coa súa
ideoloxía nacionalcatólica, mostráronse máis que reticentes na cuestión da
liberdade relixiosa 950 .
Neste sentido, pode ser interesante achegarse aos testemuños dos
padres conciliares españois. Vicente Enrique y Tarancón 951 , por exemplo,
apunta:
La Iglesia española [...], por el contexto sociopolítico en que vivía y actuaba (no
puede olvidarse que se trataba de un Estado confesionalmente católico, según las
exigencias de la tradición nacional), vivía un poco alejada y hasta aislada del clima
religioso y cultural del resto del mundo. Mantenían toda su fuerza las tradiciones
formales de los siglos anteriores. No es extraño que la renovación promovida por el
concilio produjese una verdadera conmoción.
El concilio nos cogió «a contrapelo», podríamos decir. Y de momento
quedamos todos un poco desconcertados.
Algunos españoles consideraron la postura conciliar, especialmente en lo que
se refiere a la «libertad religiosa» y a las relaciones con la Iglesia en el mundo, como
un ataque al régimen de cristiandad que nosotros conservábamos.
[...]
[Nos aspectos] de la independencia de la Iglesia de todo poder (político y
económico) y [...] de la libertad religiosa, las dificultades han sido mucho mayores.
Chocaba la postura del concilio con la praxis que habíamos mantenido durante siglos.
[...]
Lo más duro de asimilar fue el pluralismo eclesial, por una parte, y la reacción
airada y contestataria, principalmente de la juventud, contra estructuras y prácticas
eclesiales que nosotros teníamos por incontrovertibles, casi como dogmáticas.
En los centros de educación se nos formaba antes casi con un «molde» único.
Y se nos proponían como axiomáticos unos principios y unas prácticas de vida que no
encajan en el mundo actual. Principios y prácticas de vida que no se podían cuestionar,
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