O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

635 Giner e Sevilla-Guzmán, 1975, 96-97, e 1980, 204 e 209, Giner, Sevilla-Guzmán e Pérez
Yruela, 1978, 122 e 124, e Giner, 1994, 58-59.
636 Como vimos no capítulo 7 da man de Martínez Alier (1975, 70-74), a doutrina da democracia
orgánica, cuxo fundamento é a negación da democracia liberal e da loita de clases, preconiza a
solidariedade e a harmonía da colaboración entre os diferentes grupos sociais.
637 V. esp. Botti, 1993 2 , 20, 30-32, 35-52, 59-71, 73-87, 89-92 e 142-156.
638 En palabras de Álvarez Bolado (1976, 195-196): “la patria no es la patria más que en la
medida en que es católica. [...] No puede, pues, haber dos Españas. Y, si de hecho las hay,
una de ellas es la anti-España”. No mesmo sentido, v. Laboa Gallego, 1981, 73: “Se identificó
cristianismo con valores patrios, no se era buen español si no se era católico”. V. tamén Díaz-
Salazar Martín (2006, 15-19, 26 e 28), para quen o nacionalcatolicismo é un fundamentalismo
porque define o catolicismo como a esencia nacional española e desbota como antinacional
calquera ideoloxía non católica: “Solo desde el catolicismo es posible la unidad y el sentido de
España. La unidad de la fe es el fundamento de la unidad nacional”. Piñol (1999, 81) entende
que o nacionalcatolicismo, cuxos modelos máis significativos son o español e o polaco, “es la
concepción de la fe cristiana y de la vida de la comunidad católica como un elemento
constitutivo de la nación. Ésta ha sido la idea-fuerza de la ideología y de la praxis
nacionalcatólicas”. Cuenca Toribio (2008, 131) matiza que o caso polaco non é comparábel ao
español:
En efecto: el nacionalcatolicismo se mostró en el Novecientos como un fenómeno único y aislado,
sin que pudieran encontrarse en Occidente –y en todo el mundo, quizá...– otros procesos de idéntica índole.
Pues, los paralelismos a que a las veces se recurre con hechos sedicentemente similares de otros estados –
la dictadura chilena de Pinochet o la Polonia de Lech Walesa, un pueblo, un gran pueblo, desde luego, y una
nación sin Estado en casi toda la edad contemporánea, por ejemplo– son, ciertamente, engañosos o falsos.
Sólo en pueblos de larga tradición, en los que la religión ha ido asociada durante siglos a la pertenencia
nacional y en los que costumbres y caracteres se troquelaron en el molde del cristianismo o de otro credo
monoteísta, cabe testar un movimiento de rasgos y naturaleza semejantes a los del nacionalcatolicismo. Se
entiende, sin embargo, que el sociólogo o el filósofo incurran en la tentación de pensarlo de la manera
descrita; pero en su camino nunca se codearán con sus colegas historiadores... Español y muy español, con
marbete made in Spain, fue un nacionalcatolicismo reconstruido hasta el presente con grueso trazo, cuando
no con chafarrinones, y envuelto por entero en un descrédito universal y anatemizador, por cuya
contextualización adecuada sólo abogan, desde un plano de serenidad, plumas muy escasas.
O autor (Cuenca Toribio, 2008, 146-163) critica severamente case todos os achegamentos ao
nacionalcatolicismo que coñece, pero nos meandros da súa prosa barroca parece perderse a
súa propia posición verbo da cuestión.
639 Urbina (1977, 107-108) cre que a base intelectual do nacionalcatolicismo é moi simple e
mesmo pobre: abondan as afirmacións xenéricas e absolutas sen fundamento analítico
rigoroso (histórico e socioeconómico), e o proceso de pensamento redúcese a esquemas
antitéticos (opcións absolutas da forma ben/mal).
640 Nalgúns autores, a natureza do nacionalcatolicismo como ideoloxía do franquismo dáse por
suposta. Así, Serrano Blanco (2006, 18) non dubida en afirmar con rotundidade que o
nacionalcatolicismo foi a “ideología oficial del régimen”.
Pero a concepción do nacionalcatolicismo non é pacífica. Botti (1993 2 , 163-174) expón as
achegas de Álvarez Bolado, Díaz-Salazar Martín, Hermet, Morodo, Ruiz Rico, Tusell Gómez,
Urbina e outros. Sobre Urbina, 1977, Cuenca Toribio (2008, 126, nota 1) opina criticamente que
se trata dun “trabajo ensalzado bombásticamente por un publicista religioso catalán de cierta
audiencia en su tiempo”, en alusión a Piñol.
Saz Campos (2004, 265-266, e 2007, 34), para quen o nacionalcatolicismo foi a ideoloxía
hexemónica do réxime franquista, apunta criticamente que, en Botti e, en xeral, nos autores
que defenden este tipo de enfoques, o nacionalcatolicismo acentúa o elemento católico en
detrimento do nacionalista. Navarro (2001, 75) semella compartir esta crítica, pero vai aínda
máis alá:
[O termo nacionalcatolicismo] me parece apto aunque insuficiente [...]. El catolicismo español no era sólo
catolicismo. Incluía dosis elevada[s] de fascismo, incluyendo su racismo, su imperialismo, su apego a los
valores militares y de fuerza (como lo denota el término de Cruzada), su ansia de conquista, su espíritu
enormemente reaccionario, su extrema forma de represión psicológica y sexual, su odio al liberalismo,
laicismo, socialismo, comunismo y anarcosindicalismo, y que contribuyó a una de las represiones más
violentas que han existido en el siglo XX en la Europa occidental.
641 Álvarez Bolado (1976, 194-209) atribúelle á “teología política del nacionalcatolicismo” catro
características principais: “a) la mediación nacionalcatólica de la fe; b) el carácter eclesiocrático
en la relación de la Iglesia con la sociedad civil; c) la explícita y militante antimodernidad de
esta teología; d) su carácter de teología de reconquista”. A nosa concepción do
nacionalcatolicismo afástase en parte da deste autor, así como da de Díaz-Salazar Martín
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