O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

profesional de propagar unha doutrina que prohíbe certas condutas
pertencentes á vida privada dos cidadáns, polo que non é sorprendente que a
igrexa católica “trate al menos de controlar a quienes hablan en su nombre y
según su nombramiento, ya que el resto de la sociedad parece estar cada vez
menos por la labor. Sería sorprendente que los obispos eligieran para transmitir
su reglamento teocrático a los jóvenes a quienes tienen ideas parecidas a las
de los jóvenes y no a las suyas”. No caso dos docentes da materia de relixión
católica estaríamos ante
personas designadas por las autoridades eclesiásticas para impartir doctrina católica
con más o menos adornos. No es una asignatura relacionada con el conocimiento sino
con la devoción. De ahí que –a diferencia de lo que ocurre en las materias de sustancia
científica– se pida militancia a quienes la imparten [...]. Lo que importa no es la
autenticidad de lo enseñado (me temo que bastante discutible) sino la autenticidad de
la fe con que se enseña. Se trata no de saber sino de creer y a qué principios se debe
obediencia. Es la fe quien mueve toda esta montaña pedagógica.
O editorialista de El País (País, 2007b) repróchalle ao Tribunal
Constitucional que non sexa quen de diferenciar entre un profesor e un
catequista, dado que permite que os bispos poidan esixir do docente da
materia de relixión católica “una conducta moral acorde al credo religioso cuyas
enseñanzas imparte”, o que “coloca a este colectivo de enseñantes en una
situación de discriminación inaceptable”. A maiores, xurdiría a “natural
inquietud sobre la idea que puedan tener los magistrados sobre la
aconfesionalidad del Estado”, dado que se admite “en el seno del sistema
educativo un foco de confesionalismo incompatible con el actual Estado”. A
sentenza tería así “el aroma de otra época, en la que la separación entre la
Iglesia y el Estado no tenía todavía unos contornos definidos”. De aí que,
seguidamente, o editorialista (País, 2007c), que admite que a sentenza do
Tribunal Constitucional é “seguramente impecable desde un punto de vista
jurídico”, propoña a “revisión” dos acordos de 1979 –dado que as actuais
circunstancias son “bien distintas de las de la España de la transición”– e mais
a “supresión de la asignatura [de relixión] en la enseñanza pública”.
Carrillo (2007b) describe criticamente a capacidade de proposta que
teñen os bispos á hora de designar o profesorado da materia de relixión
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