O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

975 En Mérida, 1982, 88.
976 En Mérida, 1982, 89.
977 Sobre os antecedentes e a etioloxía desta lei, v. Blanco, 1999, 16-21 e 41-187, Pérez-
Llantada Gutiérrez, 1974, 261-308, e Suárez Pertierra, 1978, 38-39.
978 Como puntualiza Pérez-Llantada Gutiérrez (1974, 239), “la tolerancia lleva en sí la
calificación de mal para aquello que se tolera”.
979 Cuenca Toribio (1985, 110-112) recorda que os lugares de culto non católicos (basicamente
protestantes) tiveron que enfrontarse á súa non reapertura, a súa clausura ou mesmo á
violencia exercida contra eles. Os bens das minorías relixiosas foron a miúdo requisados ou
retidos, os seus centros de ensino pechados, as súas publicacións imposibilitadas, o culto
clandestino penalizado e os seus membros discriminados civil e laboralmente. Segundo Payne
(1984, 236), os case 30.000 protestantes españois estaban sometidos a restricións severas:
“les prohibieron todas sus actividades e informaciones públicas. Además, los protestantes se
vieron sujetos a toda clase de hostigamientos legales, sin contar ocasionales actos de violencia
contra sus lugares privados de culto. Aun así, algunos prelados todavía consideraban que la
infección protestante constituía una amenaza peligrosa y la denunciaban en declaraciones
públicas”. En canto á pequena comunidade xudía, Ben-Dror (2003, 94) afirma:
El establecimiento del gobierno de Franco en 1939 produjo un deterioro en la situación de las
minorías no católicas, que fueron excluidas de la vida social y política del país al devolverle a la religión
católica la categoría de religión de Estado, junto con la abolición de la libertad de cultos. Las comunidades
judías y protestantes perdieron su legitimidad de presencia social. La apertura hacia el pluralismo religioso,
que comenzara en España con la Constitución de 1869, se interrumpía bruscamente con el triunfo
nacionalista.
Desde el comienzo del régimen franquista, el gobierno adoptó una serie de medidas a fin de limitar
y reducir las actividades de los judíos. Entre marzo y octubre de 1940 se prohibieron las bodas y los entierros
judíos, así como la circuncisión. Los recién nacidos no podían ser anotados en el Registro Civil sin haber sido
bautizados; los niños judíos que querían incorporarse a las escuelas debían tomar clases de catecismo. En
Barcelona fue destruido el cementerio judío. Se cerraron todas las instituciones judías, lo que llevó a los
judíos españoles a volver a la semiclandestinidad.
Con todo, a partir da “fin de la Guerra Mundial en 1945, el gobierno español permitió a las
comunidades judías la apertura de sus instituciones comunitarias. En ese año comienza a
funcionar nuevamente la sinagoga de Barcelona” (Ben-Dror, 2003, 58).
980 V. tamén Suárez Pertierra, 1978, 61-62.
981 Sobre o proceso de modificación deste artigo, v. Blanco, 1999, 25-37. V. tamén Corral
Salvador, 2007, 84-86, e Suárez Pertierra, 1978, 17 e 20.
Con todo, e como indica Pérez-Llantada Gutiérrez (1972, 310), a lei de liberdade relixiosa era
posibelmente “inconstitucional”, é dicir, incongruente con algunha das Leyes Fundamentales
del Reino. O mesmo autor (Pérez-Llantada Gutiérrez, 1974, 254-255) sorpréndese de que non
se modificase nin o artigo 33 do Fuero de los Españoles (que prevía que o “ejercicio de los
derechos que se reconocen en este Fuero no podrá atentar a la unidad espiritual, nacional y
social de España”), “base de una extensa jurisprudencia contencioso-administrativa que
consideraba como proselitista la actuación externa acatólica”, nin o artigo 36 (no que se recollía
que calquera “violación que se cometiere contra cualquiera de los derechos proclamados en
este Fuero será sancionada por las Leyes”), “por lo que, en principio, sigue siendo aplicable la
Ley de Orden Público para la represión de los actos proselitistas acatólicos”.
982 Para unha análise xurídica exhaustiva da lei de liberdade relixiosa de 1967, v. Pérez-
Llantada Gutiérrez, 1974, 309-441, e Suárez Pertierra, 1978, 38-58.
983 O documento ao que alude Piñol é a Exhortación sobre libertad religiosa do 22 de xaneiro
de 1969 (pódese consultar en Conferencia Episcopal Española, 2007a). Malia recoñecer que o
número de cristiáns non católicos non chegaba ao 0,1%, a Conferencia Episcopal loaba a
confesionalidade do Estado (“el reconocimiento especial de la Iglesia católica por parte del
Estado en el ordenamiento jurídico de la nación española”, tal e como se describe no punto 11)
e amosaba unha gran prevención fronte á liberdade relixiosa.
984 V., a maiores dos que imos citar a continuación, Martín de Santa Olalla Saludes, 2005, 24 e
475-477.
985 V. tamén Piñol, 1999, 22 e 267.
986 O impacto do concilio nunha España relixiosamente arcaica tiña que ser especialmente
profundo, como tamén sostén Álvarez Espinosa (2003, 194-199): “aquí se vivía un cristianismo
atrincherado y a la defensiva, en permanente conflicto con la modernidad”.
987 V. Martín de Santa Olalla Saludes, 2005, 479-480.
988 V. capítulo 20.
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